El ocaso de James
Colombia se pregunta por qu¨¦ el futbolista m¨¢s talentoso de su historia ha acabado jugando en Qatar
Hubo un tiempo en Colombia en el que el virtuosismo ten¨ªa nombre de almirante ingl¨¦s. Una compa?¨ªa de telefon¨ªa m¨®vil lanz¨® en ese entonces una campa?a publicitaria de cinco palabras, llena de sobreentendidos: ¡°Ponle James a tu vida¡±.
No era necesario explicar mucho m¨¢s. Ponerle James a tu vida significaba llenar la existencia de belleza, armon¨ªa, talento, ¨¦xito y otro tipo de adjetivos con los que los responsables del spot seguramente llenaron la pizarra de su oficina antes de lanzarlo.
Ahora, a?os despu¨¦s, un pa¨ªs entero se cuestiona por qu¨¦ el futbolista m¨¢s talentoso de su hi...
Hubo un tiempo en Colombia en el que el virtuosismo ten¨ªa nombre de almirante ingl¨¦s. Una compa?¨ªa de telefon¨ªa m¨®vil lanz¨® en ese entonces una campa?a publicitaria de cinco palabras, llena de sobreentendidos: ¡°Ponle James a tu vida¡±.
No era necesario explicar mucho m¨¢s. Ponerle James a tu vida significaba llenar la existencia de belleza, armon¨ªa, talento, ¨¦xito y otro tipo de adjetivos con los que los responsables del spot seguramente llenaron la pizarra de su oficina antes de lanzarlo.
Ahora, a?os despu¨¦s, un pa¨ªs entero se cuestiona por qu¨¦ el futbolista m¨¢s talentoso de su historia, el que representaba tantas cualidades virginales que ni era necesario nombrarlas, ha acabado jugando en Qatar a una edad en la que deber¨ªa estar entre los nominados a ganar el Bal¨®n de Oro.
Colombia ha sido la cuna de esforzados ciclistas, hombres abnegados que se dejaban la vida en la monta?a. Desde el principio, qued¨® claro que James Rodr¨ªguez (C¨²cuta, 1991) pertenec¨ªa a otra estirpe, la de los elegidos. Su eclosi¨®n ocurri¨® en el Mundial de Brasil de 2014. El 10 de la selecci¨®n de Colombia flotaba sobre el c¨¦sped. El mundo descubri¨® a un jugador fabuloso. Ten¨ªa las condiciones t¨¦cnicas, f¨ªsicas y mentales que acompa?a a los grandes futbolistas. Su car¨¢cter, seg¨²n los informes que elaboraron los ojeadores, le acompa?aba. Era obsesivo y cr¨ªtico, pose¨ªa fuego interior. El temperamento propio de los deportistas inconformes.
El presidente del Real Madrid, el constructor Florentino P¨¦rez, lo fich¨® al M¨®naco por 80 millones de d¨®lares en 2014. James ten¨ªa entonces 23 a?os. Su primer a?o fue muy bueno, bajo los mandos del italiano Carlo Ancelotti, siendo el centrocampista que m¨¢s asistencias y goles consigui¨® esa temporada. En las siguientes baj¨® su rendimiento. Se cruz¨® con entrenadores que no le ten¨ªan fe, como Rafa Benitez o Zinedine Zidane. ¡°Zidane no lo pod¨ªa ni ver, lo odiaba, pero nunca explic¨® por qu¨¦¡±, cuenta un reportero que cubr¨ªa el Madrid en esa ¨¦poca.
La de James es una historia llena de cabos sueltos. El hermetismo del jugador y su entorno no han ayudado a despejar las inc¨®gnitas. La ¨²nica entrevista de los ¨²ltimos a?os en la que destila cierta intimidad se la concedi¨® a un humorista colombiano, Suso, que imita a un limpiabotas cejijunto al estilo de los personajes del Chavo del 8. Fuera de eso, nada, solo silencio. De sus a?os en Madrid se sabe que viv¨ªa en La Finca, una urbanizaci¨®n de millonarios, y que ese tiempo coincidi¨® con su divorcio de la jugadora de voleibol Daniela Ospina.
