El infumable estreno del Liverpool en el Bernab¨¦u
Los ¡®reds¡¯, proscritos en Europa por Heysel, visitaron en el 89 al Madrid en el debut de Toshack en el banquillo blanco
El 30 de agosto de 1989 el Bernab¨¦u acogi¨® a un visitante ilustre: el Liverpool. Se trataba del Trofeo Bernab¨¦u, la presentaci¨®n oficial del Real Madrid ante sus aficionados. Se enfrentaban los dos clubes m¨¢s laureados de Europa en aquel momento: los blancos ten¨ªan seis Copas de Europa y dos de la UEFA. El Liverpool, cuatro y dos, respectivamente.
El equipo ingl¨¦s le hab¨ªa ganado al Madrid de los Garc¨ªas la final de Par¨ªs en 1981 ...
El 30 de agosto de 1989 el Bernab¨¦u acogi¨® a un visitante ilustre: el Liverpool. Se trataba del Trofeo Bernab¨¦u, la presentaci¨®n oficial del Real Madrid ante sus aficionados. Se enfrentaban los dos clubes m¨¢s laureados de Europa en aquel momento: los blancos ten¨ªan seis Copas de Europa y dos de la UEFA. El Liverpool, cuatro y dos, respectivamente.
El equipo ingl¨¦s le hab¨ªa ganado al Madrid de los Garc¨ªas la final de Par¨ªs en 1981 y se manten¨ªa en un alt¨ªsimo nivel. Hab¨ªa alzado dos de las tres ¨²ltimas ligas inglesas. Y, aunque la m¨¢s reciente se le hab¨ªa escapado por un pelo ante el Arsenal, s¨ª hab¨ªa ganado la Copa y ven¨ªa de tomarse la revancha sobre el propio Arsenal en la Charity Shield.
Pero hab¨ªa m¨¢s: el Liverpool estaba proscrito en Europa, como el resto de los clubes ingleses desde la tragedia de Heysel en el 85, de modo que verle era asistir a un misterio. Nunca antes hab¨ªa jugado en el Bernab¨¦u. Sobreviv¨ªa uno de los finalistas del 81, Hansen, y se hablaba muy bien del meta sudafricano Grobelaar y de los atacantes Barnes y Rush. Llegaron la v¨ªspera a Barajas muy desenvueltos, corteses pero seguros de s¨ª mismos, con el c¨¦lebre Kenny Dalglish (que tambi¨¦n jug¨® aquella final) como entrenador: ¡°Lo m¨¢s importante es que el p¨²blico se divierta. Venimos a jugar bien. Este es el estadio m¨¢s representativo del mundo¡±.
Hab¨ªa atractivos a?adidos. El Madrid estrenaba entrenador, John Benjamin Toshack, precisamente exjugador del Liverpool. El club hab¨ªa ganado las cuatro Ligas anteriores, pero Mendoza quer¨ªa la Copa de Europa, convertida en obsesi¨®n. Decidi¨® prescindir de Beenhakker desde que en la anterior edici¨®n dejara a Butrague?o en el banquillo ante el PSV para sacar a Llorente con el fin de marcar al lateral Gerets. Eso le indign¨®: ¡°Usted ha puesto en peligro un patrimonio del club¡±, le dijo. El Madrid salv¨® esa eliminatoria con apuros, en la pr¨®rroga, pero el remate fue que en la semifinal en Mil¨¢n encajaron un estrepitoso 5-0.
Mendoza, hombre del turf, hac¨ªa mucha vida veraniega en San Sebasti¨¢n, y all¨ª estableci¨® contacto con Toshack, que hab¨ªa triunfado en la Real. No era la ¨²nica novedad. Hab¨ªa dos fichajes importantes para la defensa, Hierro y Ruggeri.
Otro hombre en todas las conversaciones era Butrague?o, reci¨¦n renovado por cinco a?os. Se dec¨ªa que por 1.000 millones de pesetas, aunque nunca se confirm¨® la cantidad. Por la ¨¦poca se habl¨® del club de los 100, cifra anual por la que se dec¨ªa que hab¨ªan renovado Michel y Sanch¨ªs. Butrague?o inauguraba, en el decir popular, el club de los 200.
El equipo ven¨ªa de ganar al Spartak de Mosc¨² en el Colombino. Se hablaba de que hab¨ªa encontrado un sistema m¨¢s seguro que har¨ªa imposible en el futuro otro 5-0 como el de Mil¨¢n. Hab¨ªa optimismo. Toshack auguraba la fusi¨®n entre la creatividad de la Quinta del Buitre y el modelo Liverpool. Sonaba a perfecci¨®n.
El equipo sali¨® con los dos nuevos, Hierro y Ruggeri, y nueve titulares de la temporada anterior (Camacho se hab¨ªa retirado y Gallego se hab¨ªa ido al Udinese). Ninguna sorpresa en la alineaci¨®n, pero s¨ª en c¨®mo se coloc¨®: Schuster de l¨ªbero, entre Hierro y Ruggeri, Sanch¨ªs y Gordillo de laterales, y Chendo de mediocentro en tarea defensiva, volante tap¨®n, como se dice en Argentina. Para crear, solo Michel y Mart¨ªn V¨¢zquez. Arriba, Butrague?o y Hugo S¨¢nchez. Seis para contener y cuatro para atacar.
Empezaron a escucharse pitos cuando en el minuto 16 un pase largo y cruzado de Mart¨ªn V¨¢zquez sobrevol¨® a Grobelaar y Hugo S¨¢nchez, lanzado en plancha, cabece¨® h¨¢bilmente sobre ¨¦l. Golazo. Tres minutos m¨¢s tarde, Butrague?o regate¨® a dos rivales y marc¨® otro golazo que hizo estallar al Bernab¨¦u en gritos de ¡°?Butrague?o! ?Butrague?o!¡±.
As¨ª se apagaron las protestas incipientes, pero lo que qued¨® fue un choque infumable. El Liverpool atac¨® contra el entramado defensivo y el Madrid solo solt¨® pases largos de Schuster. No hubo m¨¢s goles. El partido fue un petardo. Chendo sujet¨® al mediapunta Barnes, se gan¨® 2-0 al Liverpool, pero la sensaci¨®n fue de solemne aburrimiento. Los a?os previos, el Madrid de La Quinta hab¨ªa sido un concierto de violines y verlo encerrado en casa rechin¨®.
Toshack mantuvo el modelo dos partidos m¨¢s, llovieron las cr¨ªticas y el propio Mendoza, al que empez¨® por molestarle que fuera al banquillo vestido de ch¨¢ndal y no con sus impecables trajes de San Sebasti¨¢n, se lo hizo notar. Al tercer partido de Liga, el Madrid recibi¨® al Valencia con Chendo de lateral y Schuster de mediocentro, y gan¨® 6-2. A¨²n intent¨® alguna otra vez lo de Chendo de organizador, pero termin¨® por desechar la idea ante el repudio general.
Esa primera mancha de entrenador defensivo le marcar¨ªa el resto del curso, a pesar de que gan¨® aquella Liga con r¨¦cord de goles (107).
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