El Tourmalet es una trituradora
El l¨ªder, Alaphilippe, que distancia a Thomas 36s m¨¢s, y Pinot, que gana en la cima, devuelven el Tour a Francia en una monta?a cruel con la estrategia ambiciosa del Movistar

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Disfrazado de para¨ªso los d¨ªas c¨¢lidos de julio, picnics en la hierba, globeros hinchando haza?as, paisajes que quitan el hipo y el Pic de Midi y su observatorio, el Tourmalet es en realidad una trituradora. Es un monte vertical que es una t¨²rmix revolucionada por corredores amantes seguramente de la charcuter¨ªa que con ¨¢nimo m¨¢s s¨¢dico que asesino agarra al pelot¨®n entero lo engulle y, uno a uno, devuelve a los ciclistas alucinados al asfalto descompuesto en el que el calor hace emerger la brea hirviente por encima de la grava. Todos se quedan pegados, mirando en su interior, pregunt¨¢ndose qu¨¦ ha pasado, y Paola, la novia de Nairo, ve por la tele a su chico hundido y dice, "est¨¢ sufriendo, est¨¢ sufriendo mucho".
Solo se salvan de la miseria los ¨²ltimos dos que han hecho girar las cuchillas sin piedad, que levantan los brazos, vivos y jubilosos contemplando el destrozo all¨ª donde a Bahamontes, tantas veces primero, le habr¨ªa gustado tomarse un helado, y donde una estatua de Octave Lapize, el primer conquistador marca la altura, 2.115 metros sobre el nivel del mar. Los ve de cerca el presidente Macron, y se acerca a ellos y les dice, "qu¨¦ grande es ser franc¨¦s", porque los triunfadores, claro, son dos franceses, dos chicos de pueblo que se divierten y se emocionan, y se les ponen los pelos de punta recordando lo que hacen, sus orgasmos televisados.
Uno va de amarillo, corre cada d¨ªa como si fuera el ¨²ltimo d¨ªa de su vida y cada d¨ªa asombra y maravilla m¨¢s, y cada d¨ªa le da un empujoncito m¨¢s al imperio de los Ineos y sus Thomas, 36s m¨¢s lejos, y Bernal, que se tambalea.
Se llama Julian Alaphilippe y cuando a su presidente, lanzado por la pendiente de la grandeur, le da por agrandar el paneg¨ªrico y asegurar que con Alaphilippe se acabar¨¢ la maldici¨®n que impide que un franc¨¦s gane el Tour desde 1985, el de amarillo enarca las cejas varias veces, c¨®mico, a las c¨¢maras, a escondidas de su presidente, y con un gesto tan impulsivo como sus pedaladas ligeras roba la solemnidad al momento, y luego dice quien quiera apostar por m¨ª que se guarde el dinero para la fiesta de Par¨ªs.
El otro se llama?Thibaut Pinot y se traiciona, porque se emociona cuando le gustar¨ªa tener la cabeza fr¨ªa, pero eso es imposible para un escalador en la cima del Tourmalet, donde ataca cuando quedan menos de 500 metros para la meta y gana con unos segundos de ventaja sobre el at¨®mico Alaphilippe porque es, quiz¨¢s, el mejor escalador del Tour, y dice, a¨²n frustrado porque cree que perdi¨® el Tour en un abanico, la cruz de los escaladores, que no pod¨ªa irse del Tour sin ganar al menos una etapa, y revivir las emociones de la victoria y m¨¢s en una cima m¨ªtica, el gigante de los Pirineos, como las emociones que sinti¨® cuando gan¨® un a?o en Alpe d'Huez y el a?o pasado en los Lagos de la Vuelta o en el Giro de Lombard¨ªa, y repite que se le puso de nuevo la piel como la de las gallinas del gallinero de su casa de madera en un pueblo al pie de la Planche des Belles Filles, y en la hierba mordisquean felices sus 50 corderitos blancos y suaves.
