El Levante empata con Osasuna y no sale de pobre
Los dos equipos machacaron el c¨¦sped en el medio campo, pero no se acercaron a las porter¨ªas (0-0)
El Levante no sale de la trampa y Osasuna empieza a deprimirse pese a que arranca un punto. O lo recoge, que es m¨¢s adecuado, porque para arrancar algo hay que hacer fuerza, luchar, y el punto del Ciutat fue como cogido de la estanter¨ªa de un supermercado. En un partido sopor¨ªfero, nadie hizo m¨¦ritos para m¨¢s. Para marcar alg¨²n gol hace falta disparar a porter¨ªa, se supone.
Con un t¨¦cnico, Alessio Lisci, en comisi¨®n de servicios, mientras el Levante busca entrenador, y tambi¨¦n a la persona que busque a ese entrenador, los jugadores del equipo valenciano apostaron por la autogesti¨®n. Que hicieron la guerra por su cuenta, vamos. Salieron con ¨¢nimo, din¨¢micos, para sorprender a Osasuna, que no se vio sorprendido, pero sorprendi¨®, y no por su forma de jugar sino por la de no hacerlo. Cauteloso tal vez por los ¨²ltimos reveses, el equipo navarro se dej¨® en Pamplona sus habituales se?as de identidad. Mellado en ataque por la ausencia de Kike Garc¨ªa, tambi¨¦n en casa por unas molestias, se dedic¨® a defenderse, y apenas se despleg¨® en ataque.
Trat¨® de atemperar los ¨¢nimos a De Frutos, el m¨¢s activo en el Levante, que con sus carreras por la derecha consigui¨® a veces desestabilizar a la zaga navarra. Pero es tan pobre el bagaje goleador de los locales que llegar, llegaban cerca del ¨¢rea de Herrera, pero no pasaban de all¨ª. Morales no apareci¨® hasta los minutos finales, pero eso tampoco fue suficiente para sacar a su equipo de pobre.
La primera parte discurri¨® en medio del sopor y s¨®lo una jugada aislada despert¨® a la grada. Fue en un c¨®rner, a poco del descanso, cuando Roger pein¨® el servicio y Herrera hizo la parada de la tarde, y no por grandiosa, sino porque fue la ¨²nica. En el rechace, la pelota le cay¨® a De Frutos, que dispar¨® cruzado para que el remate se estrellara en el poste. Fue una doble oportunidad, la ¨²nica del partido que se puede considerar as¨ª.
Sudaron tinta los dos equipos, machacaron el c¨¦sped en el medio campo, pero no se acercaron a las porter¨ªas. Ni los ¨²ltimos minutos, que suelen ser de emoci¨®n por la incertidumbre del resultado, lo llegaron a ser. Como en una pel¨ªcula de intriga de serie B, el desenlace estaba cantado desde el inicio. Cualquier espectador pod¨ªa saber quien era el malo y el bueno. En esta pel¨ªcula no hubo bueno.
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