Vingegaard-Pogacar, duelo ins¨®lito en la cima del Tour de Francia
Por primera vez en la historia del Tour de Francia, dos ciclistas, Vingegaard y Pogacar, se presentan igualados como m¨¢ximos favoritos muy por encima del resto de corredores
Hablan como j¨®venes airados, pero son ya viejos conocidos. No han perdido la ambici¨®n ni el gusto por la batalla, y, aunque ya no sorprendan ni dejen alelados a quienes los contemplan, la afici¨®n les espera hambrienta en las cunetas de las carreteras de Bizkaia, y cada cuesta ser¨¢ una pelea. El Tour es un cl¨¢sico, y la cuesta de Pike, a 10 kil¨®metros de la primera meta, en Bilbao, su primer ring.
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Hablan como j¨®venes airados, pero son ya viejos conocidos. No han perdido la ambici¨®n ni el gusto por la batalla, y, aunque ya no sorprendan ni dejen alelados a quienes los contemplan, la afici¨®n les espera hambrienta en las cunetas de las carreteras de Bizkaia, y cada cuesta ser¨¢ una pelea. El Tour es un cl¨¢sico, y la cuesta de Pike, a 10 kil¨®metros de la primera meta, en Bilbao, su primer ring.
Los protagonistas crecen. Van der Poel y Van Aert ya tienen 28 a?os. Los apocal¨ªpticos se han integrado. Los rebeldes son mainstream. Despu¨¦s de los a?os convulsos, los de la llegada en tromba de los zoomers del pelot¨®n que ¡ªsu audacia y desinhibici¨®n, su urgencia, acompa?ando a las revoluciones tecnol¨®gica, de entrenamiento, vatios, zona dos, Strava, y nutricional, 120 gramos de carbohidratos a la hora¡ª marc¨® el comienzo de la d¨¦cada de los veinte, los nombres nuevos son ya los viejos, los de siempre. Egan Bernal, el primer ganador adolescente del siglo, regresa con el cuerpo rehecho, y una nariz nueva, ya sinti¨¦ndose, en cierta forma, pasado, y solo tiene 26 a?os. Los dos ¨²ltimos Tours se han repetido los nombres del primero y el segundo, cambiando el orden, Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, que a¨²n tienen 24 y 26 a?os, respectivamente. Y los dos mismos nombres, el del esloveno sentimental y el dan¨¦s de hielo, dominadores a medias de toda la temporada, son los ¨²nicos que se pronuncian con reverencia. Nada nuevo, entonces.
O quiz¨¢s, s¨ª.
El Tour ha entrado again en un periodo de estabilidad y orden. El triste asentamiento que, como siempre, se produce tras las revoluciones, pero, en esta ocasi¨®n, en cierta manera, ins¨®lito. La historia de la gran carrera ciclista en los ¨²ltimos 80 a?os, tras la Segunda Guerra Mundial, ha seguido siempre el mismo patr¨®n. Periodos quinquenales de dominio de un gran campe¨®n, indiscutido ¨CFausto Coppi, Louison Bobet, Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Bernard Hinault, Miguel Indurain, Lance Armstrong o Chris Froome--, y entre medias, a?os de ajuste para el florecimiento de los Bahamontes, Oca?a, Perico, Pantani, Felice Gimondi, Bjarne Riis, Charly Gaul o Jan Ullrich. Cuando Pogacar gan¨® sorprendentemente el Tour de 2020 a los 21 a?os, nadie dudaba que aquel domingo de julio en Par¨ªs comenzaba una nueva era, que el esloveno espectacular ganar¨ªa ese y muchos m¨¢s. Su victoria en 2021, clara, reforz¨® el relato, y hasta su manera de perder el Tour del 22, un mal d¨ªa, un desaf¨ªo hasta el ¨²ltimo d¨ªa, ante el mismo Vingegaard al que hab¨ªa dominado el a?o anterior, lo asent¨®. Sin embargo, algo se rompi¨® hace un a?o. Un hilo nuevo naci¨®.
Casi todos los grandes campeones tuvieron un rival se?alado, un derrotado magn¨ªfico que engrandec¨ªa sus victorias. Coppi tuvo a Bartali, al que siempre pudo, Anquetil a Poulidor, Merckx a Gimondi (y Oca?a, el ