Los pros y contras de una Superliga
Debemos cuestionarnos si vale la pena pagar el precio tan alto que supondr¨ªa romper las diferentes competiciones, tal y como las concebimos hoy en d¨ªa
El hecho de que la eliminaci¨®n del Ajax en Liga de Campeones haya supuesto toda una sorpresa, significa que el equipo ajacied es tenido en alta consideraci¨®n, y eso tiene much¨ªsimo m¨¦rito. Aunque posiblemente la mayor¨ªa de las opiniones hayan preferido volcarse en el otro lado de la tortilla despu¨¦s de una noche tan decepcionante como inesperada en el Johan Cruyff Arena.
El partido contra el Valencia nos dio argumentos para pensar que cualquiera de los dos rivales podr¨ªa haber ganado. Bien es cierto que el Ajax no estuvo bien en el tercio ofensivo del campo, le falt¨® acierto en el ¨²ltimo pase, el ¨²ltimo centro y el ¨²ltimo remate, en contraste con la calidad del Valencia en el contragolpe. Y cuando eres un equipo joven, un mal partido tiene m¨¢s probabilidades de dejarte fuera. Pero, sinceramente, tambi¨¦n creo que el Ajax ha acabado pagando el exceso de rigor arbitral de una noche desafortunada en Stamford Bridge, con un gol Quincy Promes injustamente anulado por el VAR en el partido contra el Chelsea, y dos expulsiones con la victoria en el bolsillo.
Por supuesto que no hay que restar m¨¦ritos al Valencia. En ?msterdam, parad¨®jicamente, se cruzaron dos clubes en situaciones opuestas: un Ajax que puede presumir de estabilidad institucional, con una idea clara de proyecto deportivo, y un Valencia que est¨¢ atravesando una temporada dif¨ªcil de digerir, por toda la agitaci¨®n que ha sufrido en los despachos. Son episodios que no siempre se trasladan al terreno de juego. Albert Celades aterriz¨® en el conjunto ch¨¦ en un momento complicado, con una afici¨®n en estado de shock por la salida de Marcelino, pero poco a poco ha ido rascando resultados, aislando al equipo del ruido exterior. De entrada, ha logrado estabilizar la nave. Y, seguramente, la clasificaci¨®n a octavos de Champions les dar¨¢ un golpe de confianza para seguir creciendo.
Haber metido a sus cuatro equipos entre los 16 mejores de la Liga de Campeones es una gran noticia para el f¨²tbol espa?ol, sobre todo para mantener el pulso con un f¨²tbol ingl¨¦s en crecimiento. Pero cada vez hay menos margen para la sorpresa de alg¨²n conjunto peque?o que, en el fondo, es lo que todos queremos. Unos octavos repartidos entre Inglaterra, Espa?a, Italia, Alemania y Francia vienen a reafirmar la idea de una Europa a dos velocidades en lo futbol¨ªstico. Y, en cierto modo, existe un guion preconcebido para que as¨ª sea. No es normal, por ejemplo, que un Ajax que alcanz¨® las semifinales de Champions tenga que someterse a dos eliminatorias previas para optar a la fase de grupos.
Yo soy partidario de los cambios si sirven para mejorar la competici¨®n. Pero tambi¨¦n hay que tener la honestidad de dar un paso atr¨¢s si algo nuevo no funciona. Y sigo pensando que el actual formato necesita un reajuste. ?Una Superliga es la soluci¨®n? Si comparamos la importancia del f¨²tbol a nivel mundial con los deportes americanos, hablamos de una dimensi¨®n inalcanzable. Pero si nos fijamos en los n¨²meros, los ingresos que reportan las modalidades de deporte m¨¢s populares en Norte Am¨¦rica, concebidos siempre como puro espect¨¢culo, las diferencias se disparan a favor del otro lado del Atl¨¢ntico. Habr¨¢ grandes equipos en Europa que se pregunten: ¡°?Por qu¨¦ no somos capaces de sacar m¨¢s rentabilidad al inter¨¦s global que despierta la Champions?¡±. Es una duda leg¨ªtima con la calculadora en mano. Pero debemos cuestionarnos si vale la pena pagar el precio tan alto que supondr¨ªa romper las diferentes competiciones, tal y como las concebimos hoy en d¨ªa. Porque si queremos ver a equipos de diferentes continentes, ya contamos con la oportunidad de un Mundial de Clubes. Creo que debe primar la idea de proteger a las ligas nacionales y dejar abiertas las opciones de equipos que sue?en con la recompensa de un buen a?o. Un coto cerrado quebrar¨ªa esa solidaridad y el instinto natural y sano de este deporte: la competici¨®n de t¨² a t¨².
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.