Serena Williams alarga su ¨²ltimo baile
La campeona de 23 grandes, de 40 a?os, desborda a Kontaveit, dos del mundo, y accede a la tercera ronda de Nueva York: 7-6(4), 2-6 y 6-2. ¡°Soy bastante buena¡±
No, aqu¨ª tampoco termina el viaje. No todav¨ªa. Serena Williams es y ser¨¢ Serena Williams hasta el final, as¨ª que exprime este ¨²ltimo trazado y tira un resto de rev¨¦s ganador limpio, pulcro, impecable. Ya se sabe, es su lema. Su bandera: grandeza o nada.
¡°Simplemente incre¨ªble¡±, le dice Mary-Jo despu¨¦s de que haya derrotado por 7-6(4), 2-6 y 6-2 (en 2h 27m) a la estonia Anett Kontaveit, n¨²mero dos del mundo, y haya logrado el pase a la tercera ronda del US Open. ¡°...
No, aqu¨ª tampoco termina el viaje. No todav¨ªa. Serena Williams es y ser¨¢ Serena Williams hasta el final, as¨ª que exprime este ¨²ltimo trazado y tira un resto de rev¨¦s ganador limpio, pulcro, impecable. Ya se sabe, es su lema. Su bandera: grandeza o nada.
¡°Simplemente incre¨ªble¡±, le dice Mary-Jo despu¨¦s de que haya derrotado por 7-6(4), 2-6 y 6-2 (en 2h 27m) a la estonia Anett Kontaveit, n¨²mero dos del mundo, y haya logrado el pase a la tercera ronda del US Open. ¡°?Te ha sorprendido tu nivel?¡±, a?ade la presentadora, a lo que la leyenda, la deportista que volatiliz¨® casi todos los moldes del tenis y que ha decidido ¡°evolucionar¡±, que no retirarse, reacciona como solo ella pod¨ªa hacerlo. Medio en broma, medio en serio. Sencillamente, a Williams le entra la risa floja.
¡°?Qu¨¦?¡±, responde como si no hubiera o¨ªdo bien a su interlocutora. ¡°Quiero decir, soy simplemente Serena, ?sabes? As¨ª que¡ Bueno, soy una jugadora bastante buena y me encantan los desaf¨ªos. He jugado muchos partidos [a lo largo de su carrera] y estoy entrenando realmente bien¡±, argumenta mientras la llave del cuadro la empareja con la australiana Ajla Tomljanovic (1-6, 6-2 y 7-5 a Yevgenia Rodina), aunque este jueves bailar¨¢ con su hermana Venus (41 a?os) en la modalidad de dobles. ¡°Soy supercompetitiva, aunque no tengo nada que demostrar. No tengo nada que ganar, no tengo nada que perder¡±, se despide tras otra velada para la colecci¨®n. Otra vez la magia.
Al igual que en el estreno del lunes, por las gradas octogonales de la Arthur Ashe desfilan las celebridades. No falta el cineasta Spike Lee, un fijo en la central y feligr¨¦s ac¨¦rrimo de Williams, y desde el palco de la tenista observa su familia y bajo la visera, el golfista Tiger Woods, que corresponde a la ovaci¨®n con timidez; esta noche, la protagonista es otra. Tambi¨¦n asiste Zendaya, la actriz que interpreta extraordinariamente bien a una yonqui adolescente en Euforia, historia a flor de piel, cruda, intensa, adrenal¨ªnica. Como Serena. La serie transcurre en un rinc¨®n de California, all¨ª donde naci¨® el mito de la jugadora que marc¨® un antes y un despu¨¦s en el tenis. Del gueto de Compton hasta el infinito. Un maravilloso viaje.
Silencio en el volc¨¢n
Gana Serena el primer set, y llega el subid¨®n. Un chute a lo grande. Los espectadores se ponen en pie y el silencio sepulcral que preside los peloteos desemboca en el estallido del volc¨¢n. Esto es Nueva York, esto es Flushing Meadows y aqu¨ª no se escatima; ahora bien, juega Williams y eso significa que cambian los c¨®digos. El ensordecedor sonido que preside el resto de los partidos, inimaginable en Melbourne, Par¨ªs o Londres, se divide en r¨¢fagas en funci¨®n del momento o de si la estadounidense atina o no: locura si logra el punto, mutismo en los intercambios y runr¨²n si Kontaveit consigue ara?ar algo. La estonia, cabe recordar, es la dos del mundo y no se encoge. As¨ª suena la banda sonora de otra monta?a rusa emocional.
La grada se desboca. Las pantallas revelan que la pelota ha besado un mil¨ªmetro la l¨ªnea y los aficionados inician un rudo abucheo interrumpido por Williams. No, as¨ª no, detiene con el dedo en alto. La norteamericana, 14 a?os mayor que su rival, guerrea dentro de una burbuja, aparcando cualquier recordatorio sentimental y centr¨¢ndose de manera exclusiva en el juego. Serena est¨¢ en trance. Metida en harina, aun en sus 40, casi 41, sigue siendo una campeona de otra pasta. La limitaci¨®n f¨ªsica no impide que act¨²e la gen¨¦tica ganadora, intacta hasta este ¨²ltimo recorrido y este duelo que resuelve a base de agallas, hegemon¨ªa y un considerable ejercicio estrat¨¦gico.
Kontaveit (26 a?os) se rebela contra todo, e iguala. Sin embargo, como ya le sucediera a Danka Kovinic el lunes, se la acaba llevando la marea. La estadounidense se ha guardado un ¨²ltimo cartucho, va abriendo hueco y despu¨¦s administrando, y al final sentencia con ese golpe perfecto. Serena Williams, ni m¨¢s ni menos. De principio a fin.
¡°?GANAR? NO PUEDO PENSAR EN ESO¡¡±
Después de la victoria y el festejo, Williams acostumbra a bajar radicalmente las revoluciones. La fatiga y ese estado de neutralidad que ha adoptado para poder controlar estos días tan emotivos se reflejaban en su comparecencia ante los periodistas, que incidieron precisamente en este aspecto.
“Es una mezcla extraña, de querer abrazar pero a la vez estar concentrada”, introdujo. “Siento que he tenido una gran X roja a la espalda desde que gané aquí en 1999 y ha estado ahí durante toda mi carrera. Pero ahora es diferente”, prosiguió, cuestionada por la sensación de no tener la obligación de alzar el título, “porque siento que ya he ganado. Es bastante impresionante lo que he hecho, pero esta noche estaba como: ‘Serena, ya has ganado. Juega, sé Serena”.
También se le planteó hasta dónde puede llegar y si se ve capaz de aquello que parece imposible: lograr el 24º grande. “No puedo pensar tan lejos. Estoy aquí”, rebajó. “Me estoy divirtiendo y disfrutándolo. Honestamente, he tenido tantos partidos difíciles durante no sé cuánto tiempo que veo muy, muy complicado superar todo lo que necesitaría para ganar”, agregó.
Por último, Williams se refirió también a Woods, que le apoyó desde el box. “Él es una de las razones por las que estoy aquí y por las que sigo jugando. Hablamos mucho y ha tratado de motivarme. Yo no sabía qué hacer, estaba perdida, pero cuando puedes confiar en alguien como él, dios mío, Tiger Woods, fue realmente útil para aclararme”, zanjó.
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