Ser ciclista del Tour es una condenaci¨®n, y esa constataci¨®n permite a los corredores liberarse, porque son prometeos, s¨ªmbolos de lo humano sin adjetivos, obligados para sobrevivir a destruirse, y les devuelve su orgullo de hombres nacidos para ser libres, para escalar solos. Los mismos que accionan el motor de la picadora acaban succionados y convertidos en papilla. Pero lo hacen felices como Andrey Amador, que lidera la estrategia del Movistar en el Soulor, un bulldozer que arrasa, lejos a¨²n del Tourmalet. A su rueda siguen animosos sus Landa, Valverde y Nairo, su esp¨ªritu conquistador a¨²n virgen. Van a por el Tour. Van a por la etapa. Pasados los malos d¨ªas de ca¨ªdas, abanicos y contrarreloj llega el terreno para el que han sido construidos. Detr¨¢s de ellos se oyen murmullos de queja, gemidos, y el sudor empapa el asfalto que se derrite. Bardet es el primero que dice adi¨®s, reduce su velocidad y se despide de todo; poco despu¨¦s es Adam Yates el que cede, y los equipos rivales se quedan sin gente, y curiosamente hasta el Ineos inexistente se convierte en uno m¨¢s.
La ambici¨®n del Movistar
Todos lo dicen en la meta. Lo dice Pinot y lo dice Bernal, supervivientes, qu¨¦ da?o nos ha hecho el Movistar en el Soulor y en los primeros kil¨®metros del Tourmalet. No lo dice Nairo, que ni aguanta el calor ni aguanta el ritmo de sus compa?eros y se descuelga a 10 kil¨®metros de la cima del Tourmalet, y tuerce hacia la cuneta para buscar sombra y agua, y convierte, desde ese momento, a los Movistar en v¨ªctimas de s¨ª mismos. Soler se descuelga para no dejar solo a su compa?ero y las pedaladas de destrucci¨®n las troca en acciones de samaritano. ¡°Nairo no nos dijo que no iba bien¡±, dice Valverde, el mejor espa?ol en la general, 39 a?os, que cede unos kil¨®metros m¨¢s tarde, cuando por los mandos de la trituradora del Tour han pasado brevemente los Ineos, los Bora de Buchmann, un alem¨¢n que siempre est¨¢ ah¨ª, y los Jumbo de Kruijswijk, el holand¨¦s que resiste, y despu¨¦s Gaudu, el sicario de Pinot, que remata la tarea destructora, que hunde a Fuglsang y Porte toca duro a Geraint Thomas y a Rigo, y que permite que su l¨ªder pueda decir: ¡°Mi objetivo es el podio de Par¨ªs¡±.
Sin Froome todos sue?an. Y sue?a a¨²n Enric Mas, el debutante hermoso en su maillot blanco de joven por un d¨ªa y feliz de seguir su lema, resistir con los mejores hasta reventar. Es su camino de aprendizaje. Le lleva, emparejado con su Alaphilippe, hasta seis kil¨®metros de la cima, donde topa con su l¨ªmite, y revienta.
Landa aguanta hasta el final pero no es Landa. Levanta el culo pero no baja las manos, las mantiene en la parte alta del manillar, y no puede atacar, no ataca. ¡°Iba muy bien pero me qued¨¦ vac¨ªo a falta de cinco kil¨®metros¡±, dice.
Landa no es Landa porque el Tourmalet ya no era el Tourmalet que le emocionaba de chaval, cuando otros h¨¦roes vascos de naranja, Mayo, Haimar, Laiseka, lo convirtieron en el s¨ªmbolo m¨¢s grande de Euskadi, territorio de su fiesta alegre. Los franceses, camino de Par¨ªs, ya han recuperado su Tourmalet.
? WHAT A RIDE by @ThibautPinot ! ??
— Tour de France? (@LeTour) July 20, 2019
? MAGNIFIQUE Thibaut Pinot ! ??#TDF2019 pic.twitter.com/Z3WCSsff1p
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