Medio siglo despu¨¦s, Mikel Landa, feliz de asumir la herencia del Tarangu en el Blockhaus
El ciclista alav¨¦s quiere ¡°descubrirse, guiarse por el instinto, atacar¡± este domingo en la monta?a de los Abruzos en la que Jos¨¦ Manuel Fuente hizo doblar la rodilla al can¨ªbal Eddy Merckx en el Giro de Italia de 1972
Lasa, Lazkano, Perurena, L¨®pez Carril, Gald¨®s, G¨®mez del Moral¡ El Kas era una factor¨ªa colectivizada, los obreros al poder; Dalmacio Langarica, su ide¨®logo y capataz, y Jos¨¦ Manuel Fuente, el Tarangu, un so?ador que las noches de luna llena fumaba nervioso, insomne, mirando su luz por la ventana del hotel. ¡°Eres un lun¨¢tico¡±, le dec¨ªa Dalmacio, y le tem¨ªa tanto como le respetaba a aquel escalador asturiano obstinado, terco como una mula, con estados de ¨¢nimo guiados por las fases de la luna y las mareas que le hac¨ªan ser un perrito d¨®cil un d¨ªa, un diablo incontrolable al siguiente. La luna crec¨ªa, pero a¨²n no se hab¨ªa llenado aquel 24 de mayo de 1972. Aun as¨ª el Tarangu estaba pose¨ªdo. Era un diablo y Eddy Merckx, que sab¨ªa por los sudores que le generaba Luis Oca?a lo complicado que era manejar a los espa?oles cabezotas, a¨²n no lo sab¨ªa, y tampoco le conoc¨ªa m¨¢s que de o¨ªdas a ese ciclista loco que acababa de ganar la Vuelta a Espa?a.
¡°El Giro empezaba un domingo de mayo y justo la Vuelta hab¨ªa acabado siete d¨ªas antes. A m¨ª me tuvieron que infiltrar para terminarla porque ganaba el maillot verde por puntos, pero llegu¨¦ muerto al Giro¡±, cuenta Txomin Perurena, el ciclista que mejor conoc¨ªa y calmaba a Fuente, y ten¨ªa siempre un Chester a mano cuando Tarangu lo necesitaba. ¡°Pero el resto del equipo ven¨ªa muy fuerte. La Vuelta hab¨ªa dado muy buen punto a todos¡±.
¡°Y tan bueno era nuestro punto, y mejor el del Tarangu¡±, recuerda Miguel Mari Lasa, que hab¨ªa terminado segundo la Vuelta y, ya en el Giro, sin tiempo m¨¢s que para cambiar la ropa de la maleta y viajar, la noche anterior a la ascensi¨®n del Blockhaus cena y planifica con el resto del equipo la estrategia para conquistar la primera monta?a de la carrera italiana. ¡°Era el cuarto d¨ªa del Giro. Era una etapa muy cortita, de unos 50 kil¨®metros, y sab¨ªamos que si lo hac¨ªamos bien pod¨ªamos hacer una buena limpia en el pelot¨®n. Y el Tarangu ten¨ªa muchas ganas de hacerle da?o a Merckx, el que arrasaba a todos en todas las carreras¡±.
Eran las 8.30 de la ma?ana. La luna todav¨ªa no se ha ocultado en la playa de Francavilla, arenal infinito del Adri¨¢tico, cuando el Tarangu y todo el Kas gu¨ªan el asalto a la monta?a. En el coraz¨®n de los Abruzos, pastos verdes verdes, riscos ariscos para los reba?os de merinas de los nobles de los Habsburgo y de los Borbones luego, due?os de todo lo que se mueve y respira y de todas las tierras, que construyen peque?os puestos de guardia, bloccaus, para que sus soldados controlaran desde arriba los movimientos de los cuatreros, de los bandidos ladrones de ovejas, del pueblo que pasaba hambre, cicl¨ªsticamente hablando el Blockhaus de la Majella ¨C14 kil¨®metros al 8,4%¨C era entonces una monta?a Merckx. El belga, en 1967, con 22 a?os a¨²n no cumplidos, hab¨ªa ganado all¨ª la primera vez que se ascend¨ªa, y sorprendi¨® a los aficionados, que, como reciente ganador de la Sanremo pensaban de ¨¦l que era un velocista, no un escalador, y tambi¨¦n lo pensaba Jos¨¦ P¨¦rez Franc¨¦s, el espa?ol del Kas que llegaba de rosa, como Juanpe este 2022, y aunque mantuvo el liderato no gan¨® ese Giro, ni tampoco Merckx, sino Gimondi.
