El Real Madrid y el ruido
No me habit¨²o al silencio de estos meses. No es su naturaleza
Un f¨²tbol raro. El f¨²tbol ya est¨¢ aqu¨ª, golpeando la puerta de nuestros televisores. Aunque las competiciones est¨¦n a mitad de camino, hay una extra?a sensaci¨®n en el ambiente, como si el f¨²tbol empezara de cero. Incluso como si el tiempo y la energ¨ªa concentrados en la lucha contra la covid-19 hayan devaluado las rivalidades futbol¨ªsticas. LaLiga se abre con un Sevilla-Betis, que fue siempre un Sevilla contra Sevilla que hac¨ªa temblar la ciudad. Pero como los engranajes de la rivalidad a¨²n no est¨¢n engrasados, salvo en el gallinero de las redes, m¨¢s que ante un partido de f¨²tbol parece que estemos ante unos juegos florales. Un espect¨¢culo m¨¢s sensual que rabioso. Como si fuera un ensayo. Por supuesto que todo esto solo ocurre en el territorio de la percepci¨®n, pero si esta es la sensaci¨®n que tenemos los ciudadanos, es f¨¢cil imaginar lo dif¨ªcil que les resultar¨¢ a los futbolistas recuperar la normalidad despu¨¦s de tanta paz y con las gradas vac¨ªas.
La cara y la contracara. El Real Madrid vive en la exageraci¨®n. La contracara de su grandeza es que los problemas se convierten en esc¨¢ndalos, las derrotas en dramas y los debates en pol¨¦micas. El ruido le es inherente. Mi sensaci¨®n, cuando trabajaba en el club, era que hab¨ªa que matar tres leones todos los d¨ªas. Cuando volv¨ªas al d¨ªa siguiente, uno hab¨ªa resucitado y llegaban dos nuevos leones hambrientos que ped¨ªan guerra. Por esa raz¨®n no me habit¨²o al silencio de estos meses. El presidente solo asom¨® en comunicados oficiales, Zidane fue invisible y los jugadores aparecieron por las redes solo para exhibir m¨²sculos. La pr¨®xima semana, el equipo reaparecer¨¢ entre el silencio de las gradas y la discreci¨®n de Valdebebas. Como si volviera para luchar por el t¨ªtulo en puntas de pie. No es su naturaleza. Si la contracara de la grandeza es el ruido, los jugadores no deben olvidar que, la cara es la furia competitiva.
Un optimista al frente. Para que el f¨²tbol vuelva sin sobresaltos, es decente reconocer las certezas que hemos recogido en la Bundesliga, campo de experimentaci¨®n riguroso, que fortaleci¨® nuestra confianza. El siguiente agradecimiento es menos popular porque Javier Tebas, como presidente de la patronal futbol¨ªstica, acompa?a su gesti¨®n con la desconfianza del aficionado rom¨¢ntico, siempre combativo. Pero este momento tan particular que ha atravesado el f¨²tbol requer¨ªa de la energ¨ªa de un conquistador que se pusiera al frente de la manifestaci¨®n. Lo hizo creando protocolos de seguridad sanitaria, contra la desconfianza de mucha gente, convenciendo a distintas instituciones y recorriendo los medios para contagiar su fe. Como est¨¢ lejos de ser un ingenuo, lo hizo sabiendo que, en el empe?o, se jugaba su credibilidad. La actuaci¨®n de Javier Tebas tiene el valor moral del optimismo. Y es digno de reconocimiento.
Adi¨®s al fiel escudero. Germ¨¢n El Mono Burgos lleva una larga traves¨ªa en el mundo del f¨²tbol, primero como jugador y luego como entrenador. Tambi¨¦n lider¨® una banda de rock que habla de su rica personalidad y de sus ganas de vivir. Durante casi ocho a?os fue el fiel escudero de Diego Simeone en el Atl¨¦tico de Madrid, donde ambos construyeron una obra admirable que hizo renacer la pasi¨®n atl¨¦tica. Sorprende que se rompa esa exitosa relaci¨®n profesional que parec¨ªa a prueba de bombas. Pero la ambici¨®n y los sue?os no tienen edad y Germ¨¢n anunci¨® esta semana su intenci¨®n de proyectarse como primer entrenador. Tiene 51 a?os, pero siempre le acompa?¨® una ilusi¨®n juvenil y, adem¨¢s, un entrenador de buena ley ignora el desaliento. Ser¨¢ una de esas aventuras interesantes que merecen premio, como toda decisi¨®n que lleva impl¨ªcito el coraje. As¨ª las cosas, Sancho Panza salta del caballo para convertirse en Don Quijote de la Cancha.
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