El Liverpool cae en la trampa de Ancelotti
La versi¨®n m¨¢s desanimada del campe¨®n se deja enredar en las asociaciones de un N¨¢poles muy completo. Llorente, que entr¨® en la segunda parte, particip¨® en los dos goles
El zorro Ancelotti descubri¨® una l¨ªnea de falla en la manada del lobo Klopp. Por emplear ep¨ªtetos que alguna vez escuchamos de boca de estos protagonistas cuando defin¨ªan su mundo. Suele ocurrir en tiempos de jugadores cansados, en d¨ªas en que la pereza del final del verano tienta a los esp¨ªritus m¨¢s combativos del f¨²tbol, metidos a pensar en que quedan nueve meses de esfuerzos por delante y no se puede vivir fisiol¨®gica y mentalmente al l¨ªmite sin tomarse un respiro, por m¨¢s que el calendario de competici¨®n exija otra cosa. En estos d¨ªas de baj¨®n los jugadores descubren miserias en los planes t¨¢cticos m¨¢s perfectos. Fue as¨ª que el exuberante Liverpool de mayo se desinfl¨® en la calima de septiembre en N¨¢poles. El campe¨®n baj¨® las revoluciones y qued¨® expuesto a las vibrantes maniobras del equipo de Ancelotti, que tiene de todo y muy bueno.
El N¨¢poles tiene a Koulibaly, un central agresivo, implacable, solvente con la pelota y capaz de convertir a Manolas, su agitado compa?ero, en un marcador sereno. Tiene a Di Lorenzo y M¨¢rio Rui, dos laterales astutos y cumplidores. Tiene a Allan y Fabi¨¢n, dos volantes capaces de marcar los tiempos sin perder la calma ni la pelota aunque los ahogue la mejor maquinaria de presi¨®n de Europa. Tiene extremos inteligentes como Callej¨®n, Insigne o Zielinski. Y tiene dos puntas que de tantos desmarques al bal¨®n y al hueco son capaces de provocar dolores de cabeza a Van Dijk, como as¨ª fue. Puestos en manos del ingenioso Ancelotti estos muchachos se convirtieron en una temible cuadrilla de hostigamiento. Un mal cliente para este Liverpool de dosificaci¨®n.
A Klopp no se le da bien N¨¢poles y tampoco se le da bien Ancelotti, que ya le gan¨® la temporada pasada. En esta ocasi¨®n, el t¨¦cnico italiano administr¨® a Allan, Fabi¨¢n y Koulinbaly para que le negaran a sus rivales todos los espacios a donde suelen dirigir sus terribles ataques. Neutralizado el Liverpool en su avance, Allan y Fabi¨¢n trazaron una cadena de asociaciones y permutas como una red de caza. Atrajeron a los rivales hacia una zona y lo atacaron por la otra, especialmente por las bandas, a las espaldas de Alexander-Arnold y Robertson. Hasta la segunda mitad no consiguieron una gran oportunidad: Insigne se fue por la izquierda siguiendo el curso de un cambio de orientaci¨®n y le puso un bal¨®n a Mertens para que lo empalmara en el segundo palo. Adri¨¢n corrigi¨® la trayectoria de su vuelo para hacer un parad¨®n. Fue una se?al. Sin Wijnaldun, a la presi¨®n del Liverpool le faltaba puntualidad.
El Liverpool solo se aproxim¨® al gol despu¨¦s de errores groseros de su rival. Primero un despiste en un c¨®rner mal vigilado a favor del N¨¢poles, que desemboc¨® en una contra que Man¨¦ no supo resolver; despu¨¦s una entrega accidental de Manolas a Salah. El egipcio se qued¨® mano a mano con Meret, pero fall¨®.
El Liverpool daba se?ales de confusi¨®n cuando Mertens ¡ªhombre de recursos¡ª se asoci¨® con Llorente, que acababa de entrar para dar apoyo a las salidas en largo y as¨ª desahogar a sus compa?eros acalambrados. Llorente jug¨® con Callej¨®n, y del contacto con Robertson deriv¨® un penalti riguros¨ªsimo. As¨ª se adelant¨® el N¨¢poles antes de que Llorente, otra vez gracias a una diablura de Mertens, se luciera con el 2-0.
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