Recuperado de la covid 19, el dan¨¦s Cort Nielsen gana en Ciudad Rodrigo
Roglic atrapa seis segundos m¨¢s de bonificaci¨®n y llega a la decisiva Covatilla con 45s sobre Carapaz y 53s sobre Carthy
Eusebio Unzue parte en avanzadilla con Patxi Vila por delante del pelot¨®n para explorar el recorrido y el momento de aflicci¨®n que le produce no poder pararse en Mogarraz a almorzar unas patatas revolconas con, todos los bares de Castilla y Le¨®n cerrados por la pandemia, lo olvida r¨¢pido dominado la emoci¨®n que le despiertan los paisajes hermosos, el descenso a las Batuecas, robles, casta?os, cambiando de color y los pinos agitados, y no quiere despistarse porque en la cabeza le baila tambi¨¦n la idea de que si se acelera en el momento justo llegar¨ªa un pelot¨®n reducido, el de los m¨¢s fuertes, sin sprinters, sin culones, a las murallas de Ciudad Rodrigo, que tan lejos parece de las Sierra de Francia, r¨ªo Ladrillar, las Mestas, las Hurdes, que no son oscuras sino luminosas, y el sol del sur las calienta, y sus olivos, y ya no son las tierras sin pan, y que su Alejandro Valverde tendr¨ªa una magn¨ªfica oportunidad para ganar por fin una etapa, para no terminar a cero su 14? Vuelta a sus 40 a?os.
La Orden se transmite. Cuando el Ineos de Carapaz ha terminado su trabajo de aceleraci¨®n en los ascensos en busca de una m¨ªnima falla que no encuentra en el s¨®lido y esf¨¦rico Jumbo, Imanol Erviti, el hombre del Movistar para todo, toma el mando en el descenso desde el Robledo en persecuci¨®n del ¨²ltimo de la escapada, un salvaje, un caballo loco franc¨¦s llamado R¨¦mi Cavagna, que se siente como en casa, en su Averno de colinas en la foresta y pueblos antiguos y escondidos por carreteras olvidadas. Mientras varios de varios equipos, ya nerviosos, sudan relev¨¢ndose en cabeza para lograr que Cavagna rinda por fin los m¨ªnimos 15s de ventaja que mantiene irredento durante kil¨®metros y kil¨®metros (y en una etapa de monta?a se hunde en la m¨ªnima elevaci¨®n de un puente sobre una autov¨ªa, a dos kil¨®metros de la meta), Rojas, de Cieza, le convence a su paisano y jefe Valverde, de Murcia, de que dispute y gane el sprint. Valverde se deja querer, pero al final acepta. A sus espaldas, los oportunistas afilan sus navajas tan fina su hoja como la diferencia entre error de c¨¢lculo del pelot¨®n y exhibici¨®n del ciclista que le burla, o entre el ardor de trabajar para ser el que decide c¨®mo tiene que ser la etapa y la desaz¨®n de ver a uno de rosa, el r¨¢pido Magnus Cort Nielsen, sprinter de grupos peque?os y ya experto en victorias en otras Vueltas, saltar por detr¨¢s y dejar en nada el sprint largo de Valverde.
Y detr¨¢s del dan¨¦s del EF, un equipo que ha ido a rueda toda la etapa, y ni preparaba ofensiva para su Carthy, aparece Roglic de rojo y del Jumbo que tampoco ha dado una pedalada de m¨¢s, y el esloveno siempre que ve una pancarta va a por ella porque, dice, no sabe competir ¨²ltimamente sin dar el m¨¢ximo todos los d¨ªas, y termina segundo y suma seis segundos m¨¢s de bonificaci¨®n (48s en total lleva ya en la Vuelta, cuatro victorias de etapa, tres segundos puestos), y ya tiene a Carapaz (que ha bonificado 16s en toda la carrera), segundo, a 45s, antes de la ¨²ltima etapa que puede cambiarlo todo, la de la Covatilla, a la que se llega despu¨¦s de volver a pasar, pero en sentido contrario a la etapa de este viernes, por las Mestas, las Batuecas y La Alberca, es inevitable no recordar c¨®mo hace 14 meses, antes de la ¨²ltima etapa de monta?a de la Vuelta pasada, Roglic era un l¨ªder comod¨ªsimo, con 2m 50s sobre Valverde. Aquella etapa, a trav¨¦s de Gredos y sus sierras y final en la Plataforma, no era tan distinta a la de este a?o, y a punto estuvo de suponer un terremoto con el ataque tremendo del Tadej Pogacar incontenible a sus 21 a?os. A Roglic, que se qued¨® r¨¢pido sin equipo, le salv¨® su capacidad para pegarse a la rueda de Nairo y Valverde y todo su Movistar que no quer¨ªa renunciar a su podio. ¡°Claro que me acuerdo¡±, dice Roglic, quien todos los d¨ªas recuerda que no conoce la ascensi¨®n del d¨ªa siguiente, y tampoco la que lleva la estaci¨®n de esqu¨ª sobre B¨¦jar. ¡°Pero eso no pasar¨¢ este a?o. Tengo un equipo muy s¨®lido y muy fuerte, y no me dejar¨¢n solo¡±. Y con ¨¦l queda el tr¨ªo m¨¢gico de su Tour casi ganado, Bennett, Kuss y Gesink, adem¨¢s del descubrimiento dan¨¦s Vingegaard.
Cort Nielsen, de 27 a?os, cuenta que lleg¨® a la Vuelta fresco como una lechuga porque el 13 de septiembre dio positivo por covid 19, cuando solo llevaba 10 d¨ªas de competici¨®n desde el retorno de la competici¨®n. ¡°Aunque no desarroll¨¦ s¨ªntomas, estuve dos semanas parado. Entren¨¦ tres semanas y me vine a la Vuelta¡±, dice. ¡°Y seg¨²n pasan los d¨ªas me veo m¨¢s fuerte¡±. Ser¨¢ el ¨²nico de una Vuelta que tiene a todos sin aliento, y suspiran de alivio porque por fin se acaba. Aunque echar¨¢n de menos sus paisajes, claro, y sus revolconas.
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