¡°Escalar es una forma de arte¡±
Miranda Oakley, primera mujer en escalar la v¨ªa ¡®The Nose¡¯, en Yosemite, en solitario y en menos de 24 horas, reflexiona sobre la evoluci¨®n de su deporte
En 2005, con 21 a?os, la estadounidense Miranda Oakley estudi¨® durante seis meses en Granada Pol¨ªtica de Europa, la historia de los ¨¢rabes en Espa?a, tambi¨¦n la cultura espa?ola y, de paso, aprendi¨® castellano. Pero, sobre todo, entre clase y clase aprendi¨® a ser escaladora, y decidi¨® que lo que hab¨ªa empezado en su ni?ez como una afici¨®n divertida de roc¨®dromo en roc¨®dromo se hab¨ªa transformado en una pasi¨®n genuina por la roca. Apenas 11 a?os despu¨¦s, en 2016, Miranda destroz¨® uno de los r¨¦cords m¨¢s ic¨®nicos de la escalada en grandes paredes de Norteam¨¦rica: escal¨® los casi 1.000 metros verticales de la ruta The Nose al Capit¨¢n (en el el valle de Yosemite) en solitario en 21 horas y 50 minutos.
Desde hace 33 a?os (cuando Steve Schneider firm¨® la primera escalada en solitario), los escaladores de velocidad han asumido el reto de escalar sin compa?ero, autoprotegi¨¦ndose con una cuerda, la ruta m¨¢s ic¨®nica del Capit¨¢n, The Nose, la primera v¨ªa abierta (en 1958) en esta incomparable pared de granito. En cambio, ninguna de las tres mujeres capaces de escalar la v¨ªa en solitario hab¨ªa logrado bajar de las 24 horas. Y eso que Chantal Astorga se hab¨ªa quedado bien cerca en 2014, parando el cron¨®metro en 24 horas y 39 minutos. Oakley s¨ª lo consigui¨®.
¡°Siempre busco desaf¨ªos m¨¢s complicados que el anterior, as¨ª que despu¨¦s de escalar con un compa?ero The Nose y la cara noroeste del Half Dome en menos de 24 horas, la progresi¨®n natural era tratar de invertir menos de un d¨ªa en The Nose, en solitario¡±, explica a EL PA?S. ¡°Sencillamente, me enamor¨¦ de estas paredes tan largas, limpias y desplomadas. De pronto me vi escalando all¨ª, todo el d¨ªa, o incluso durante varios d¨ªas seguidos, y he de reconocer que me encanta el sentimiento de satisfacci¨®n que esto me concede¡±, resume Miranda.
De ni?a, la comunidad de escalada me acogi¨® cuando era dif¨ªcil encontrar una comunidad que me aceptase
Decidida a vivir en el valle, Oakley obtuvo el t¨ªtulo de gu¨ªa de escalada en roca, y durante una d¨¦cada residi¨® y trabaj¨® a la sombra del Capit¨¢n. Nada fue tan sencillo como suena. ¡°Lo que realmente me enamor¨® de la comunidad de escalada es su car¨¢cter inclusivo. Cuando era ni?a y empec¨¦ a escalar, la comunidad me acept¨® cuando, para m¨ª en esa ¨¦poca, era dif¨ªcil encontrar una comunidad que me aceptase. Cuando era ni?a mi origen palestino, por parte de mi madre, ten¨ªa mucho peso en mi vida porque pasaba mucho tiempo con mis abuelos y familia palestina y viv¨ªa en Washington, donde acud¨ª con mis padres a varias protestas o manifestaciones sobre este tema¡±, cuenta.
Primera experiencia en Palestina
¡°Empec¨¦ a escalar en el colegio. La escalada me llev¨® a otras partes del pa¨ªs y me permiti¨® conocer a una nueva comunidad. Me mud¨¦ a California y mi origen palestino se volvi¨® menos importante. Eran dos mundos distintos y pensaba que nunca se iban a cruzar. Hasta que un d¨ªa supe que exist¨ªa un grupo llamado Wadi Climbing. Este grupo estaba abriendo rutas en Palestina, ense?ando el mundo de la escalada a palestinos y construyendo un roc¨®dromo en el pa¨ªs. Cuando me puse en contacto con ellos, me animaron a visitarles. Mi primer viaje fue en 2017 y regres¨¦ de nuevo en 2019. Siempre hab¨ªa o¨ªdo hablar de Palestina, la tierra y la ocupaci¨®n militar israel¨ª, pero cuando fui la primera vez me impact¨® lo que vi. Me afect¨® mucho ver c¨®mo la ocupaci¨®n militar israel¨ª de su tierra tiene un efecto negativo en cada aspecto de sus vidas, desde su trabajo a su libertad para viajar en su propia tierra o a sus d¨ªas de escalada¡±, reflexiona Oakley.
