El Villarreal encaja todas las piezas frente al Atalanta
Danjuma, Parejo y Gerard Moreno desmantelan al equipo italiano en tres zarpazos y logran la tercera clasificaci¨®n para octavos de la Champions en la historia del club
Al Villarreal no le sal¨ªa casi nada en este oto?o agridulce. En B¨¦rgamo, en la hora irrevocable, le sali¨® todo. Frente al Atalanta, uno de los equipos m¨¢s competitivos de Europa, el equipo espa?ol se defendi¨® con rigor y golpe¨® sin piedad dirigido por el cerebral Parejo, el oportun¨ªsimo Gerard Moreno y el infatigable Danjuma, autor de dos goles que le sit¨²an entre los delanteros m¨¢s resolutivos del curso. La gesta inscribe al Villarreal en octavos de la Champions por tercera vez en su historia.
Frente una de las organizaciones de presi¨®n m¨¢s avanzadas del f¨²tbol, un verdadero ¨¦mbolo, Emery present¨® una versi¨®n deformada del Villarreal ligero y creativo que conocemos. Sin Trigueros, su interior m¨¢s din¨¢mico, relegado al banquillo, con Foyth, un central, cerrando el lateral derecho junto a Moi G¨®mez, y con Estupi?¨¢n y Alberto Moreno, dos laterales, cerrando la banda izquierda, el Villarreal no entr¨® al partido a conservar la pelota sino a sellarse atr¨¢s en caso de perderla. Siempre listos para replegarse, los visitantes lo libraron todo a la recuperaci¨®n y al pase r¨¢pido, repentino, a Gerard Moreno y Danjuma.
El h¨¢ndicap de este planteamiento ¡ªlas dificultades para salir tocando con los escasos apoyos que ofrecen Alberto Moreno y Foyth¡ª se revel¨® tan r¨¢pido como la ventaja. Adiestrados para defender hacia adelante, los centrales del Atalanta abandonaron sus zonas para acompa?ar una maniobra de ataque cuyo ¨¦xito, como siempre, depend¨ªa de que cada uno de los integrantes de la acci¨®n la ejecutara sin dudar. Uno de ellos vacil¨®. Fue Demiral, el zaguero central turco, que control¨® mal una pelota y luego no se decidi¨® a pelearla cuando qued¨® dividida ante Parejo. El peor cliente posible para sufrir esta clase de crisis, Dani Parejo no desaprovech¨® la estupefacci¨®n de Demiral y se ahorr¨® el control. Haciendo gala de una prodigiosa econom¨ªa de tiempos, el mediocentro madrile?o golpe¨® la pelota directamente. En el v¨¦rtigo de la presi¨®n y la contrapresi¨®n, su env¨ªo preciso concentr¨® un razonamiento pausado y claro. El pase a la espalda de Toloi ya se hab¨ªa sincronizado con la arrancada de Danjuma, que recogi¨® el bal¨®n frente a Musso y le col¨® el tiro entre las piernas.
Dos segundos del ¡®falso nueve¡¯
La magn¨ªfica obertura del 0-1 espant¨® el recuerdo del viaje fatigoso, de la tormenta de nieve, de la concentraci¨®n interminable tras el partido del mi¨¦rcoles aplazado al jueves, para disgusto de los 200 hinchas castellonenses desplazados a B¨¦rgamo, que debieron regresar a Espa?a. El Villarreal encauz¨® un tr¨¢mite enrarecido y se aboc¨® a lo predecible. Durante la media hora que sigui¨® al primer gol fue despojado de la pelota, obligado a combatir a los invasores de su ¨¢rea en largas basculaciones y operaciones de mantenimiento sin apenas esperanza de controlar la situaci¨®n.
La hinchada local, api?ada en las gradas del Gewiss Stadium, no dej¨® de cantar, consciente de que a sus futbolistas los anima un esp¨ªritu rebelde, a prueba de contratiempos. Ilicic gobern¨® esa fracci¨®n del partido y el Atalanta se present¨® en el ¨¢rea de Rulli con Zapata, con sus dos carrileros, Hateboer y Maehle, con su interior, Pessina, y hasta con un central, que sol¨ªa ser Toloi, para sumarse al remate. Las llegadas se multiplicaron pero no los disparos. Solo Freuler, desde fuera del ¨¢rea, puso a prueba a Rulli, casi siempre bien protegido.
El tiempo obr¨® en favor del Villarreal. Cuando al cabo de la primera parte remitieron las fuerzas de Ilicic y sus compa?eros, se abrieron los espacios y los que hab¨ªan permanecido ahogados pudieron participar. Fue entonces que Alberto Moreno cambi¨® de orientaci¨®n hacia Gerard Moreno. Por primera vez en el partido, el falso nueve dispuso de un par de segundos para armar una jugada. Fue suficiente. Con un tres pases enchuf¨® a Moi y a Capoue, que acab¨® irrumpiendo para meter el 0-2.
Los jugadores del Atalanta se retiraron al vestuario aturdidos y all¨ª Gasperini, el entrenador, los debi¨® aturdir m¨¢s. Fuera Demiral, adentro Djimsiti. Fuera Pessina, castigado por no perseguir a Capoue, dentro Malinovski. Carga total. M¨¢s presi¨®n todav¨ªa, pero de forma selectiva. Contra los clarividentes Parejo y Gerard Moreno, s¨ª; contra el limitado Foyth, nada. Y fue Foyth, libre de marca, quien conect¨® con Gerard Moreno en el minuto 50.
El enganche se revolvi¨® con Palomino encima, le hizo un ca?o al borde del ¨¢rea y asisti¨® de paso a Danjuma. Harto de trazar desmarques al espacio, esta vez el holand¨¦s recibi¨® al pie en el ¨¢rea chica. Control¨® con la derecha, se gir¨® sobre Toloi y remat¨® con la izquierda un gol con aroma de sentencia. El Atalanta parec¨ªa fundido.
Entonces empez¨® la ¨²ltima batalla. Una pesadilla de 20 minutos encarnada en Ilicic, administrador general de un ataque como un aluvi¨®n que concretaron Malinovsky y Zapata en el 1-3 y el 2-3. Obligado a un esfuerzo supremo, el Villarreal coron¨® la victoria ayudado por Vicente Iborra, que entr¨® justo a tiempo de levantar la muralla.
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