Es entonces cuando en tertulias deportivas se achac¨® su bajo rendimiento a su vida privada. La noche madrile?a, deslizan, hab¨ªa confundido a James, como en el pasado le ocurri¨® a Ronaldo o Ra¨²l. Se le cuestionaba el esfuerzo en los entrenamientos. Las acusaciones parec¨ªan inveros¨ªmiles. James debut¨® como profesional en Colombia a los 14 a?os y a los 17 en la primera divisi¨®n argentina, donde jugar al f¨²tbol se parece a combatir en una trinchera. Otra de las inc¨®gnitas tiene que ver con su posici¨®n en el club en esos d¨ªas.
Los jugadores fichados por el propio P¨¦rez se consideran fichajes estrat¨¦gicos. Fue el caso de Benzema, Kroos o Bale. Suelen jugar siempre. Los derechos derivados de la condici¨®n presidencial les suele facilitar la vida. James, en cambio, no cont¨® con ese halo de protecci¨®n. Sus retratos de esos d¨ªas no est¨¢n nimbados. Otros jugadores con menos cualidades se afianzan y har¨¢n carreras m¨¢s duraderas dentro del club. James, no.
El d¨ªa de a?o nuevo de 2016 la polic¨ªa lo persigui¨® por una carretera de Madrid. James huy¨® a toda velocidad en su coche. El desacato le cost¨® 10.400 euros. Ese d¨ªa, Sarah Castro, periodista deportiva, se hab¨ªa subido a un avi¨®n horas antes del incidente. Al llegar a destino ten¨ªa 40 llamadas perdidas en su m¨®vil. Castro, actual directora de As Colombia, llevaba cubriendo la selecci¨®n de su pa¨ªs desde 2013, es decir, poco antes de la eclosi¨®n de James. Conoc¨ªa su trayectoria al detalle. El sanbenito de d¨ªscolo de James, algo que no hab¨ªa sido absoluto durante su carrera, crece con este incidente. ¡°Cuando ¨¦l no recibe la atenci¨®n que ¨¦l siente que merece, tal vez pierde el inter¨¦s. Eso le pasaba entonces. Es alguien que necesita sentirse querido, valorado¡±, cuenta Castro por tel¨¦fono.
La atenci¨®n que James recibe en su pa¨ªs es abrumadora. Cada uno de los pasos de su trayectoria ha generado un debate nacional, sin exagerar. Se habla de ¨¦l en la sede del Gobierno, en los caf¨¦s y en los manicomios. Castro cree que la lupa sobre ¨¦l es excesiva, como si las frustraciones del pa¨ªs y las de sus propios individuos, las miserias que arrastra cada uno, las acab¨¢ramos proyectando en James. ¡°Hace tiempo que dej¨¦ de reflejar mis fracasos en los futbolistas. Queremos que lleven la vida que les hemos so?ado. Y no. ?l valor¨® cosas por encima de las deportivas. Y no necesariamente est¨¢ mal¡±, contin¨²a.
El de sus decisiones personales es otro terreno pantanoso, codificado. Los analistas recogen peque?os retazos de su biograf¨ªa y los interpretan lo mejor que pueden, como las palabras cr¨ªpticas de un Papa. Se sabe que, despu¨¦s del matrimonio con Ospina, con quien comparte una hija, tuvo un ni?o mediante un vientre de alquilar, quiz¨¢ inspirado en la experiencia de Cristiano Ronaldo. Por entonces ya jugaba en el Bayern de M¨²nich, donde hab¨ªa sido cedido por el Madrid. All¨ª encontr¨® la calidez y el respaldo que se hab¨ªa esfumado en Madrid.
El club alem¨¢n, despu¨¦s de dos a?os, quiso quedarse a James en propiedad, como lo expres¨® su director general, Karl-Heinz Rummenigge. Pero ¨¦l no quiso, prefiri¨® volver a Madrid. All¨ª se encontr¨® de nuevo con Zidane. El malentendido, los equ¨ªvocos entre ellos, no se hab¨ªan solventado dos a?os despu¨¦s. El colombiano pas¨® casi un a?o en blanco. ¡°En estos ¨²ltimos tiempos no s¨¦ si su toma de decisiones ha sido acertada. A veces hay que tener paciencia para lograr ciertas cosas¡±, a?ade con sutileza Nicol¨¢s Samper, cronista deportivo.