Una parte asegura que no eres escalador de verdad si no asumes riesgos reales, y esa idea es terrible
En la actualidad, la escalada est¨¢ de moda, pero existen tantas formas diferentes de entenderla que empieza a atomizarse, cuando no a contemplar c¨®mo sus actores se radicalizan a la hora de defender una forma concreta. ¡°La comunidad de escaladores ha crecido mucho. Veo que, a veces, es m¨¢s exclusiva. Por ejemplo, una parte de la comunidad asegura que no eres escalador de verdad si no asumes riesgos reales. Es una idea terrible y quiz¨¢s peligrosa, especialmente para los principiantes, y cierra la puerta para muchos que quieren entrar en este mundo. Est¨¢ claro que cada vez que escalamos est¨¢ impl¨ªcito un cierto nivel de peligro, pero no me gusta que la gente sienta la presi¨®n de tener que asumir riesgos que pueden evitarse y creo que se puede vivir una gran aventura haciendo todo lo posible para mitigar o reducirlos los peligros¡±, defiende Miranda. ¡°No puedo decir que no tomo riesgos, pero, cuando estoy escalando algo peligroso, siempre mantengo el control. Si el riesgo es grave y puedo caer, no lo hago¡±, a?ade.
El cambio clim¨¢tico
La enorme y desbocada popularidad de la escalada ya ha tra¨ªdo los primeros debates en Estados Unidos, discusiones sobre la sostenibilidad de una actividad que no solo triunfa en los roc¨®dromos, sino que traslada a muchos practicantes del medio urbano al medio natural. ¡°En general, pienso que la popularidad de la escalada puede ser algo muy positivo. Pero si hay demasiada gente que quiere escalar solo para compartirlo en Instagram o para lograr grados de dificultad m¨¢s elevados, quiz¨¢s se pierda por el camino el respeto por la naturaleza y la vida animal, lo que puede acarrear un gran problema¡±, observa Oakley. Analizando los temas m¨¢s manidos en las redes sociales de los escaladores, la estadounidense reconoce que la ¡°gente no busca relatos profundos, cosas maduras o temas complicados. La gente busca fotos bonitas, risas o escaladas impresionantes¡±.
Su figura espigada buscando la eficacia recuerda m¨¢s un ave que una persona peleando contra la fuerza de la gravedad
Su pensamiento entronca con la contradicci¨®n que hasta los escaladores manejan frente al cambio clim¨¢tico: volar para escalar, consumir productos nada ecol¨®gicos¡ ¡°Todos podemos pensar m¨¢s en c¨®mo rebajar nuestra huella de carbono. Pero, realmente, todo lo que hacemos (escalando o no) contribuye al cambio clim¨¢tico. Lo m¨¢s efectivo es votar por pol¨ªticas y pol¨ªticos que se ocupen realmente de este problema¡±, subraya.
Los que han visto escalar a Miranda Oakley destacan la elegancia incomparable de sus movimientos, su figura espigada buscando la eficacia, el menor gasto energ¨¦tico posible, m¨¢s un ave que una persona peleando contra la fuerza de la gravedad. Y, entonces, algunos recuerdan que escalar es una forma de arte, por pretencioso que resulte. ¡°Nunca he pensado en m¨ª como una artista, pero aprecio cualquier forma de arte y creo que se podr¨ªa generar cierta forma de arte a trav¨¦s de la escalada¡±, dice ella.
En el mundo de la escalada, y en el de los gu¨ªas, existe un tab¨²: asumir los errores, ya sean t¨¦cnicos, de juicio o de la ¨ªndole que sean. Miranda Oakley sorprende reconociendo sin traumas que comete errores cuando trabaja: ¡°Todos los cometemos. La mejor manera de juzgar a un buen gu¨ªa de escalada es comprobar c¨®mo asume y qu¨¦ aprende de sus errores¡±.
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