El City roza la Premier tras vencer al United en Old Trafford por tercera vez

La liga inglesa qued¨® pr¨¢cticamente sentenciada en Old Trafford a favor del Manchester City, el equipo que ha dominado el campeonato con m¨¢s rotundidad en su formato contempor¨¢neo de Premier League. A falta de tres partidos contra tres rivales sin horizonte ¡ªBurnley, Leicester y Brighton¡ª todos los caminos conduc¨ªan al derby de Manchester. El cruce de la ¨²ltima gran frontera fue soberbio. Un ejercicio de demolici¨®n que no admiti¨® la r¨¦plica del agotado vecino del sur de la ciudad.

Guardiola se convirti¨® en el primer entrenador de las tres d¨¦cadas de historia de la Premier en lograr tres victorias consecutivas en el feudo del United (1-2, 1-2 y 0-2) y su equipo ya est¨¢ a un cent¨ªmetro de prolongar su epopeya. A costa del Liverpool que marcha segundo clasificado y ha batido sus propios r¨¦cords de cosecha de puntos despu¨¦s de perder una sola vez en 35 jornadas. El duelo es colosal. Pudo resolverse este mi¨¦rcoles en un partido a la altura de los acontecimientos.

Guardiola organiz¨® la versi¨®n m¨¢s vertiginosa de su dispositivo. Cuando inici¨® las jugadas y consigui¨® conectar m¨¢s de tres pases, el City invadi¨® el campo del United y abandon¨® el propio. Los interiores Gundogan y Silva actuaron como enganches; los laterales, Walker y Zinchenko se desplazaron a la zona de los interiores; y Sterling, Bernardo Silva y Ag¨¹ero entraron y salieron del avispero del ¨¢rea con efecto de batidora. Solo tres jugadores del City permanecieron por detr¨¢s del bal¨®n. Fernandinho en el eje, moviendo el baricentro del equipo m¨¢s all¨¢ de la l¨ªnea divisoria, y los dos centrales por detr¨¢s.

Laporte y Kompany cerraron un cuadrado de 50x50 metros. Un mar de hierba donde flot¨® el portero, Ederson, como un bote de remos expuesto a todas las tormentas. El panorama so?ado por los delanteros r¨¢pidos. El ampl¨ªsimo territorio de caza en el que se apostaron Rashford y Lindegard, m¨¢s peligrosos cuanto menor es el ¨ªndice de poblaci¨®n de las superficies que atacan.

Reactivo a la propuesta ajena, Solskjaer, el t¨¦cnico del United, dispuso la trampa que todos disponen en estos casos. La misma que dise?¨® Pochettino al frente del Tottenham en los cuartos de final de la Champions. Otro ingenio de presi¨®n para el aprovechamiento del error del rival y la explotaci¨®n de los espacios a la espalda de Fernandinho. Defensa de tres centrales, carrileros de cierre, volantes de contenci¨®n multiplicados por tres y dos puntas r¨¢pidos. En esta ocasi¨®n, sin embargo, pudo m¨¢s el c¨¢lculo para arriesgar que el c¨¢lculo para prevenir riesgos. Se impuso el juego de pases del City frente a la presi¨®n. Y cuando se produjeron errores, se corrigieron al l¨ªmite. A todo o nada.

Cualquier imprecisi¨®n del City, un resbal¨®n de Fernandinho, por acaso, provocaba la salida r¨¢pida de Rashford y Lingard. El dos contra dos era inevitable. El riesgo estaba computado. Frente a esta amenaza, la defensa al l¨ªmite de la falta tambi¨¦n se correspondi¨® con o previsible. Con la habilidad que se le supone a su veteran¨ªa, Kompany llev¨® su marcaje a Rashford a esa frontera entre la legalidad y la falta. La cobertura del central belga result¨® perfecta en las tres situaciones de alarma que se declararon. Cuando no lleg¨®, fue mano a mano de Rashford con el portero Ederson. A cambio de esta exposici¨®n, el City pudo trasladar al campo rival a siete jugadores para desguazar la fortaleza prefabricada alrededor de De Gea con barreras escalonadas frente a Sterling y Bernardo Silva en las bandas. Poco a poco, alrededor de un Ag¨¹ero m¨¢s din¨¢mico que nunca, las triangulaciones de los atacantes alcanzaron la l¨ªnea de gol. De Gea sac¨® dos tiros a bocajarro.

