Fantas¨ªa e historia de M¨¢gico Gonz¨¢lez
Marco Marsullo mezcla en su libro hechos reales y fantas¨ªas sobre un futbolista ¨²nico que encandil¨® al C¨¢diz
A Jorge Alberto Gonz¨¢lez Barillas (San Salvador, 61 a?os) le suced¨ªa lo mismo con el bal¨®n en los pies que con la noche: que siempre acababa encontrando un camino. Sobre el c¨¦sped, el objetivo era la porter¨ªa contraria. Al caer el sol, la misi¨®n era no dormir. No le gustaba hacerlo por las noches. Dicen que no beb¨ªa mucho. Que no se drogaba. Que le gustaba la m¨²sica. Y cantar. El flamenco, los bares y sus habituales. Que sal¨ªa sin plan porque le gustaba la improvisaci¨®n. Como cuando hay que regatear a un rival, que el quiebro no lo adivina ni el mismo autor hasta que lo realiza. Para que todo eso suceda hay que saber regatear, claro. Y eso pasa poco ahora.
M¨¢gico Gonz¨¢lez, el genio que quer¨ªa divertirse (Altamarea) es una novela de Marco Marsullo que mezcla hechos reales y fantas¨ªas del autor. Las an¨¦cdotas contadas en los bares de C¨¢diz ayudan a ensalzar a¨²n m¨¢s la figura de un futbolista que llevaba el apodo con el rango m¨¢s alto del balompi¨¦: el hincha acude al estadio en busca del milagro, de la magia. Cuando Gonz¨¢lez hac¨ªa un truco -un control, un regate, un remate de tac¨®n- el p¨²blico aplaud¨ªa con pasi¨®n y se alborozaba ante el prestigio que el artista les acababa de regalar. Sus gestas deportivas se transmiten de forma oral y van mutando con el tiempo. Ha llegado a revolucionar partidos que nunca existieron.
Cuentan que una alarma de incendios impidi¨® su fichaje por el Barcelona, equipo con el que estaba a prueba durante una gira por Estados Unidos. Que al activarse, todos los jugadores salieron de su habitaci¨®n. Todos menos Gonz¨¢lez, al que tuvieron que ir a buscar y al que encontraron con compa?¨ªa. ¡°Reconozco que no soy un santo, que me gusta la noche y que las ganas de juerga no me las quita ni mi madre. S¨¦ que soy un irresponsable y un mal profesional, y puede que est¨¦ desaprovechando la oportunidad de mi vida. Lo s¨¦, no me gusta tomarme el f¨²tbol como un trabajo. Solo juego para divertirme¡±, explicaba Gonz¨¢lez.
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