De pronto, analiza, hubiera sido mejor quedarse en Alemania. El Bayern ha construido en los siguientes a?os un equipo temible, ya sin James. ¡°Pero no ten¨ªamos una bola de cristal, claro¡±, dice. Como colombiano y como seguidor de f¨²tbol, reconoce que ser James Rodr¨ªguez, alguien a quien se ha intentado deconstruir en la ficci¨®n publicitaria para que todo el mundo tenga un poquito de ¨¦l, no debe ser sencillo. ¡°Todo el mundo habla de tu vida, de tus decisiones. Es duro¡±, prosigue Samper.
El paso en falso que dio en su segunda etapa en Madrid prosigui¨® en Liverpool, despu¨¦s de fichar por el Everton. Acudi¨® para jugar con Ancelotti, quien lo hab¨ªa mimado en Madrid y lo hab¨ªa llevado a M¨²nich, pero tras ser destituido lleg¨® un hombre arisco como Rafa Ben¨ªtez, poco dado a acariciar en el lomo a sus jugadores. James volvi¨® a caer en picado, a su punto m¨¢s bajo. Hace un mes, con pocas opciones a la vista, fich¨® por el Al-Rayyan de Qatar, un equipo menor de una liga menor, aunque plagada de dinero. En Colombia se ha tomado con un agravio personal, del que todo el mundo tiene una opini¨®n.
Sus problemas con el seleccionador colombiano, Reinaldo Rueda, con quien el ¨²ltimo verano tuvo sus m¨¢s y sus menos por no haberle convocado a la Copa Am¨¦rica que se disput¨® este verano, le han distanciado de sus paisanos. Tambi¨¦n de gente que lo conoce bien, como el argentino Jorge Barraza. Fue el autor de una biograf¨ªa, James en la cima del mundo, que retrataba muy bien su irrupci¨®n en la ¨¦lite. El periodista replic¨® en un art¨ªculo publicado en el peri¨®dico El Tiempo unas declaraciones de James en las que dec¨ªa que no ten¨ªa nada que demostrar.
¡°Dicho con el m¨¢ximo respeto y aprecio, James: siempre hay algo que demostrar. Cuanto m¨¢s se sube, m¨¢s compromiso hay; cuanto m¨¢s cari?o el p¨²blico da, aumenta la obligaci¨®n. Hay millones de colombianos que lo quieren y esperan de ¨¦l no solo que brille, sino que juegue todos los encuentros, se entrene al m¨¢ximo, lleve la vida de un atleta, est¨¦ disponible siempre, empatice con el t¨¦cnico, se sacrifique. Y no solo fama y redes sociales: cancha, goles, presencia, entrega¡±, escribi¨®.
?Volver¨¢ ese James? Imposible saberlo. Barraza, por tel¨¦fono, cree saber en qu¨¦ momento se torci¨® el jugador, en el momento en el que comenz¨® a representarlo Jorge Mendes, cuando jugaba en el Oporto. ¡°Eso le hizo un gran da?o. Mendes te convierte en ultramillonario de manera autom¨¢tica, pero dej¨¢s de tener el amor a la pelota, sos un modelo. Ten¨¦s una forma de hablar, de presentarte, pero dej¨¢s de tener vestuario, f¨²tbol en las venas¡±, se excita al otro lado del auricular.
De todos modos, hasta esta aventura ex¨®tica de James hace much¨ªsimo ruido en Colombia. Sus compatriotas esperan que se ponga en forma y vuelva a jugar con su selecci¨®n. Los medios digitales narran en directo los partidos del Al-Rayyan, que se disputan en estadios casi vac¨ªos, en los que se escucha el eco de las gradas. Las televisoras analizan el partido a posteriori, en campos virtuales llenos de jugadores que en realidad a nadie le interesan. James anot¨® el otro d¨ªa su primer gol y lo celebr¨® sin mucho entusiasmo.
La marca personal del jugador, no cabe duda, se ha desinflado hasta el punto de que, en este momento, la idea de ponerle James a tu vida tiene algunas connotaciones contradictorias. La marca inmaculada que representaba hace unos a?os ha dejado de existir. El Marginal, una serie de Netflix, trata sobre una mafia que opera en el interior de una prisi¨®n. Los protagonistas son los Borges, dos hermanos argentinos. El cerebro mal¨¦fico de la banda, capaz de hacer empanadas y sancocho con los cad¨¢veres de sus enemigos, es un colombiano que, oh sorpresa, se llama James. No parece casualidad.
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