Juanpe mantiene la maglia rosa del Giro de Italia tras la victoria de Hindley en el Blockhaus
El ciclista de Lebrija sigue l¨ªder por 12s sobre Bardet tras un Blockhaus marcado por el viento en el que los favoritos se rinden y acaban al sprint
Como el novelista inventa una tierra en la que puedan respirar sus personajes as¨ª el Giro de Italia, y no la naturaleza bruta de los Abruzos, crea el Blockhaus, y hasta el nombre se lo sac¨® del mag¨ªn Torriani, el inventor del Giro que amamos, asfalto duro y nuevo, pendientes que quitan el hipo hacia pastos en los que saltan rebecos caprichosos como cabras, y hasta nieve m¨¢s arriba, y un viento de lado y de cara, seg¨²n giran las curvas, que aniquila la volunta...
Como el novelista inventa una tierra en la que puedan respirar sus personajes as¨ª el Giro de Italia, y no la naturaleza bruta de los Abruzos, crea el Blockhaus, y hasta el nombre se lo sac¨® del mag¨ªn Torriani, el inventor del Giro que amamos, asfalto duro y nuevo, pendientes que quitan el hipo hacia pastos en los que saltan rebecos caprichosos como cabras, y hasta nieve m¨¢s arriba, y un viento de lado y de cara, seg¨²n giran las curvas, que aniquila la voluntad de la mayor¨ªa, la tierra en la que respira y lucha Juanpe L¨®pez, que crece, de rosa siempre. Pele¨®n y determinado. Y ambicioso. ¡°Mi ambici¨®n siempre ha sido ganar¡±, dice Juanpe, que se visti¨® de rosa el martes en un volc¨¢n, un reflejo de su forma de correr, que parece que va a reventar en cualquier momento, tanto se mueve sobre la bici, tanto esfuerzo ag¨®nico parece consumirle, tanto avisa con sus temblores, pero siempre resiste, aunque en el momento m¨¢s duro el neerland¨¦s del Jumbo Sam Oomen le cierra y est¨¢ a punto de hacerle caer, y no cae, y se recupera, y lleva la contraria a todos los que creen imposible que vuelva, y vuelve, y sigue de rosa el domingo, donde derrota a la trampa del destino, donde muestra que la voluntad es m¨¢s fuerte que el miedo, y seguir¨¢ el martes, pues el lunes toca descanso. ¡°Si no fuera ganador, no habr¨ªa sido ciclista¡±. Y feliz se abraza a Josu¨¦ Ar¨¢n, el masajista del Trek que le espera en la meta contando los segundos y le abriga y le da de beber. Y le dice, por 12s sigues rosa. Lo has conseguido. Y los dos r¨ªen a carcajadas, ebrios de alegr¨ªa.
¡°Somos una familia¡±, dice Juanpe, de Lebrija, de 24 a?os, que pasa del sue?o a la realidad de un salto y ya tiene un nuevo sue?o. Una ambici¨®n nueva que muchos de los que han llegado delante, que son 14, ya han alcanzado. El que gana la etapa en la volata, Jay Hindley, ya ha terminado segundo en un Giro; el segundo, Romain Bardet, ha sido podio en el Tour y ha ganado etapas everywhere, como Richard Carapaz, ganador de un Giro, que llega tercero; como Mikel Landa, dos veces ca¨ªdo pero entero, y con una zapatilla de cada color, sediento y feliz porque, al menos, ha burlado al destino, y llega cuarto con el maillot oscuro, con manchurrones de la grasa de la carretera en la que cay¨® descendiendo el Paso Lanciano. Pasan lista los favoritos, y dos no responden. Simon Yates y Wilco Kelderman no han llegado a¨²n, tardar¨¢n m¨¢s de 10 minutos. Y lo har¨¢n detr¨¢s de Nibali y Valverde, los viejos que resisten.
