La Real se exhibe en Bala¨ªdos y dispara el miedo en el Celta
El cuadro vasco sigue l¨ªder una jornada m¨¢s despu¨¦s de una goleada que deja en el alambre al t¨¦cnico ?scar Garc¨ªa
Que no flaqueen los m¨¢s grandes porque la Real Sociedad est¨¢ llegando a la cumbre y lo hace adem¨¢s con el regusto de los equipos que dejan huella. Ah¨ª est¨¢, l¨ªder una jornada m¨¢s, tambi¨¦n a la espera de que algunos de sus perseguidores recuperen partidos aplazados. En Vigo derrot¨® con solvencia (1-4) a un rival en ca¨ªda, inmerso en una crisis interna que tiene en el alero a ?scar Garc¨ªa Junyent. El entrenador retir¨® esta semana el brazalete de capit¨¢n a Hugo Mallo, el futbolista que m¨¢s veces (236) ha vestido la camiseta del Celta en la m¨¢xima categor¨ªa, algo as¨ª como un coronel en la caseta. Y el equipo no carbura. Mala mezcla.
En el f¨²tbol los galones del pasado no suelen actuar como visado del presente. La Real se plant¨® en Bala¨ªdos con un once plagado de novatos. Entre Gorosabel, Sagnan, Aihen, Guridi, Zubimendi, Barrenetxea y Le Normand, quien jug¨® m¨¢s partido en Primera Divisi¨®n es el central galo, que ahora suma apenas 42. En Vigo tuvo minutos Arambarri, un debutante. Entre todos se quedan muy lejos de gente como Mallo. Pero el engranaje que maneja Imanol Alguacil est¨¢ tan bien lubricado que las piezas se intercambian sin que nada se gripe. Basta un vistazo a la sala de m¨¢quinas del equipo: cuando las lesiones laminaron a Illarra, emergi¨® Zubeldia y tras ¨¦l vino Guevara. En Vigo fue Zubimendi el que se manej¨® por delante de la zaga con la precisi¨®n de un cirujano. A su lado no estaba el internacional Merino sino Guridi, que viene de hacer la mili en Miranda de Ebro. M¨¢s arriba, Oyarzabal o Portu juegan con el minutero en la mano, que les dosifica los esfuerzos. Isak, Monreal, Januzaj y Merino vieron el partido desde la grada. Da igual. Todo fluye en la Real.
Todo funciona desde una presi¨®n que busca la pelota. Porque la Real tiene siempre, en cualquier campo y ante cualquier rival, la voluntad de armar los partidos con el bal¨®n en sus pies. Al Celta se lo neg¨® de manera reiterada en una primera parte demoledora. Le mostr¨® al equipo de ?scar que era mucho menos, que lo que le quedaba era correr y taparse. Y cualquier atisbo de falta de profundidad se liquid¨® desde la paciencia y la constancia en la idea. Por eso Guridi recuper¨® la pelota tras haberla perdido y abri¨® una jugada que ilumin¨® Barrenetxea para llevar a Aihen hasta la l¨ªnea de fondo. Su centro pareci¨® rematarlo de cabeza Satr¨²stegui. Error. Fue David Silva. Todo es extraordinario en esta Real contempor¨¢nea.
La primera parte estaba en el ecuador y el Celta palidec¨ªa, desconectado una vez m¨¢s de Aspas, que a¨²n as¨ª encontr¨® una serie de rebotes para galopar hacia la meta rival y estrellar en el lateral externo de la red la respuesta de su equipo. Pero la Real no dej¨® de acechar y cuando Oyarzabal y Silva andan por los mismos terrenos la imaginaci¨®n siempre est¨¢ maquinando. Marc¨® el nuevo socio del genio de Arguinegu¨ªn en una acci¨®n que desnud¨® la flojera del centro de la zaga celeste.
El descanso fue un b¨¢lsamo para el Celta, sobre todo para ?scar que pudo recomponer un equipo hecho trizas. Entr¨® Aidoo para poner m¨²sculo en la zaga y la entrada de Brais M¨¦ndez por Baeza conllev¨® tambi¨¦n que Denis Su¨¢rez se mudase hacia posiciones interiores y Nolito cayese hacia el flanco izquierdo. Pero el Celta no s¨®lo ha perdido su ¨¢ngel en ataque sino que tiene por resolver viejos problemas en la retaguardia. Ahora falla hasta Murillo, otrora inabordable. Portu, que se subi¨® en marcha al tren de su equipo, lo dej¨® con el molde para regalarle el tercer gol a Willian Jos¨¦ justo cuando el Celta acariciaba la ilusi¨®n de entrar en el partido. Cuando lleg¨® al gol, a un cuarto de hora del final y con un penalti muy discutible anotado por Aspas, ya era tarde. Y por si acaso Portu y Willian Jos¨¦ volvieron a golper.
As¨ª, de bofet¨®n en bofet¨®n y con tres derrotas consecutivas en Bala¨ªdos, va el Celta que so?¨® con ser grande con los cimientos de un equipo de canteranos y el d¨ªa de Todos los Santos se encontr¨® de bruces con aquello que quer¨ªa ser, otra vez, con un entrenador en el alambre y la sensaci¨®n de que el ¨²ltimo mercado de fichajes no se emple¨® para tapar agujeros que ya eran muy visibles. ¡°As¨ª es muy dif¨ªcil competir en Primera. Hay que apretar los huevos. Si llevamos tantos entrenadores en poco tiempo es que algo mal haremos los jugadores¡±, zanj¨® Iago Aspas.
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