PSG, campe¨®n de la zona de confort
El club de Par¨ªs conquista su 8? Ligue 1 pero el aburguesamiento de la plantilla le lastra en Champions. Los t¨¦cnicos espolean a Mbapp¨¦ para que no se rinda al conformismo
El Paris Saint Germain gan¨® ayer su octava liga francesa. Sin fiesta. Sin competir. Mientras sus jugadores descansaban tras la comida en el hotel de concentraci¨®n, mirando por televisi¨®n el 0-0 del Lille en Toulouse. Por pura decantaci¨®n aritm¨¦tica: el Lille, segundo clasificado, sumaba 17 puntos menos a falta de seis jornadas. El desenlace estaba cantado. En sinton¨ªa con la languidez de un campeonato que no contribuye a darle filo competitivo a la plantilla m¨¢s opulenta de Europa. Un ramillete de estrellas cuya vida en Francia resulta tan dulce ¡ªdentro y fuera del campo de juego¡ª que cada vez tienen m¨¢s dificultades para eludir la sensaci¨®n general de que son los mejores, se esfuercen mucho o nada. El caso de Kylian Mbapp¨¦ es sintom¨¢tico.
Lo advierten desde hace meses algunos empleados del club con gran experiencia en la alta competici¨®n. Est¨¢n preocupados ante la deriva del muchacho con m¨¢s facultades para ocupar el trono al mejor del mundo despu¨¦s de Messi. No es que Mbapp¨¦ no se cuide, explican. Nunca ha dejado de entrenarse bien. Nunca ha olvidado sus deberes como profesional. Es un buen deportista, pero, se?alan, ha comenzado a envanecerse. V¨ªctima de la atm¨®sfera de indulgencia que envuelve al club, como tantos otros en el vestuario, se ha dejado llevar por la desproporcionada ola de elogios que recibe, por ejemplo, si le mete un hat trick al Guingamp.
Conquistador de una Copa del Mundo ejerciendo de actor principal de su equipo con 19 a?os, la proeza de Mbapp¨¦ en Rusia solo encontr¨® eco en la epopeya de Pel¨¦ en 1958. La sucesi¨®n de homenajes, recepciones oficiales, condecoraciones y laudacios propagand¨ªsticos fue predecible. Tambi¨¦n la afluencia de dinero en su cuenta. En concepto de salario y en concepto de contraprestaciones por ceder su imagen a todo tipo de compa?¨ªas ¡ªcatar¨ªes principalmente¡ª pas¨® de ganar 10 millones de euros netos por curso a triplicar la cifra.
Mbapp¨¦ est¨¢ a gusto en el PSG. Con 20 a?os ya ingresa siete veces m¨¢s que Messi a su edad. Sin m¨¢s exigencia inmediata que competir en la Ligue 1. Lo comentaban en el cuerpo t¨¦cnico de Unai Emery, exentrenador del PSG: un jugador de sus dimensiones no necesita forzar sus l¨ªmites con regularidad para abrumar a las defensas de un torneo que se caracteriza por la presencia de numerosos equipos con graves desajustes t¨¢cticos.
Tuchel alarmado
Thomas Tuchel, el en¨¦rgico entrenador alem¨¢n del PSG, no tard¨® en alarmarse en el ambiente de optimismo desorbitado que se respiraba en Par¨ªs el pasado oto?o. Mbapp¨¦ marcaba m¨¢s goles que nunca y la prensa lo celebraba, pero su actividad en el campo se reduc¨ªa. Durante largos periodos el atacante dej¨® de ser el futbolista inflamado que no paraba de moverse sin el bal¨®n, ofreci¨¦ndose continuamente, desmarc¨¢ndose en apoyos, corriendo al espacio y tirando diagonales entre l¨ªneas. Poco a poco, emul¨® a Neymar: pidi¨® las pelotas al pie.
Con Neymar (25 partidos ausente) y Cavani (18 jornadas de baja) lesionados de larga duraci¨®n, lo natural en el equipo fue convertir a Mbapp¨¦ en el destino de pr¨¢cticamente todas las jugadas. L¨®gicamente, destac¨®. Le debe a la Ligue 1 buena parte de sus 36 goles y 17 asistencias en 40 partidos en todas las competiciones. En Europa sus prestaciones no fueron suficientes. El d¨ªa que el PSG qued¨® eliminado de la Champions en octavos de final, en Par¨ªs ante un Manchester United remendado con canteranos, Mbapp¨¦ permaneci¨® hasta 20 minutos sin tocar el bal¨®n. Cuando quiso reaccionar, acomodado como estaba a la competici¨®n en Francia, ni el cuerpo ni la mente le respondieron. Ni a ¨¦l ni al resto.
La brecha que separa al PSG de la Copa de Europa indica un problema de filosof¨ªa de club. Con 850 millones de euros invertidos en fichajes en las ¨²ltimas seis temporadas ya no se trata de falta de m¨²sculo financiero. El club solo alcanz¨® las semifinales de la Champions en 1995, coincidiendo con su primera participaci¨®n. Desde entonces el PSG ha intervenido en diez ediciones sin pasar nunca de cuartos.
La distensi¨®n qued¨® en evidencia el 14 de abril. Ese domingo el Lille, equipo que la temporada pasada estuvo a punto de descender, recibi¨® al PSG en el estadio Pierre-Mauroy y lo aplast¨®: 5-1. El PSG no encajaba cinco goles en Ligue 1 desde el a?o 2000. Ven¨ªa de empatar 2-2 con el Racing de Strasbourg y se encaminaba hacia otra derrota en Nantes, en donde hace una semana cay¨® por 3-2. ¡°Podemos estar felices de no haber perdido 5-1¡±, dijo Tuchel, harto de la displicencia que ve¨ªa. ¡°No puedo defender a mis jugadores¡±.
Tuchel dej¨® a Mbapp¨¦ fuera de la convocatoria en Nantes. Fue un toque de atenci¨®n que pudo hacer extensivo a una plantilla amenazada por el aburguesamiento. El PSG aplast¨® este domingo al M¨®naco ¡ª16? clasificado¡ª con otro hat trick de Mbapp¨¦ (3-1). Es campe¨®n. Pero tiene cuentas pendientes en la m¨¢xima exigencia.
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