Los hombros de LeBron James
Junto a Magic Johnson y Larry Bird, es el m¨¢s superdotado entrenador posible en pantalones cortos
Admirado LeBron:
Te pido disculpas por la intromisi¨®n, a veces uno se atreve a remitir cartas a seres de otros planetas, siempre con el debido respeto.
Acabas de superar a Michael Jordan en n¨²mero de puntos anotados en la NBA. Por delante te quedan solamente Kobe Bryant, Karl Malone y Kareem Abdul Jabbar. Estos ¨²ltimos tres jugadores obviamente merecen tu m¨¢xima consideraci¨®n, pero, seg¨²n has declarado, casi nada puede compararse con alcanzar en esta estad¨ªstica a tu m¨¢xima inspiraci¨®n de la infancia. ¡°Quer¨ªa ser como ¨¦l ¡ªhas dicho¡ª. ¡°Sacar la lengua como ¨¦l. Usar mis zapatillas como ¨¦l. Quer¨ªa que en alg¨²n momento los ni?os me admiraran como a ¨¦l¡±.
Al leer esta sincera y rendida declaraci¨®n, me acord¨¦ de un pasaje del libro que el periodista Mitchell Krugel dedic¨® a tu ¨ªdolo en 1994 (Jordan, el hombre, sus palabras, su vida). La historia se inici¨® en El Capitol Center, el estadio por entonces de los Washington Bullets, y tuvo como protagonista invitado a Labradford Smith, uno de tantos damnificados por tu ¨ªdolo Jordan. A Smith no se le ocurri¨® otra cosa que ganarse con creces el jornal como escolta anotador el 19 de marzo de 1993. Firm¨® su mejor noche en la NBA con 37 puntos y la admiraci¨®n de todos los asistentes. L¨®gicamente, no supo medir las consecuencias. El partido frente a los Bulls ten¨ªa continuaci¨®n al d¨ªa siguiente, con uno de esos llamativos back to back (enfrentamiento en dos noches seguidas entre los mismos equipos). Jordan cuenta en una narraci¨®n en primera persona que nadie le hab¨ªa puesto antes as¨ª en evidencia, y que ¡°obviamente¡± el asunto del d¨ªa siguiente se convert¨ªa para ¨¦l en algo m¨¢s que un simple partido de la Liga Regular. Y somos todos muy conscientes de que ese ¨ªdolo tuyo, adem¨¢s de jugar como nadie, era un tipo con cierta creatividad. Al meter los ocho primeros tiros, explic¨® a sus compa?eros que devolver¨ªa a Labradford los 37 puntos de la noche anterior¡ en los dos primeros cuartos. Puso a todos a sus ¨®rdenes, pero se qued¨® en 36 y se fue de nuevo cabreado por fallar un ¨²ltimo tiro libre ¡°sin excusa ninguna¡±.
La historia se me vino a la mente porque de vez en cuando leo an¨¢lisis tratando de encontrar puntos en com¨²n entre Jordan y t¨², y es algo que no te hace demasiada justicia. Creo, humildemente, que tu verdadera necesidad alrededor de este juego no ha tenido mucho que ver con la suya. Es imposible para un aficionado al baloncesto no compartir tu admiraci¨®n por Jordan como el m¨¢s inimitable jugador e implacable competidor de la historia. Su primera necesidad pasaba siempre porque el equipo estuviera a su servicio, cosa que durante a?os no fue demasiado sencillo de aceptar por sus compa?eros. Lo que t¨² me has transmitido estos a?os es un poco distinto; mi sensaci¨®n es que siempre te ha interesado m¨¢s tener un gran equipo alrededor para ser competitivo. Siempre te percib¨ª, junto a Magic Johnson y Larry Bird, como el m¨¢s superdotado entrenador posible en pantalones cortos. Desde mi percepci¨®n, Michael ha sido mejor jugador que t¨², pero t¨² siempre te empe?aste en involucrar m¨¢s en los partidos a tus compa?eros.
Lo verdaderamente impactante de la historia del back to back de Jordan con el incauto Labradford ?es que el primer partido tambi¨¦n lo ganaron los Bulls! Pero para tu ¨ªdolo de la infancia eso casi fue lo de menos. Me gustar¨ªa, sin embargo, pensar que este a?o te cesar¨ªas a ti mismo como un simple m¨¢ximo anotador de un grupo de jugadores profesionales a los que por primera vez en los ¨²ltimos ocho a?os no has sido capaz de subir a los hombros para que vivan contigo una final de la NBA.
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