La Real se impone en Anoeta a un Villarreal r¨¢cano
Un gol de Brais M¨¦ndez en la primera parte inclina el partido hacia el equipo donostiarra
Todo correcto en San Sebasti¨¢n. La parte vieja plagadita de turistas franceses de corto recorrido: pinchos, vino y para casa; las playas llenas en octubre por el calor que trae el viento solano, la mar como un plato, los veleros fondeados junto a la isla de Santa Clara, algunos para el verm¨², otros para un ba?o tard¨ªo. En Anoeta, tarde de f¨²tbol. Y los dos cohetes que saludan el gol de Brais M¨¦ndez, el ¨²nico de la tarde, y que le da los puntos a una Real Sociedad combativa que tuvo enfrente a un rival muy r¨¢cano.
El plan del Villarreal parec¨ªa pasar por echarle al partido dosis y m¨¢s dosis de paciencia, de la que se vende en envase familiar. Le ha salido bien muchas veces, aunque esta vez no, porque seg¨²n avanzaba el partido empez¨® a dar la sensaci¨®n de que la paciencia empezaba a convertirse en dejadez, en un verlas venir que nunca suele augurar nada bueno.
Especular no siempre es la mejor opci¨®n. El equipo amarillo ten¨ªa una idea, s¨®lo una, que consist¨ªa en amasar la pelota cerca de Rulli, y cuando el portero empezaba a agobiarse por la presi¨®n de la Real, pegarle un zapatazo a Danjuma, que era como hacer hoyo en uno en un par cuatro. Sobre todo, porque el delantero ten¨ªa encima a Pacheco y Aritz, ech¨¢ndole el aliento en la nuca.
A veces, adem¨¢s, el agobio de Rulli era real. Kubo estuvo a punto de robarle la pelota en un despiste, y luego, el portero argentino le regal¨® la pelota a Brais en otro lance, aunque estuvo r¨¢pido para tapar su disparo. En medio de un clima m¨¢s mediterr¨¢neo que cant¨¢brico, a la Real no le pesaba el calor, ten¨ªa la pelota en propiedad e insist¨ªa por aqu¨ª y por all¨¢ ante la dejaci¨®n visitante, que se fue convirtiendo en end¨¦mica seg¨²n avanzaba el partido.
Se hinch¨® a lanzar saques de esquina el equipo de casa. Los jaleaba la hinchada, convencida, como todas las aficiones, que de esas acciones se puede sacar petr¨®leo, de que son medio gol. Y no siempre se equivocan en la grada. En una de ellas, Zubimendi dispar¨® desde dentro del ¨¢rea pero con la mira elevada. Dos c¨®rneres despu¨¦s, el rechace le lleg¨® a Merino, que detect¨® la entrada de Brais entre los centrales para que el gallego se la colara a Rulli en su salida. S¨®lo por insistencia, la Real se pon¨ªa por delante con el quinto gol en lo que va de curso de un jugador que sigue llamando a la puerta de Luis Enrique. Desaparecido Parejo y con ¨¦l todo el medio campo del Villarreal, cada uno de los futbolistas amarillos parec¨ªa un defensa central, o al menos, esa era su vocaci¨®n en la primera parte. Brillante Silva en el otro bando, el marcador se inclin¨® hacia el equipo que m¨¢s propon¨ªa. Al ¨²nico que lo hac¨ªa.
No tuvo Emery m¨¢s remedio que cambiar algunas cosas tras pasar por la caseta. Sac¨® a Morales y a Jackson de su fondo de armario y orden¨® a su equipo dar un paso hacia delante, al tiempo que la Real se replegaba hacia las cercan¨ªas de Remiro, que en la primera parte podr¨ªa haberse dedicado a ver alg¨²n cap¨ªtulo de su serie favorita.
La cuesti¨®n era que el equipo de casa iba ganando el partido y era el Villarreal quien deb¨ªa proponer alguna soluci¨®n a sus males, adem¨¢s, el peligro de la Real se llamaba Sorloth, veloz y potente al contragolpe, que en un par de lances le puso los pelos como escarpias a Rulli.
El submarino, que no hab¨ªa tenido opciones a campo abierto, tampoco encontr¨® demasiadas con el ¨¢rea txuriurdin blindada. S¨®lo un disparo cruzado de Morales le puso de los nervios a Imanol, intenso en el banquillo.
Aunque apret¨® con fuerza el Villarreal en los minutos finales, qu¨¦ remedio con el marcador en contra, a Remiro no se le apunt¨® ni una sola parada en su hoja de servicios del partido, ni siquiera tuvo que salir a blocar ning¨²n bal¨®n por alto ni por bajo, tal fue la inoperancia atacante amarilla, que tendr¨¢ que hac¨¦rselo mirar.
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