Espa?a borra a Francia y se mete en la final del Europeo sub-21
La Rojita remonta un 0-1 con otra exhibici¨®n de Marc Roca, comandante de una generaci¨®n fabulosa que se disputar¨¢ el t¨ªtulo con Alemania el pr¨®ximo domingo en Udine
Espa?a se clasific¨® para la final del Europeo sub-21 con la clase de exhibici¨®n que revela la presencia de un fil¨®n de oro en el f¨²tbol de un pa¨ªs. Sobreponi¨¦ndose a Francia, el rival que menos conven¨ªa a sus condiciones, superando decisiones arbitrales justas e injustas, por encima de una defensa con tendencia a resquebrajarse. Encajando el primer gol y replicando con una goleada a un adversario que solo hab¨ªa recibido un tanto en todo el torneo. Solo los jugadores extraordinarios pueden hacer algo as¨ª y cuando aparecen son una bendici¨®n. Ceballos, Oyarzabal y Fabi¨¢n no est¨¢n solos a los mandos de esta selecci¨®n magn¨ªfica. En Reggio Emilia el jefe fue Marc Roca.
ESPA?A, 4 - FRANCIA, 1
Espa?a: Sivera; Aguirregabiria, J. Vallejo, U. N¨²?ez, Junior; Fabi¨¢n (Merino, m. 85), Mar Roca, Ceballos (Soler, m. 74); Olmo, Oyarzabal (Mayoral, m. 63), Fornals.
Francia: Bernardoni; Dagba (Amian, m. 22), Konate, Upamecano, Ballo Toure; Ikon¨¦, Guendouzi, Tousart (Demb¨¦l¨¦, m. 58), Aouar; Reine-Adelaide; Mateta (Thuram, m. 71).
Goles: 0-1. M. 16. Mateta, de penalti. 1-1. M. 28. Marc Roca. 2-1. M. 45. Oyarzabal, de penalti. 3-1. M. 47. Olmo. 4-1. M. 67. Mayoral.
?rbitro: G. Kabakov (Bul). Amonest¨® a Junior, Mateta, Fabi¨¢n, Thuram, Aguirregabiria y N¨²?ez.
Mapei Stadium de Reggio Emilia, 16.000 espectadores.
El f¨²tbol es un juego inexorable, quiz¨¢s porque la regla que impide emplear las manos lleva las cosas al terreno de lo antinatural, donde las dificultades son ins¨®litas y se disparan factores de descontrol. Pero las m¨¢s de las veces las cosas no ocurren porque s¨ª. Generalmente el ganador es el equipo que consigue imponer su juego, incluso en ese espacio reservado a contingencias cuya magnitud son solo propias del f¨²tbol. No es raro que los accidentes decidan campeonatos. El penalti de Firpo a Reine-Ad¨¦laide fue uno de esos acontecimientos que tienen poco que ver con el desarrollo del juego. Porque Francia se present¨® sufriendo para progresar en espacios reducidos y las l¨ªneas espa?olas se hab¨ªan cerrado bien, y porque la arrancada del delantero franc¨¦s fue un chispazo aislado en la producci¨®n de un equipo bloqueado.
El 0-1 se inscribi¨® en la parte incontrolable del juego. En la parte controlable, en aquello que depende de la evoluci¨®n racional, Espa?a impuso su ritmo y su control. Si las circunstancias imponderables del juego se hubieran inclinado a favor de los espa?oles, como esa mano alevosamente voluntaria de Tour¨¦ en su ¨¢rea que el ¨¢rbitro ignor¨®, los equipos se habr¨ªan ido al descanso con un 5-1. Pero cuando el juez pit¨® el descanso, en el marcador luc¨ªa una remontada m¨ªnima: 2-1.
La pizarra indicaba una circunstancia alarmante. Francia concentraba sus mejores cualidades en sus veloces atacantes, all¨ª donde Espa?a era m¨¢s d¨¦bil. Se reflej¨® en las dificultades de N¨²?ez para situarse y en las limitaciones de los laterales. De ah¨ª surgieron las espor¨¢dicas acciones peligrosas francesas, especialmente la que deriv¨® de un error de N¨²?ez que acab¨® en una galopada de Ikon¨¦ y un remate de Mateta que Sivera sac¨® en un mano a mano. Pudo ser el 0-2 pero fue, contra todas las contingencias, el punto de partida de la dominaci¨®n espa?ola. Al frente de las operaciones se coloc¨® Roca. El del Espanyol se adue?¨® del equipo ante Polonia despu¨¦s de calentar el banquillo en las dos primeras jornadas. Ante Francia redobl¨® sus actividades. Distribuy¨® el juego con toque de cirujano, puso en ¨®rbita a todos sus compa?eros en tiempo y forma, y se ocup¨® de situar las l¨ªneas de modo tal que los veloces puntas franceses no gozaran de ventajas notables frente a N¨²?ez y Vallejo.
Roca cogi¨® la manija en el inicio de las jugadas, se ocup¨® de coordinar la defensa, y concluy¨® su monumental partido rematado una y dos veces hasta meter el 1-1. Pocas veces aparece un mediocentro m¨¢s imperativo. A su ritmo brill¨® Fornals, se asoci¨® Ceballos, se desat¨® Fabi¨¢n y se desmarc¨® Oyarzabal, imprescindible para darle una salida a los avances colectivos.
Oyarzabal dio una lecci¨®n de lo que significa actuar en punta seg¨²n el estilo espa?ol. Antes del descanso se fabric¨® el penalti que signific¨® el segundo gol de su equipo. El 3-1 tambi¨¦n se origin¨® en un movimiento suyo, cuando baj¨® al mediocampo a dar un apoyo, sac¨® a los defensas de su sitio, habilit¨® a Fabi¨¢n, y abri¨® el hueco para la llegada de Dani Olmo a rematar por el otro costado.
Las combinaciones de Fornals y Ceballos coronaron cada incursi¨®n con una dosis de misterio. Parec¨ªa inveros¨ªmil que la pelota circulara sin interrupci¨®n en el bosque de piernas francesas. Sucede cuando todo conecta desde el primer pase, que es el m¨¢s importante aunque sea el que menos aparece en los highlights televisivos. En la segunda parte la inercia se acentu¨® y Francia, un equipo rocoso, comenz¨® a deformarse como la cera en la noche t¨®rrida de la llanura padana. La goleada cay¨® con el peso de la l¨®gica implacable del f¨²tbol bien ejecutado. Tras el tanto de Olmo, Mayoral enchuf¨® el ¨²ltimo a la salida de un c¨®rner bien resuelto por un robo de Vallejo y un centro con el exterior de Fornals.
Cuando el juego es abrumadoramente superior no hay contingencia, ni patadas, ni ¨¢rbitro ni tr¨¢fico de influencias que se interponga.
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