En 1972, cinco a?os despu¨¦s, y tres Tours, dos Giros y numerosas cl¨¢sicas, Merckx es ya un tirano del ciclismo, el can¨ªbal ante el que todos se arrastran. ?Todos? No. No Fuente, que cuando faltan solo cuatro kil¨®metros para la cima culmina todas las aceleraciones de sus compa?eros, diablillos que a¨ªslan a Merckx, dejan fuera de control a todos los sprinters ¨CMarino Basso, Zandeg¨´, Sercu¡¨C y el escenario a Tarangu, que se va impetuoso y hace doblar el espinazo por primera vez al can¨ªbal. ¡°Y yo, un poco despu¨¦s, ataqu¨¦ tambi¨¦n para quedar segundo¡±, a?ade Lasa. ¡°Y Fuente se puso de rosa, con m¨¢s de dos minutos sobre Merckx¡±.
Los ni?os de aquella Espa?a sal¨ªan del colegio y o¨ªan la radio que hablaba de Fuente y de Merckx derrotado, y so?aban y ansiosos esperaban al d¨ªa siguiente para leer lo poco que dec¨ªan los peri¨®dicos, y llenar con su imaginaci¨®n las lagunas del relato, y la fantas¨ªa. Y, 50 a?os despu¨¦s, Mikel Landa es como uno de esos ni?os y como el Tarangu al mismo tiempo, y est¨¢ excitado, y sue?a con el Blockhaus. ¡°Ya llega el primer momento importante. Ya toca descubrirse. Ya toca dejar libre al instinto, atacar¡±, dice el escalador alav¨¦s, que conoce su compromiso con la leyenda del Tarangu y los ciclistas del Kas, que se conoce al dedillo. ¡°He estado tapado todo el tiempo, muy protegido. No he tenido ning¨²n percance. Llego perfecto¡±.
Tantos a?os despu¨¦s, tambi¨¦n a Merckx se le abren los ojos grandes cuando habla de Fuente. ¡°El corredor que m¨¢s me ha hecho sufrir nunca, m¨¢s incluso que Oca?a¡±, dec¨ªa el can¨ªbal belga hace unos a?os. ¡°Ninguno como ¨¦l¡ Menudo escalador¡ Menos mal que luego era muy ca¨®tico y lo que ganaba en la monta?a pod¨ªa perderlo cualquier otro d¨ªa¡±.
Los ni?os de hace 50 a?os so?aban, pero en sus fantas¨ªas a¨²n no entraba la luna. Tres d¨ªas despu¨¦s, la luna est¨¢ llena. Fuente no duerme, noche de nicotina e insomnio, pero parece feliz y tranquilo en la salida hacia Catanzaro, en la Calabria del mar J¨®nico, por el monte Scuro. ¡°Merckx, que era insaciable y estaba muy enfadado porque Fuente le hab¨ªa dado el tratamiento que ¨¦l daba a todo el mundo en el Blockhaus, ataca en el primer kil¨®metro. Se le unen el sueco G?sta Petterson y Fuente, que estaba muy atento¡±, dice Lasa. ¡°Y nosotros, en el equipo, tranquil¨ªsimos. Sab¨ªamos que si Fuente se agarraba bien a la rueda de Merckx no tendr¨ªa problemas. Y eso pens¨¢bamos cuando, subiendo el monte Scuro, le vemos a Fuente solo. ¡®Tranquilos, tranquilos¡¯, nos dice. ¡®Al ritmo que llevaba Merckx no creo que aguante mucho, Acabar¨¢ reventado¡¯. Los que acabamos reventados fuimos nosotros, que nos toc¨® trabajar a fondo un d¨ªa que pens¨¢bamos que podr¨ªamos recuperar. Perdimos cinco minutos con Merckx, y la maglia rosa¡±.
Merckx gan¨® el Giro. Fuente acab¨® segundo, tercero Gald¨®s, cuarto L¨®pez Carril, noveno Lasa y d¨¦cimo Lazkano. El Kas de todos. ¡°Pero yo no temo descubrirme¡±, dice Landa. ¡°No me agobia que la gente me vea como favorito y no acabar ganando. Ya estoy acostumbrado a ello¡±.
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