Gracias al f¨²tbol

V¨ªctor Rey, de 51 a?os, comenz¨® a trabajar en el bar de su padre, El rinc¨®n del Greco, en 1987. Rey no es madrile?o a secas porque naci¨® en uno de esos barrios que tienen gentilicio propio. Es carabanchelero. Del Carabanchel de Rosendo, del Carabanchel que acariciaba la orilla del Vicente Calder¨®n. ¡°El Rinc¨®n del Greco da para escribir un libro¡±, dice. Con un horno peque?o, de 2.500 vatios, ¡°nos apa?¨¢bamos para cocinar para 85 personas, cuando pod¨ªamos tener aforo completo. Tostas, costillares, ensaladas¡­ y m¨¢s de 60 cervezas¡±, ejemplifica. Con poco, de todo. En concordancia con la hist¨®rica filosof¨ªa que ha hecho c¨¦lebre al equipo del que es hincha. En la d¨¦cada de 1990, con la irrupci¨®n del f¨²tbol del pago, el bar comenz¨® a llenarse de amigos, la mayor¨ªa del Atl¨¦tico de Madrid, y el grupo devino en dos pe?as: la Atl¨¦tica Carabanchel y la 17 de mayo. Hoy, El rinc¨®n del Greco es uno de los bastiones rojiblancos del barrio donde naci¨® y creci¨® Rey. El pasado domingo, alrededor de 30 atl¨¦ticos (el n¨²mero que permiten las regulaciones actuales) vivieron el empate a uno entre su equipo y el Real Madrid, separados en mesas de cuatro personas, pero en un ambiente que intentaba remedar c¨®mo se disfrutaba ElDerbi de Madrid vibrando en las gradas del Wanda Metropolitano.

A poco m¨¢s de un kil¨®metro, cruzando la Avenida de los Poblados, una de las arterias principales de Carabanchel, se erige otro de los recintos futboleros del barrio, el bar Kuo. All¨ª el que manda desde su apertura en 1993 es Carlos Belmar, quien, despu¨¦s de montar en 1988 la pe?a Madridista Carabanchel alto con los 75 clientes de su peluquer¨ªa ¨Cel m¨ªnimo que por entonces exig¨ªa el club¨C, se dio cuenta de que, a la vista de ese logro, mejor idea era abrirse un bar.

Los d¨ªas de partido suponen un movimiento adicional en la cocina. Y en la caja. ¡°Con un Atl¨¦tico-Real Madrid cubro la mitad de la semana, por lo menos¡±, revela Belmar. ¡°El a?o pasado, gracias al f¨²tbol y a que ganamos LaLiga Santander, los pocos momentos de felicidad los tuvimos en esta terracita¡±, dice. ¡°Hemos vivido de todo aqu¨ª. Las famosas derrotas ante el CD Tenerife, muchos t¨ªtulos ligueros y siete Champions. El v¨ªnculo con el f¨²tbol es total¡±. El domingo abri¨® todas las puertas y orient¨® uno de los seis televisores que tiene el bar hacia la terraza. ¡°La gente, con la pandemia, me pide estar fuera¡±, explica.

Esta semana se ha cumplido un a?o sin aficionados en los estadios de f¨²tbol. Entre marzo y mayo de 2020, los bares tambi¨¦n permanecieron cerrados. Rey pudo suspender su abono de LaLigaTV Bar, la licencia hostelera para emitir f¨²tbol en los locales. ¡°Cuando reabrimos tuvimos un descuento importante¡±, cuenta. Esta temporada, las tarifas se han adaptado a la realidad de cada local y se calculan en relaci¨®n al aforo y a la ubicaci¨®n de cada bar. ¡°Si los horarios de los partidos lo permiten, me compensa¡±, explica sus c¨¢lculos Rey. ?l mismo prepara la comida en El rinc¨®n del Greco, un lugar donde aprovechar los recursos es primordial: su peque?o horno permite no necesitar, de acuerdo con la ley, salida de humos, y es suficiente para, con su ma?a, satisfacer a sus parroquianos. Durante el derbi casi no podr¨¢ salir de la cocina.

Durante los meses m¨¢s duros de la pandemia, Rey tuvo que recurrir a sus ahorros para mantener con vida El rinc¨®n del Greco, que su padre, toledano (de ah¨ª el nombre del bar), mont¨® hace casi medio siglo. ¡°Aunque lo que m¨¢s me preocupaban eran mis empleados, cuando comenzaron a cobrar el ERTE me qued¨¦ m¨¢s tranquilo¡±, cuenta. ¡°Mis amigos, mi gente es muy futbolera. Ellos demandaban un bar como este. ?bamos al Vicente Calder¨®n y luego segu¨ªamos viendo f¨²tbol aqu¨ª. Ni bien reabrimos vinieron enseguida¡±, recuerda Rey. Los d¨ªas de partido en el Wanda Metropolitano, el bar era cita obligada para la previa y luego las pe?as sal¨ªan en bus hacia el estadio del Atl¨¦tico. Ahora, se quedan all¨ª. Es el ¨²nico lugar de encuentro que tienen. ¡°?ramos un pub de noche, abr¨ªamos de 17 a 2.30, pero ahora, los domingos arrancamos a las 12. Estamos completos para el derbi¡±.

Rey y Belmar, carabancheleros de toda la vida, tienen una comunidad fiel en cada uno de sus bares. Las pe?as futboleras fueron las principales responsables de que pudieran sobrevivir a la pandemia. Belmar no necesit¨® implementar un ERTE en el Kuo porque en invierno solo tiene una persona contratada. ¡°No usamos tanto la terraza¡±, dice. Para ambos, el f¨²tbol ha sido una especie de salvavidas en las ¨¦pocas m¨¢s complicadas.

La tarde de el derbi la terraza del Kuo comienza a llenarse desde temprano. Hay algo de sol, la televisi¨®n no se ve tan bien producto del reflejo, pero a la hora del partido llegar¨¢n las nubes casi a pedido del due?o, Belmar. La especialidad son los huevos rotos, las patatas bravas y las hamburguesas ¡°de todo tipo¡±. Al Kuo llega tambi¨¦n gente del Atl¨¦tico de Madrid. Son pocos. Luc¨ªa Valdecantos, de 19 a?os, viene con sus amigos del Colegio Amoros, instituto al que fue, a pocos metros del bar. ¡°Echo de menos acudir al Wanda¡±, dice. Tiene puesta la camiseta de Jos¨¦ Mar¨ªa Gim¨¦nez, defensa uruguayo del equipo de Simeone. El empate de Benzema, un rato m¨¢s tarde, sin embargo, la transportar¨¢ por unos minutos al Santiago Bernab¨¦u, porque Belmar pone el himno del Real Madrid a todo volumen despu¨¦s del gol. Belmar echa de menos la cena de cada a?o de la pe?a en marzo. ¡°Nos reun¨ªamos entre 150 y 200 pe?istas. Esperamos poder hacerlo el a?o que viene¡±.