Djokovic, o el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa
La versi¨®n que vimos de mi sobrino me confirma las esperanzas a las que alud¨ª hace unos d¨ªas, aunque no puedo olvidar que Novak es el mayor reto al que uno se puede enfrentar
Imagino que, como suele ocurrir en estos casos, desde que Rafael accedi¨® a las semifinales empez¨® a pensar en su duelo contra su rival, Diego Schwarztman. Hizo lo de siempre y lo que hace cualquier deportista cuando se enfrenta a los encuentros ¨²ltimos: empezar a analizar las caracter¨ªsticas de su adversario, pensar si las armas de las que dispone son suficientes para batirlo y cu¨¢l es la mejor manera de utilizarlas. Normalmente, tambi¨¦n se tienen en mente las situaciones previas que se han dado, sus enfrentamientos directos y el trazado que han llevado a cabo ambos en el torneo que est¨¦n disp...
Imagino que, como suele ocurrir en estos casos, desde que Rafael accedi¨® a las semifinales empez¨® a pensar en su duelo contra su rival, Diego Schwarztman. Hizo lo de siempre y lo que hace cualquier deportista cuando se enfrenta a los encuentros ¨²ltimos: empezar a analizar las caracter¨ªsticas de su adversario, pensar si las armas de las que dispone son suficientes para batirlo y cu¨¢l es la mejor manera de utilizarlas. Normalmente, tambi¨¦n se tienen en mente las situaciones previas que se han dado, sus enfrentamientos directos y el trazado que han llevado a cabo ambos en el torneo que est¨¦n disputando.
En este caso, Rafael ten¨ªa, por un lado, la demasiado reciente derrota en Roma contra el argentino y, por otro, la brillante victoria de este en cuartos de final sobre Dominic Thiem, un jugador de caracter¨ªsticas similares a las de Rafael. Sin embargo, mi sobrino supo leer correctamente la situaci¨®n y enfrentarse al encuentro con la creciente seguridad que ha ido reencontrando y con la superioridad que, normalmente, ha demostrado en el Grand Slam de Par¨ªs.
Un primer juego realmente disputado de m¨¢s de 13 minutos parec¨ªa presagiar un encuentro de tanta intensidad como el de Diego contra Dominic pero, si he de ser sincero, y sin por ello minusvalorar en absoluto al austriaco, yo no pens¨¦ que eso fuera a ocurrir. Muchas veces se ha comparado su juego con el de Rafael, pero creo que hay unas sensibles diferencias que permiten a mi sobrino variar mucho m¨¢s el juego, y eso ha sido, sin duda, lo que le ha dado la posibilidad de sobreponerse con menos dificultad al cambio de bolas.
Precisamente, esto fue lo que hizo. Buscar alternativas. Vari¨® sus golpes combinando bolas altas, impidiendo al argentino dar velocidad a sus tiros para aprovechar la m¨¢s m¨ªnima oportunidad que se le presentaba para entrar en la pista y buscar el winner con su derecha. Creo que este hecho, junto con un rev¨¦s mucho m¨¢s incisivo y angulado, fue determinante para desequilibrar la balanza.
Rafael se anot¨® las dos primeras mangas con dos claros 6-3 y lleg¨® a desestabilizar la firmeza que hab¨ªa demostrado el argentino en sus partidos previos. El tenis, sobre todo en tierra batida, en muchas ocasiones se convierte en una disputa que pone a prueba la fortaleza mental. Cuando uno pierde la fe en s¨ª mismo, normalmente pierde tambi¨¦n el orden en su juego. Y as¨ª fue como Diego acus¨®, a mediados del segundo set, el peso de sentirse en manos del adversario.
Es cierto que en la tercera manga lo vimos resurgir, como tambi¨¦n lo es que a ello contribuyeron ciertos despistes de Rafael que impidieron un desenlace m¨¢s r¨¢pido que se dio, finalmente, en el tie break.
Rafael logr¨® as¨ª acceder a su decimotercera final en Roland Garros y despidi¨® a un jugador que nos ha hecho disfrutar con un tenis tan brillante que debe de haber llenado de orgullo a su pa¨ªs, Argentina, tierra de grand¨ªsimos deportistas y de inigualable afici¨®n. La versi¨®n que vimos ayer de mi sobrino me confirma las esperanzas a las que ya alud¨ª hace unos d¨ªas, aunque no por ello puedo olvidar que Novak Djokovic es el rival m¨¢s dif¨ªcil al que uno se puede enfrentar.