A Bartomeu le falta la pa?olada
La ¨²nica novedad en esta crisis galopante es el singular momento en que se ha producido, sin gente en los estadios, sin posibilidad de reuni¨®n, sin capacidad alguna de la hinchada para visibilizar su indignaci¨®n
La expresi¨®n m¨¢s gr¨¢fica de la crisis en el f¨²tbol es la pa?olada, protesta comunitaria que sirve para cualquier ¨¦poca, anal¨®gica o digital, y para cualquiera que venga en el futuro. La ¨²nica excepci¨®n es este periodo desconcertante, sin f¨²tbol y con los estadios vac¨ªos. Es probable que las redes sociales funcionen con m¨¢s eficacia a la hora de congregar o abrir frentes de opini¨®n p¨²blica, pero los dirigentes del f¨²tbol se aterrorizan con el estallido blanco de los pa?uelos en sus estadios, la forma abrupta y primaria que los aficionados utilizan para manifestar su irritaci¨®n. Es algo que el Bar?a se est¨¢ evitando en su reguero de esc¨¢ndalos.
La crisis del Bar?a tambi¨¦n sigue una curva virulenta. A las primeras se?ales ¡ªdespido de Valverde en Arabia Saud¨ª¡ª le siguieron las primeras fricciones de los jugadores con la directiva, que a trav¨¦s de Eric Abidal, director deportivo, justific¨® la destituci¨®n por la desconfianza de la plantilla en el t¨¦cnico. ¡°Cuando se habla de jugadores, hay que dar nombres. Los dirigentes tambi¨¦n tienen que asumir sus responsabilidades en las decisiones que toman¡±, respondi¨® Messi en la primera de sus numerosas divergencias con Bartomeu y su junta directiva.
Desde entonces se han sucedido los problemas, cada vez m¨¢s graves y feos. Resulta dif¨ªcil enumerarlos porque han cobrado una velocidad exponencial, pero hay un asunto sobre el que pivotan los m¨¢s desagradables. El Bar?agate ¡ªla desconocida contrataci¨®n, seg¨²n varios directivos, de la empresa I3 Ventures para vigilar las redes sociales y, por lo que parece, desacreditar a los cr¨ªticos con la directiva y cuestionar a algunos jugadores importantes¡ª tiene todos los ingredientes para arrasar el ciclo Bartomeu.
Cada nueva revelaci¨®n en el caso es un bombazo para la credibilidad de los principales gestores del club, que ahora s¨®lo se distingue por su capacidad para producir noticias. Todas malas, por cierto. En este cap¨ªtulo s¨®lo admite la competencia de la reyerta que mantienen la Federaci¨®n Espa?ola, la Liga Profesional y el sindicato de futbolistas. La f¨¦tida percepci¨®n de los casos se agrava por el momento en que se producen. En un momento de solemne pesadumbre general, el f¨²tbol se empe?a en chirriar.
Las consecuencias del Bar?agate son terribles para el club. Se abrieron nuevas diferencias de los jugadores con la directiva ¡ªdespu¨¦s de reunirse con el presidente Bartomeu, Messi declar¨® que el asunto le sonaba muy raro¡ª, se cuestionaron las cantidades pagadas por el contrato con I3 Ventures y se estableci¨® un duro conflicto en el seno de la directiva, que acaba de saltar por los aires con la dimisi¨®n de seis representantes, incluidos dos vicepresidentes. A estas alturas, ya se han escuchado acusaciones de malversaci¨®n de fondos, respondidas con anuncios de querellas por parte del n¨²cleo que encabeza Bartomeu.
No hay duda de lo que piensan los aficionados del Bar?a. Lo expresaron a pa?uelo batiente hace mes y medio, cuando se conoci¨® el caso, que desde el principio apuntaba a un irremediable adelanto electoral en el club. El Camp Nou se expres¨® rotundamente en los momentos previos al comienzo del Bar?a-Eibar. Messi marc¨® cuatro goles aquella tarde y apag¨® circunstancialmente el fuego, pero el pueblo hab¨ªa hablado.
La ¨²nica novedad en esta crisis galopante es el singular momento en que se ha producido, sin partidos, sin gente en los estadios, sin posibilidad de reuni¨®n, sin capacidad alguna de la hinchada para visibilizar su indignaci¨®n. Es la clase de opacidad, favorecida adem¨¢s por la ausencia de un calendario futbol¨ªstico, que invita a deso¨ªr la c¨®lera del pueblo y a maniobrar en la oscuridad. Est¨¢ claro que a esta crisis del Bar?a le faltan los pa?uelos que tanto temen los presidentes.
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