Jugando mal, Alcaraz tambi¨¦n gana
El murciano remonta ante el finland¨¦s Ruusuvuori tras ceder un set y escapar a una situaci¨®n de emergencia: 2-6, 6-4 y 6-1, en 2h 16m. Abordar¨¢ el domingo a Dimitrov
Madrid, de repente, tiene un mal sue?o. Durante unos instantes, el aficionado de la Caja M¨¢gica se imagina un torneo sin Carlos Alcaraz, se despierta empapado y jadea nervioso: ?Esto est¨¢ pasando? El trance dura un buen rato, hasta que se recupera de pleno la consciencia y se aterriza en la realidad. Al final, era solo eso, un mal sue?o: 2-6, 6-4 y 6-1 para el murciano, en 2h 16m. Otra victoria, s¨ª, pero la tarde ha transcurrido a ritmo de sobresalto. Emborronado, el chico ha s...
Madrid, de repente, tiene un mal sue?o. Durante unos instantes, el aficionado de la Caja M¨¢gica se imagina un torneo sin Carlos Alcaraz, se despierta empapado y jadea nervioso: ?Esto est¨¢ pasando? El trance dura un buen rato, hasta que se recupera de pleno la consciencia y se aterriza en la realidad. Al final, era solo eso, un mal sue?o: 2-6, 6-4 y 6-1 para el murciano, en 2h 16m. Otra victoria, s¨ª, pero la tarde ha transcurrido a ritmo de sobresalto. Emborronado, el chico ha sufrido de lo lindo ante Emil Ruusuvuori, que le ha tenido contra las cuerdas y al final se ha diluido. Habr¨¢ cita el domingo, pues, contra el b¨²lgaro Grigor Dimitrov (7-6(6) y 7-6(2) a Gregoire Barrere).
¡°A m¨ª y a mi equipo casi nos da un infarto¡¡±, admite el ganador a pie de pista. ¡°Estoy muy contento de haber podido sacar adelante un partido muy duro. Tienes que estar ah¨ª todo el rato, no en todos los partidos vas a jugar como quieres. Tengo claro que vendr¨¢n momentos duros¡±, prosigue el n¨²mero dos de la ATP. ¡°La gente piensa que no deber¨ªa perder o complicarme, pero cada partido es un mundo. Hay que ser humilde, aceptar los momentos si no salen bien e intentar cambiarlo con buena actitud. Es algo muy importante y yo lo tengo claro¡±, cierra antes de retirarse al vestuario y felicitar a su padre, de cumplea?os.
Alcaraz lleg¨® a Madrid como un tiro, pero la Caja M¨¢gica oculta mil trampas y rara vez ofrece tardes de calentamiento o transici¨®n, sino que exige desde el principio. Rara vez depara partido c¨®modo y menos si ¨Cno se olvide, porque el tenis es cosa de dos¨C tienes enfrente a las primeras de cambio al 41? del mundo; poca cosa, tal vez, para aquellos que sigan el circuito de refil¨®n o se asomen de vez en cuando, que no para los profesionales y aquellos que conocen bien las interioridades del tour. No era Ruusuvuori (24 a?os) ninguna perita en dulce y, adivinadas las dudas del rival, el finland¨¦s fue a por todas.
Desde el inicio ofreci¨® Alcaraz s¨ªntomas de que no estaba fino. Poco inspirado con la derecha y el rev¨¦s, torcido con el servicio, se enred¨® r¨¢pido y guerre¨® todo el rato a remolque. Muy extra?o todo, teniendo en cuenta la din¨¢mica que arrastraba de Barcelona y la convicci¨®n que transmiti¨® en el pre¨¢mbulo del torneo. Madrid, sin embargo, siempre es Madrid y aqu¨ª ¨Ca 657 metros de altitud¨C todo sucede muy r¨¢pido. Vuela la bola y, si no hay claridad, se dispara la cifra de errores. Seas quien seas, un estreno es un estreno y los nervios siempre afloran, m¨¢s cuando se compite en casa, tienes 19 a?os y eres el gran se?alado.
El control del espacio
El murciano recolocaba el hombro derecho una y otra vez para liberar la tensi¨®n, e insist¨ªa en el gesto. Sufr¨ªa para sacar adelante cada turno de servicio y le costaba descifrar el rev¨¦s plano de Ruusuvuori, envalentonado y firme en la propuesta. Sin pesta?ear, el n¨®rdico carg¨® con determinaci¨®n y, lograda la primera rotura, no redujo de marcha. A Alcaraz, en cambio, le pesaba la tarde, plomiza a m¨¢s no poder en el barrio de San Ferm¨ªn. No le convenc¨ªan sus raquetas, no sent¨ªa la pelota al golpear y, todav¨ªa m¨¢s extra?o, durante un buen rato ofreci¨® la sensaci¨®n de no controlar la espacialidad.
Atrapado por el bochorno (32 grados), desubicado tambi¨¦n, no lanz¨® la primera dejada hasta el quinto juego ¨Craro, raro¨C y con el 4-1 se volvi¨® sin disimulo hacia su banquillo, plagado de caras largas. El d¨ªa anterior ya hab¨ªa dejado ver que no se encontraba del todo a gusto. ¡°?Pero c¨®mo puedo estar as¨ª!¡±, se afe¨® durante el entrenamiento al errar en una maniobra. Y la puesta de largo fue una continuaci¨®n. Exceso de potencia en los golpes, si no tiraba demasiado corto, y un porcentaje inusual de pelotazos a la red; el recuento definitivo registra 33 errores no forzados. Cedido el primer parcial, sudores fr¨ªos en la grada, raquetazo a la arena y un amago de alarma.
Con 3-2 a su favor en el segundo, Ruusuvuori tuvo una ocasi¨®n de oro que finalmente se le esfum¨®. Dispuso de cinco opciones para lograr el break, pero lo que pod¨ªa haber significado un paso de gigante deriv¨® en un reconstituyente para el espa?ol. Perdon¨® el finland¨¦s y cay¨® en el barro. Al siguiente juego grip¨®, sufri¨® un resbal¨®n ¨Cprimera doble falta para 30-40¨C y Alcaraz, agradecido, encontr¨® por fin la luz. No la hab¨ªa, o eso parec¨ªa, pero al de El Palmar le basta con muy poquito para hacer mucho da?o. De repente, se creci¨®. Se acab¨® el funambulismo; ahora s¨ª, un Alcaraz m¨¢s real. Acert¨® en el crochet al ment¨®n nada m¨¢s empezar el tercer set, y a partir de ah¨ª se creci¨®.
Revent¨® el cors¨¦ y, ahora s¨ª, volvi¨® a ser ese tenista abrumador que hace solo unos d¨ªas impuso la ley del m¨¢s fuerte en Barcelona. De nuevo reconocible, pas¨® del sufrimiento al abuso en un chasquido de dedos. Como un Lamborghini, tiene esa virtud de pasar de cero a cien en pocos segundos. As¨ª se las gasta ¨¦l, a quien hoy por hoy nadie logra ponerle freno ni encadenarle. Suma y sigue Alcaraz, destapando una m¨¢s que interesante faceta de su perfil: jugando mal, tambi¨¦n sabe ganar.
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