Tu equipo es un piso tur¨ªstico
El Valencia est¨¢ en manos de Peter Lim desde 2014, ejemplo de la despersonalizaci¨®n de un club de f¨²tbol
En Espa?a, la evoluci¨®n de los clubes de f¨²tbol durante los ¨²ltimos 30 a?os ha imitado ¡ªo avanzado¡ª el proceso de gentrificaci¨®n de las ciudades. Gentrificar es, seg¨²n la RAE, ¡°renovar una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, mediante un proceso que implica el desplazamiento de su poblaci¨®n original por parte de otra de mayor poder adquisitivo¡±. A principios de los 90, la Ley de Sociedades An¨®nimas Deportivas convirti¨® a la mayor¨ªa de clubes en empresas cuyos accionistas mayoritarios s...
En Espa?a, la evoluci¨®n de los clubes de f¨²tbol durante los ¨²ltimos 30 a?os ha imitado ¡ªo avanzado¡ª el proceso de gentrificaci¨®n de las ciudades. Gentrificar es, seg¨²n la RAE, ¡°renovar una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, mediante un proceso que implica el desplazamiento de su poblaci¨®n original por parte de otra de mayor poder adquisitivo¡±. A principios de los 90, la Ley de Sociedades An¨®nimas Deportivas convirti¨® a la mayor¨ªa de clubes en empresas cuyos accionistas mayoritarios sol¨ªan ser empresarios o ¨¦lites locales ¡ªque, por lo general, aspiraban a ser alcaldes¡ª, dejando una minor¨ªa de la tarta para los aficionados. La mala gesti¨®n ¡ªdeportiva y econ¨®mica¡ª de muchos de ellos los llev¨® a una necesidad acuciante de dinero. Algunos clubes desaparecieron y se refundaron. Otros, descendieron y contin¨²an en el purgatorio. Varios recurrieron a capital extranjero para solucionar el desaguisado. Hay, incluso, entidades que combinan al menos dos de las opciones anteriores.
El Valencia Club de F¨²tbol no ha descendido a Segunda desde la ¨²nica vez que lo hizo, en 1986, ni se ha refundado. En 2004, tras alzar la copa de La Liga y la de la UEFA, recibi¨® el t¨ªtulo de Mejor equipo del mundo. En 2014, el empresario singapurense Peter Lim se hizo con el 70% de la entidad. Lleg¨® como un salvador, aclamado por la afici¨®n y ante la falta de reacci¨®n ¡ªbien por incapacidad econ¨®mica bien por falta de inter¨¦s¡ª de los poderes locales y regionales. Entonces no se sab¨ªa, pero el equipo che se adentraba de lleno en una etapa de econom¨ªa especulativa aplicada al f¨²tbol. Hoy, las expectativas para los aficionados valencianistas de toda la vida son las mismas que las de los ciudadanos de los centros hist¨®ricos de las ciudades: el turista ¡ªo hincha circunstancial¡ª genera m¨¢s ingresos y eso har¨¢ que la ciudad ¡ªo el club¡ª se piensen para ellos y no para los aficionados que, f¨ªsica y espiritualmente, los viven.
Club a la fuga (Barlin), obra de Vicent Molins, es un interesante y clarificador ensayo sobre el proceso de despersonalizaci¨®n que est¨¢n sufriendo numerosos clubes de f¨²tbol. Con el ejemplo del Valencia como conductor, Molins describe c¨®mo la relaci¨®n de los equipos con su entorno social va desapareciendo, en favor de la econom¨ªa de escala y de una mayor virtualidad. As¨ª, se desdibuja poco a poco el tejido asociativo a su alrededor ¡ªlas pe?as, por ejemplo¡ª y la singularidad de cada club. Salvo en contadas excepciones, los equipos se parecen unos a otros cada d¨ªa m¨¢s. Igual que los pisos tur¨ªsticos, cortados todos por el mismo patr¨®n, pensados ¨²nicamente para hacer dinero y en los que nunca se alojar¨¢n los vecinos. Salvo que sean ellos los que viajan.
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