Nadal, costalada y a semifinales

Cuando adivina la intenci¨®n de Alexander Zverev, que le tira una dejada para tratar de cerrar el punto, Rafael Nadal activa el turbo y pone a trabajar todos los caballos que tiene en las piernas. No son pocos, as¨ª que en cuatro zancadas ya ha pegado un aceler¨®n importante y dibuja una l¨ªnea recta al esprint hasta que al ir a resbalar, el apoyo izquierdo se le engancha en la l¨ªnea que delimita el cuadro de saque, mal clavada, y acaba peg¨¢ndose una costalada de a¨²pa. El mallorqu¨ªn,...

Cuando adivina la intenci¨®n de Alexander Zverev, que le tira una dejada para tratar de cerrar el punto, Rafael Nadal activa el turbo y pone a trabajar todos los caballos que tiene en las piernas. No son pocos, as¨ª que en cuatro zancadas ya ha pegado un aceler¨®n importante y dibuja una l¨ªnea recta al esprint hasta que al ir a resbalar, el apoyo izquierdo se le engancha en la l¨ªnea que delimita el cuadro de saque, mal clavada, y acaba peg¨¢ndose una costalada de a¨²pa. El mallorqu¨ªn, rebozado en arena, se duele en el suelo y desde su box le observan con preocupaci¨®n. Su mujer se echa las manos a la cabeza, son diez segundos de incertidumbre. Pero, afortunadamente, el tobillo y la cadera est¨¢n bien. Pulgar arriba. Nadal se levanta. Sigue, pelea, sufre, pega. Y finalmente vence: 6-3 y 6-4, en dos horas exactas.

Es la foto del acceso a las semifinales. El susto de un duelo a cara de perro con el alem¨¢n, que ha empezado perezoso y luego, cuando se ha visto cuatro juegos por debajo y no muy lejos de llevarse un buen sonrojo en el primer parcial, deja el cansancio y las excusas a un lado y se pone a guerrear. No es tarde, pero enfrente se topa con un Nadal que asiste siempre con la lecci¨®n bien aprendida, y que el d¨ªa anterior ya hab¨ªa dicho que la historia iba a ser diferente a lo que hab¨ªa sucedido en la Caja M¨¢gica de Madrid. Ese d¨ªa, la bola del alem¨¢n volaba y se disparaba en los servicios hasta los 230 kil¨®metros por hora; esta vez, las condiciones del Foro It¨¢lico limitan la velocidad y aportan control al inteligente tenis del espa?ol, que golpea con gusto y abre ¨¢ngulos, profundizando con la derecha y cortando con el rev¨¦s.

Nadal est¨¢ disfrutando, aunque no hay tregua. Llega el arre¨®n de Zverev, y con 5-3 y 30-15 el episodio del tropez¨®n. Elegante, el alem¨¢n, reciente campe¨®n en la capital espa?ola, sortea la red con sus dos zancos para interesarse por el rival, que agradece el gesto y se duele. Al reincorporarse, el campe¨®n de 20 grandes aprieta los dientes y se topa con una situaci¨®n de emergencia, pero la resuelve; sortea esa opci¨®n de break y aprieta para hacerse con el set y marcar distancias. Ni uno ni otro aflojan. Nadal (34 a?os) no suelta el tim¨®n de mando del partido y Zverev (23), cada vez m¨¢s maduro en su juego, m¨¢s resiliente, propone una bonita resistencia a partir de su rev¨¦s. La consecuencia es un toma y daca voltaico, no apto para actitudes intermedias.

Apunta al balear y se expresa con los ojos: si lo quieres, vas a tener que gan¨¢rtelo. Y el de Manacor atiende el reto y afila la mirada. Nadal sigue subiendo pelda?os y despu¨¦s de superar dos cruces dur¨ªsimos eleva el tono para ir adue?¨¢ndose de una victoria que coge m¨¢s forma en el tercer juego de la continuaci¨®n, cuando desbarata un 0-40 y luego, en el quinto, se agranda para transformar un 40-15 en un break. Por el camino, otra l¨ªnea, esta vez la de un pasillo, vuelve a bloquear un pie al espa?ol, que se mosquea con raz¨®n y lamenta: ¡°As¨ª todo el rato¡­¡±. El juez se encoge de hombros, recoge la protesta y la acci¨®n contin¨²a. A Nadal le cae un warning por retrasarse en el saque y Zverev no desiste. El chico de Hamburgo no le vuelve la cara al partido en ning¨²n momento e intenta reventar cada pelota. Resiste con buenos argumentos, pero cae como fruta madura. Los de enfrente son m¨¢s contundentes. El mallorqu¨ªn progresa con un salto muy significativo.

Son nueve bolas de break salvadas y un estir¨®n rese?able con la derecha; hay cambios de direcci¨®n, juegos de alturas y el intimidatorio penduleo que le caracteriza desde el fondo. Escudo y lanza para afrontar la pen¨²ltima estaci¨®n del torneo, en la que se medir¨¢ con el gigant¨®n del circuito, Reilly Opelka (7-5 y 7-6(2) a Federico Delbonis). El estadounidense, un bigardo de 2,11 de estatura que ocupa el puesto 47? del listado mundial, comparecer¨¢ el s¨¢bado sabiendo que las once veces previas que Nadal pis¨® unas semifinales en Roma, no fall¨®.

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