El gol de Bernardo Silva a la vuelta del descanso deshizo las prevenciones de Solskjaer despu¨¦s de casi una hora de asalto. El peque?o genio portugu¨¦s econtrol¨® un pase de Gundogan a la espalda de Pogba, dribl¨® a Shaw, su tenaz carcelero, y antes de que le saliera Fred meti¨® el bal¨®n por el ojo de la aguja. Desde el borde del ¨¢rea, su tiro r¨¢pido descoloc¨® a la defensa y al portero. De Gea vio c¨®mo la pelota se le met¨ªa entre el guante y su palo izquierdo. El primer palo. El que deb¨ªa tener controlado. El gesto de frustraci¨®n del portero anticip¨® minutos m¨¢s penosos. La angustia del City por acertar siempre bajo pena de castigo se traslad¨® a su adversario.

El 0-1 se produjo tres minutos despu¨¦s la lesi¨®n de Fernandinho, que se da?¨® una rodilla al chocar con Pogba. Ante el cambio t¨¢ctico obligado Guardiola situ¨® a Gundogan como mediocentro y sum¨® a San¨¦ al ataque. Fue otro giro de clavija. A?adi¨® m¨¢s riesgo al juego del City. Pero sus jugadores se encuentran m¨¢s c¨®modos en situaciones de peligro que puestos a especular.

Roto el dique del 5-3-2 del United, sobrevino un periodo de agitaci¨®n. Cuando Solskjaer cambi¨® el dibujo para lanzarse a la carga, ya su equipo iba a contrapi¨¦. Entr¨® Alexis S¨¢nchez por Darmian, delantero por central; entr¨® Martial por Lingard, delantero por delantero; y entr¨® Lukaku por Pereira, delantero por volante. Demasiadas alteraciones como para producir ataques controlados. M¨¢s impetuoso que profundo, el United se encontr¨® en un ¨¢mbito inesperado. Obligado a atacar a un City que se proteg¨ªa. Muy bien, por cierto, y tan listo como cualquiera para montar un buen contragolpe.

A la contra lo remat¨® San¨¦ despu¨¦s de una conducci¨®n explosiva de Sterling dividiendo la presi¨®n por el medio y un movimiento de Ag¨¹ero arrastrando a los centrales hacia el otro costado. El 0-2 entr¨® nuevamente por el palo que defend¨ªa De Gea, que meti¨® la punta del pie derecho cuando su cuerpo se venc¨ªa hacia la izquierda. El portero no pudo contener un gesto de amargura ante las consecuencias evidentes del gol. Fue la tumba de la reacci¨®n del United. Lo que sigui¨® se relacion¨® poco con la competici¨®n y mucho con las exhibiciones de fervor que necesitan hacer los futbolistas ante a las c¨¢maras, los aficionados, la opini¨®n p¨²blica, o los patrocinadores. Lukaku y Pogba encabezaron a los penitentes en este despliegue sudoroso, espectacular y est¨¦ril. La temporada del equipo m¨¢s rico del planeta acaba en cat¨¢strofe. Est¨¢ sexto en la tabla, a un paso de quedarse fuera de los puestos de Champions.

Consumada la velada, los jugadores del City acudieron a saludar a la hinchada visitante acompa?ados de Guardiola. Al verle embutido en su ra¨ªdo jersey de lana gris, gastado como un amuleto sobado, los ingleses le cantaron en perfecto espa?ol: ¡°?Campeones, campeones, o¨¦, o¨¦, o¨¦!¡±. Si ganan la Premier, conservar¨¢n un t¨ªtulo que nadie hab¨ªa podido retener dos a?os seguidos desde que el United de Ferguson fue el rey entre 2006 y 2009.