Nacho cumple hasta con el gol
El defensa desatasca con un tiro lejano un partido en el que el Madrid no encontraba la red de un inspirado Gil pese a la brillantez de Rodrygo y Benzema
El adagio que acompa?a la carrera de Nacho, que siempre cumple, resulta tan preciso como enga?oso. Porque s¨ª, siempre cumple, pero la expresi¨®n encierra tambi¨¦n a veces cierta condescendencia, como si cumplir en el Real Madrid fuera un tr¨¢mite. En C¨¢diz cumpli¨® hasta con el gol, el primero, el lance determinante de un partido que parec¨ªa indescifrable pese a la inspiraci¨®n de Rodrygo y Benzema. Y luego cumpli¨® con su hermano ?lex, rival de amarillo, con quien se qued¨® charlando en las escaleras hacia los vestuarios.
Cumpli¨® Nacho, y con ¨¦l cumpli¨® el Madrid, ...
El adagio que acompa?a la carrera de Nacho, que siempre cumple, resulta tan preciso como enga?oso. Porque s¨ª, siempre cumple, pero la expresi¨®n encierra tambi¨¦n a veces cierta condescendencia, como si cumplir en el Real Madrid fuera un tr¨¢mite. En C¨¢diz cumpli¨® hasta con el gol, el primero, el lance determinante de un partido que parec¨ªa indescifrable pese a la inspiraci¨®n de Rodrygo y Benzema. Y luego cumpli¨® con su hermano ?lex, rival de amarillo, con quien se qued¨® charlando en las escaleras hacia los vestuarios.
Cumpli¨® Nacho, y con ¨¦l cumpli¨® el Madrid, en mitad de su eliminatoria de cuartos de final de la Champions contra el Chelsea. No se le pudo echar en cara dejadez en esta entrega liguera. Ni bajada de tensi¨®n, pese a los seis futbolistas que no estaban en el campo cuando comenz¨® el encuentro. Kroos y Vinicius se hab¨ªan quedado en casa, rozando el l¨ªmite f¨ªsico el alem¨¢n; algo tocado el brasile?o, que adem¨¢s ha excitado mucho en el pasado al rival.
Respecto de los que empezaron el mi¨¦rcoles en el Bernab¨¦u, tambi¨¦n faltaban Modric, Camavinga, Carvajal y Alaba, en el banquillo. La alineaci¨®n miraba a Londres, pero el equipo se ocup¨® sin rodeos del asunto que le hab¨ªa llevado all¨ª. Pese a la gigantesca distancia que lo separa del Barcelona, pese al formidable fulgor de otra semifinal de Copa de Europa al alcance solo tres d¨ªas m¨¢s all¨¢.
El equipo de Carlo Ancelotti no quer¨ªa permitirse m¨¢s vah¨ªdos como la derrota contra el Villarreal. Agarr¨® el partido desde el comienzo y apenas permiti¨® tres carreras del C¨¢diz, aunque una termin¨® con un balonazo del Pacha Espino al palo. Poco m¨¢s permiti¨® la defensa, en especial Milit?o, que se desempe?a con una autoridad superlativa, superior en velocidad, en determinaci¨®n y en la lectura de los espacios. El central juega estos d¨ªas con una clarividencia apabullante. Como en trance.
Al Madrid le funcionaba la defensa, y tambi¨¦n el ataque, pero mostr¨® lagunas m¨¢s intermitentes en el centro del campo, donde solo quedaba Valverde de los que jugaron contra el Chelsea. Le acompa?aron Tchouameni y Ceballos, que brillaba sobre todo cuando rondaba el ¨¢rea. A la media le cost¨® arrancar en el primer tramo, durante el que los de Ancelotti se divert¨ªan jugueteando cerca del ¨¢rea. La delantera tuvo fogonazos deslumbrantes, como una doble pared entre Asensio y Benzema en la corona del ¨¢rea que termin¨® con un tiro del franc¨¦s estrellado en el cuerpo de David Gil, que desapach¨® una funci¨®n inspirad¨ªsima.
Era otra noche de desparrame de paredes en cajas de zapatos. Se divert¨ªan tambi¨¦n Ceballos y Rodrygo, que desarroll¨® sus labores de exploraci¨®n en varias fases. Comenz¨® catando el carril central, gravitando por detr¨¢s de Benzema. Pero cuando result¨® m¨¢s desesperante para la defensa del C¨¢diz fue cuando se acerc¨® a la raya de la banda izquierda, el pasillo habitual del ausente Vini. El cat¨¢logo de regates de Rodrygo no provoca nostalgia del de su compatriota. Resulta menos exuberante, quiz¨¢ m¨¢s sutil, m¨¢s contenido en los gestos, pero atraviesa con la inevitabilidad del l¨¢ser. Nunca hab¨ªa intentado tantos regates con el Madrid como en C¨¢diz (13), y nunca hab¨ªa salido bien de tantos (8). Para su enga?o m¨¢s letal ni siquiera necesit¨® tocar la pelota. Le lleg¨® un pase dentro del ¨¢rea, tir¨® una bicicleta por encima sin controlarla con la que se quit¨® dos contrarios, y la genialidad muri¨® de nuevo en David Gil.
El portero jugaba solo su octavo partido en Primera, el cuarto de este curso, quiz¨¢ el ¨²ltimo. Cubr¨ªa los cuatro encuentros de sanci¨®n a Ledesma, el due?o del puesto, y complet¨® una actuaci¨®n muy notable en una jornada de asedio. Le llegaban por todas partes, con todo tipo de elaboraciones, y ¨¦l desactivaba cada acometida. O el larguero. O el palo. O Fali. Gil jugaba iluminado, una noche para el recuerdo contra el campe¨®n de Europa antes de devolver la porter¨ªa a Ledesma. El reverso de esa luz era Benzema, inspirado en la inventiva y el deleite, pero peleado con el gol.
Al Madrid le flu¨ªa el bal¨®n, y de esa fluidez se iban derramando ocasiones. Tiro 35 veces, m¨¢s que ning¨²n equipo nunca en la Liga. Pero nada. El gol que desatasc¨® el encuentro lleg¨® a trav¨¦s del camino m¨¢s inesperado: un disparo muy lejano de Nacho, que comenz¨® el duelo como lateral izquierdo y en ese momento se hab¨ªa trasladado ya a la derecha. Desde all¨ª marc¨®, solo el segundo tanto de su carrera desde fuera del ¨¢rea, y desde ah¨ª estuvo a punto de repetir despu¨¦s de un eslalom con el que entr¨® en el ¨¢rea como si fuera Rodrygo.
Despu¨¦s anot¨® Asensio, que tambi¨¦n le hab¨ªa marcado al Chelsea y complet¨® un partido de mucho nivel con la constancia que siempre se le reclamaba.
Con el compromiso resuelto, Ancelotti dio un rato a Hazard, apenas el quinto partido de Liga del belga. Sobre el campo, ¨¦l mismo explic¨® la escasez: vive a otra velocidad, muy alejada del resto del equipo, que mira ya a la vuelta en Stamford Bridge sin perdonar otra noche liguera.
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