Morata maquilla a la Espa?a B
Una Roja espesa y lenta solo se reactiva con los goles del delantero del Atl¨¦tico y la salida de Jes¨²s Navas, que encar¨® y agit¨® el partido por la derecha
Despu¨¦s de soportar la hora de atasco que separan La Valeta del estadio nacional Ta¡¯Qali, la hinchada maltesa caminaba a oscuras por la estrecha carretera que desembocaba en el recinto. Un pa¨ªs entusiasta, marcado por la tradici¨®n futbolera de ingleses e italianos, desfilando en la penumbra para asistir a una derrota que la mayor¨ªa de sus aficionados daba por segura por las evidentes y abismales diferencias entre una selecci¨®n y otra. Le cost¨® a Espa?a ganar, espesa y empalagosa en el primer acto, y algo m¨¢s punzante cuando en el segundo irrumpi¨® Jes¨²s Navas en el campo dispuesto a reivindicarse de nuevo. Esta vez como extremo puro, para animar una noche de f¨²tbol abusado de ser jugado de bota a bota. No hubo tunda, ni tampoco un juego deslumbrante de la Roja. Fue un ejercicio de m¨¢s dominio que de f¨²tbol para ser recordado y goles.
El fervor previo de las gradas lo coron¨® el tarareo del revitalizante Sweet Caroline de Neil Diamond y el himno nacional. Luego lleg¨® la realidad de intentar aguantar a esa Espa?a marcada por la ausencia de Luis Enrique por causa familiar de fuerza mayor y esa alineaci¨®n con ocho novedades respecto al partido del s¨¢bado. Media hora aguant¨® la resistencia maltesa. Lo que tard¨® Mario Hermoso en aplicar lo que demandaba el partido. Un pase profundo que Morata busc¨® a la espalda de los centrales. Control, giro y un disparo al que contribuy¨® Bonello a que subiera al marcador por su defectuosa salida.
MALTA, 0 - ESPA?A, 2
Malta: Bonello; Mbong (R. Muscat, m. 65), Muscat, Caruana (Micallef, m. 85), Borg, Zerafa; Mintoff (Mifsud, m. 69), Fenech, Guillaumier, Corbolan; y Nwoko.
Espa?a: Kepa; Sergi Roberto, Sergio Ramos, Mario Hermoso, Gay¨¤; Canales, Rodrigo, Sa¨²l (Jes¨²s Navas, m. 65); Asensio, Morata (Rodrigo, m. 78) y Bernat (Muniain, m. 56).
Goles: 0-1. M. 31. Morata. 0-2. M. 73. Morata.
?rbitro: A. Dallas (Escocia). Amonest¨® a Corbolan.
Estadio Ta¡¯Qali, unos 15.000 espectadores.
El transformismo masivo del once toc¨® todas las l¨ªneas. Solo se mantuvieron Sergio Ramos, por cuestiones de liderazgo en un momento delicado, y Asensio y Morata, empe?ado en el cuerpo t¨¦cnico en que terminen de levantar el vuelo. El primero fue el m¨¢s chisposo en el arranque y en los momentos m¨¢s pastosos, marcados por el exceso de pases al pie. Al segundo, sus dos tantos le valieron para acabar con 500 d¨ªas de sequ¨ªa sin marcar con la selecci¨®n.
Fue el encuentro un mon¨®logo de la Roja. La presi¨®n tras p¨¦rdida no fue tan voraz como ante Noruega, pero la superioridad t¨¦cnica y la ambici¨®n por jugar en campo contrario redujo a Malta a su ¨²nico plan de evitar una tunda. Blindada sobre su ¨¢rea, con Nwoko solo en punta a la espera de un milagro, el imposible de poder practicar un mero disparo sobre la porter¨ªa de Kepa. Esa m¨¢xima de que el f¨²tbol se ha igualado desde lo f¨ªsico y el rigor t¨¢ctico fue la f¨®rmula local. A ello respondi¨® Espa?a con un exceso de toques. Bien plantada, con la mera colocaci¨®n de Rodrigo para barrer y distribuir, por muchos momentos gobern¨® el partido con m¨¢s pases que disparos.
Sa¨²l por dos veces pudo abrir el marcador antes que Morata. Fue en las dos primeras jugadas en las que se saltaron l¨ªneas con pases verticales. Canales en la primera habilit¨® al volante rojiblanco en la media luna. A su buen giro, s¨®lo le falt¨® un poco m¨¢s de precisi¨®n. Un mejor golpeo necesit¨® cuando entre Asensio y Sergi Roberto le dejaron una pelota franca para su llegada. Fue al poco ya cuando Morata abri¨® la lata. Malta no cambi¨®. Ni intenci¨®n ten¨ªa, consciente de que una derrota m¨ªnima es un triunfo.
Dos relevos refrescantes
No cambi¨® el paisaje en el arranque del segundo acto. Solo mejor¨® algo Espa?a cuando Robert Moreno meti¨® m¨¢s creatividad y profundidad con la entrada de Muniain y Navas por Bernat y Sa¨²l. Los dos sustituidos estaban inc¨®modos en un partido en el que uno, como extremo, ten¨ªa pocos espacios para exprimir su velocidad, y el otro, como volante llegador, nunca sorprendi¨® desde la segunda l¨ªnea.
Con m¨¢s juego por dentro y m¨¢s vuelo por el costado derecho, Espa?a fue m¨¢s amenazante. Lo de Navas es admirable. Con 33 a?os salt¨® al campo con la ilusi¨®n de un novato. Tiene una Copa del Mundo y una Eurocopa, pero Navas se desempe?¨® con la intenci¨®n de mandarle al seleccionador el mismo mensaje que ya le envi¨® en Mestalla. Quiere seguir formando parte del grupo. Sus dos actuaciones le han hecho acreedor a seguir en junio. En su primer desborde meti¨® una rosca y Morata estuvo atento para cazar un cabezazo certero.
No par¨® ya Navas de encarar y percutir. Ni sus compa?eros de convencerse de que hab¨ªa que inclinar el campo hac¨ªa ¨¦l. Su velocidad, sus centros y su entusiasmo fueron lo mejor de la noche. Ante el exceso del juego horizontal, ofreci¨® la vieja receta del regate, la conquista de la l¨ªnea de fondo y la rosca.
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