El rugby amateur se suma a las denuncias por lesiones neurol¨®gicas: se sintieron desprotegidos durante a?os
Un grupo de 55 jugadores inicia acciones legales contra las federaciones inglesa y galesa y secunda el proceso iniciado por 225 profesionales en noviembre. Los deportistas alegan s¨ªntomas prematuros de demencia, epilepsia o Parkinson
El rugby ha modificado sus reglas en la ¨²ltima d¨¦cada para reducir los golpes en la cabeza y evitar las secuelas tras a?os de impactos, pero el cambio de paradigma llega tarde para muchos. A finales de los noventa y principios de siglo, este deporte ten¨ªa jugadores cada vez m¨¢s r¨¢pidos y de mayor envergadura sin la protecci¨®n del reglamento. Una vez retirada, esta generaci¨®n ha pagado unas secuelas que no solo afectan a la ¨¦lite. Tras la denunci...
El rugby ha modificado sus reglas en la ¨²ltima d¨¦cada para reducir los golpes en la cabeza y evitar las secuelas tras a?os de impactos, pero el cambio de paradigma llega tarde para muchos. A finales de los noventa y principios de siglo, este deporte ten¨ªa jugadores cada vez m¨¢s r¨¢pidos y de mayor envergadura sin la protecci¨®n del reglamento. Una vez retirada, esta generaci¨®n ha pagado unas secuelas que no solo afectan a la ¨¦lite. Tras la denuncia en noviembre de 225 jugadores profesionales a las federaciones inglesa y galesa, adem¨¢s de World Rugby ¨Cel ¨®rgano internacional de este deporte¨C en noviembre, un grupo de 55 amateurs han iniciado otro proceso paralelo con la misma argumentaci¨®n: la gobernanza del rugby fue negligente a la hora de protegerles de lesiones neurol¨®gicas durante sus carreras.
La denuncia amateur extiende la gravedad de un problema que ya no afecta solamente a la ¨¦lite, sino a la base de un deporte que solamente en Inglaterra cuenta con m¨¢s de 150.000 licencias. La conclusi¨®n de sus informes m¨¦dicos es que las secuelas son las mismas entre hombres y mujeres, entre profesionales y amateurs. Mientras el proceso de los 225 profesionales solo inclu¨ªa a jugadores masculinos, el nuevo procedimiento incluye a mujeres que fueron internacionales, j¨®venes de alto nivel y a la familia de un jugador que fue diagnosticado con CTE tras su muerte. Son las siglas en ingl¨¦s de Encefalopat¨ªa Traum¨¢tica Cr¨®nica, una degeneraci¨®n cerebral provocada por la reiteraci¨®n de traumatismos craneales. El f¨²tbol americano fue pionero en esta enfermedad, con cientos de casos en jugadores retirados y una demanda millonaria contra la NFL.
Los jugadores de ambos procedimientos alegan s¨ªntomas prematuros de demencia, epilepsia o Parkinson, algo que atribuyen a la reiteraci¨®n de impactos durante su etapa como jugadores. El riesgo de conmoci¨®n cerebral es habitual en el rugby, con protocolos que actualmente obligan al jugador a ser evaluado por personal m¨¦dico tras un golpe en la cabeza. El gran problema es que el jugador no sea apartado del partido. Cuando no exist¨ªan estos protocolos, esto era la habitual: ning¨²n jugador quer¨ªa dejar el partido. El caso que activ¨® las alarmas fue Steve Thompson, que en 2020 no se acordaba de que hab¨ªa ganado el Mundial con Inglaterra en 2003. Si ya ocurr¨ªa en la ¨¦lite, con luz y taqu¨ªgrafos, el riesgo a esas p¨¦rdidas de memoria se multiplicaba en el sinf¨ªn de campos sin televisi¨®n.
Los s¨ªntomas neurol¨®gicos tambi¨¦n acarrean depresi¨®n cr¨®nica, agresiones, brotes de violencia, incontinencia, adicci¨®n al alcohol o las drogas y, en algunos casos, intentos fallidos de suicidio. El argumento de los jugadores es que el reglamento no les dio el descanso necesario entre conmociones ni asegur¨® que eran debidamente evaluados antes de regresar al terreno de juego. La acusaci¨®n tambi¨¦n responsabiliza a la gobernanza del rugby de ignorar las recomendaciones m¨¦dicas que en su momento ya alertaban de los riesgos neurol¨®gicos.
El rugby ha cambiado sobremanera en los ¨²ltimos a?os su normativa para afrontar el problema. Los placajes altos son duramente sancionados, as¨ª como cualquier golpe en la cabeza. El objetivo es proteger a jugadores en situaciones vulnerables como cuando saltan a atrapar un bal¨®n o yacen en el c¨¦sped mientras los compa?eros ponen el oval en juego. El n¨²mero de tarjetas rojas se ha multiplicado, incluso en partido del m¨¢ximo nivel. Y los colegiados revisan por v¨ªdeo cualquier acci¨®n fronteriza. El problema de las generaciones anteriores es que no contaban con este escudo.
El peri¨®dico brit¨¢nico The Guardian relata el caso de Alex Abbey, un jugador de 48 a?os que tuvo que dejar su empleo como profesor a los 31 porque sufr¨ªa p¨¦rdidas de memoria repentinas. Este ingl¨¦s de gran proyecci¨®n, jug¨® unos 80 partidos por temporada entre los 13 y los 18 a?os, muchos de ellos ante adultos, y asegura que sufri¨® 18 conmociones cerebrales: sigui¨® jugando tras cada una de ellas.
La demanda pide cambios para proteger la salud de los jugadores. Habla de limitar obligatoriamente el contacto durante los entrenamientos, reflejar las conmociones en una suerte de pasaporte neurol¨®gico y establecer un periodo m¨ªnimo de 28 d¨ªas sin jugar cuando un jugador es diagnosticado con una de ellas.
En un comunicado conjunto, las tres partes denunciadas defendieron el rugby como ¡°un deporte que aporta muchos beneficios para la salud y el bienestar en el largo plazo¡± y subray¨® su ¡°tristeza¡± ante los problemas de salud reflejados. Bas¨¢ndose en ¡°la m¨¢s reciente evidencia cient¨ªfica disponible y la gu¨ªa de expertos independientes¡±, aseguran que su deporte es ¡°l¨ªder¡± en la prevenci¨®n, gesti¨®n e identificaci¨®n de golpes en la cabeza en pos de hacer el juego ¡°lo m¨¢s accesible, inclusivo y seguro¡±.
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