La batalla por la cabeza de Vinicius en el a?o que m¨¢s faltas le hacen
Ancelotti y quienes trabajan con el brasile?o tratan de que maneje con m¨¢s calma los intentos de los rivales de desconectarlo de los partidos
El ¨²ltimo cl¨¢sico en el Bernab¨¦u marc¨® la temporada pasada el punto de mayor agitaci¨®n de Vini Jr. con casi cualquier cosa que hubiera en el campo que no fuera la pelota. Aquella noche del 0-4 se lament¨® mucho al ¨¢rbitro, discuti¨® con Ter Stegen despu¨¦s de caer en el ¨¢rea, se enganch¨® con Piqu¨¦ un par de veces, y tuvo a Eric Garc¨ªa siempre pendiente de dejarle el ¨²ltimo recadito. El central no particip¨® en la jugada de la ca¨ªda, pero cuando Vini se puso en pie recibi¨® un empuj¨®n suyo por detr¨¢s. Y cuando Adama y Araujo le birlaron la pelota y el brasile?o acab¨® de nuevo por los suelos, Garc¨ªa le grit¨® la frase de la noche: ¡°T¨², el a?o que viene, Bal¨®n de Oro¡±.
Aquel cl¨¢sico se?al¨® dos aspectos fundamentales de los enredos ambientales de Vini Jr. que mantienen su vigencia. Por un lado, el brasile?o se ha transformado en una amenaza formidable, lo que a ojos de los rivales lo convierte en diana, en lo f¨ªsico y en lo mental. Por otro, en sus enganchones no suele arrastrar compa?¨ªa. Son explosiones que emprende en solitario, sin la cobertura de los compa?eros, como cuando en el ¨²ltimo cl¨¢sico Piqu¨¦ lo retuvo para sermonearlo. En el vestuario y en el cuerpo t¨¦cnico trabajan para que el brasile?o no se extrav¨ªe por esos callejones, con lo que sus movimientos van m¨¢s en la direcci¨®n de aplacar que en la de alimentar fuegos.
Despu¨¦s del Madrid-Bar?a del 0-4, lleg¨® un par¨®n de selecciones y la pausa enfri¨® el volc¨¢n, pero el magma a¨²n bulle en las profundidades, y esta temporada ha vuelto a emerger. Se dispar¨® el 11 de septiembre en la visita del Mallorca al Bernab¨¦u. El brasile?o termin¨® desesperado por las faltas, y por lo que oy¨® que les dec¨ªa a sus jugadores el entrenador rival, Javier Aguirre: ¡°P¨¦gale, p¨¦gale¡±. Vini se desesperaba. Buscaba al ¨¢rbitro, se lamentaba a sus compa?eros, se quejaba a Ancelotti. Y el defensa mallorquinista Jaume Costa le dec¨ªa: ¡°Ya, pero solo podemos hacer eso¡¡±.
Que el plan de los rivales para desactivar la amenaza de Vinicius pasa por pulsar botones de todo tipo, lo saben el futbolista, su entrenador y tambi¨¦n la gente del equipo de trabajo del brasile?o. Fuentes de su c¨ªrculo explican que han hablado mucho de las maniobras de los rivales para entrar en la cabeza de Vinicius y desenchufarlo de los partidos. Tiene que estar m¨¢s tranquilo, dicen, y entender que la vigilancia extrema tiene que ver con su actual estatus de estrella. Pero tambi¨¦n lamentan la dureza de algunos defensas: el brasile?o es el quinto futbolista de la Liga que m¨¢s faltas recibe seg¨²n el recuento de Statsbomb, tres por partido, si se miran los que han jugado al menos 600 minutos. La cifra ha dado un salto esta temporada: le pegan el 15% m¨¢s que los cuatro cursos anteriores.
A Ancelotti tambi¨¦n le intranquiliza la agitaci¨®n de Vinicius por los juegos mentales de los contrarios. El italiano ha tenido ya varias conversaciones con ¨¦l en las que trata de que entienda que su estatus atrae atenciones inc¨®modas. Le dice que tiene que entrar al campo sabiendo que lo van a buscar, pero que debe ser m¨¢s listo. Seg¨²n fuentes cercanas al cuerpo t¨¦cnico, el italiano emprende esta misi¨®n de apaciguamiento con cautela: sabe que gran parte del ¨¦xito de Vinicius tiene que ver con su descaro, su car¨¢cter atrevido y arrojado, y entiende que no debe manosear esa vertiente espont¨¢nea con demasiado control.
Tanto ¨¦l como el equipo que trabaja con el brasile?o consideran que no debe arrugarse ni perder su esencia, pero tambi¨¦n que ha de dejar pasar algunos charcos. Que baile, pero que no enrede. Y, sobre todo, fuentes de su c¨ªrculo insisten en que debe evitar gestos como la ir¨®nica despedida al osasunista David Garc¨ªa cuando lo expulsaron en el Bernab¨¦u.
Pese a las turbulencias, Vinicius se mantiene este curso, como lo fue el pasado, como una de las mayores amenazas de la Liga. Por ejemplo, es el tercer m¨¢ximo goleador, el cuarto que registra m¨¢s acciones que desembocan en un tiro de su equipo y al que m¨¢s veces han intentado pasarle el bal¨®n en todo el campeonato.
Esta tarde tiene otra prueba de templanza ante el Bar?a en el Bernab¨¦u, unas horas antes de que ma?ana se entregue el Bal¨®n de Oro de las chanzas de Eric Garc¨ªa. No ser¨¢ para ¨¦l, pero apunta a un puesto muy alto.
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