Escrib¨ªa Pasolini del sur de Italia, que ya no existe como era, y los trabajadores ya no pueden pretender que sus hijos entren en la FIAT como entraron ellos, sino que los apuntan a cursos de baristas online, que en N¨¢poles son cantidad, porque por ah¨ª va el futuro, y lamentaba ya hace 60 a?os que el aire burgu¨¦s y provinciano, nuevo rico, y se puede amar todo, salvo a la provincia, gritaba, acabara con el sur, ¡°un Cafarna¨²m sin l¨ªmites, lleno de pobres, de ladrones, de hambrientos, de sensuales, pura y oscura reserva de vida¡±. Y lo parece, pero no describe al pelot¨®n ciclista de los Giros que Torriani hizo amar al mundo, al ciclista que ya no existe, al ciclista que algunos, due?os de una inteligencia hist¨®rica, tal Landa, tal Carapaz, tal Juanpe, quieren ser. Juanpe revive a Vito Taccone, el rebeco de los Abruzos, aquel ciclista que se lio a pu?etazos con Manzaneque en una etapa, y le lanza un bid¨®n a Oomen, lo que le ha obligado a poner pie a tierra, a perder el refugio del grupo de los mejores, una docena entonces, a ocho kil¨®metros de la cima. Luego, el esp¨ªritu provinciano es un barniz dif¨ªcil de perder hasta para un chaval de Lebrija que se ganaba dinero para sus gastos trabajando de pe¨®n alba?il, Juanpe pide perd¨®n. ¡°Lo siento¡±, dice. ¡°Me disculpo. He hecho mal. Pero estuve muy cerca de caerme y me fue muy dif¨ªcil volver a centrarme, no perder los nervios, poner el foco solo en no perder tiempo¡±.
Tal Castroviejo, el capit¨¢n del Ineos, el estratega del tranquilo Carapaz, su reserva de m¨¢s calma, que llega a la salida y anda como un anciano con artritis. Alguien le grita, ponte bien, Johny, que Carapaz te necesita como te necesit¨® Egan para ganar el Giro pasado, y el vizca¨ªno logra que su cara de lobo, con esa barba oscura, sonr¨ªa un poco, y grita tambi¨¦n, tranquilo, ando mal, pero en la bici me muevo bien, y horas despu¨¦s dirige las maniobras del Ineos, la aceleraci¨®n en el Paso Lanciano que acaba con las esperanzas de la fuga y hace enfilarse al pelot¨®n. Y 50 kil¨®metros m¨¢s tarde, pasados Lettomanopello, qu¨¦ top¨®nimos, m¨¢s po¨¦ticos a¨²n que los Abruzos, o tan largos como el siguiente, San Valentino in Abruzzo Citeriore, el m¨¢s largo de Italia, o el que marca la base del Blockhaus tan tedesco, Roccamorice, poes¨ªa del amor, un Ineos, Richi Porte, sigue tirando sin aliento. Y de pelot¨®n quedan ocho o nueve ciclista solo, y algunos ya hacen la goma.
Es el metro m¨¢s duro de la ascensi¨®n de la subida de los bandidos. 14%. A 4,6 kil¨®metros exactamente. Carapaz ataca. Hace honor a la fama primera del Blockhaus, la que habla de ciclistas insurgentes, campeones que prefieren jugar del lado de los ladrones siempre, la que habla del Tarangu contra Merckx, de Nairo contra Dumoulin, del primer Merckx contra Anquetil y otros poderes prehist¨®ricos. Bardet y Landa le han seguido; contemporizan, temen el viento, se vigilan, marchan a tirones; los que les siguen, a ritmo regular, se acercan y se alejan seg¨²n respiran los tres m¨¢s frescos, m¨¢s fuertes. Les alcanzan en los ¨²ltimos hect¨®metros, falso llano en descenso, falso llano en subida, nada se puede hacer m¨¢s. Les esprintan. Volata en el Blockhaus, t¨ªtulo de un relato de lo inesperado. Les derrota un australiano h¨¢bil y correoso, Jai Hindley, que ya fue rosa hace dos a?os, gan¨® ya su etapa alpina y perdi¨® el Giro en la ¨²ltima contrarreloj. Y Juanpe es feliz.
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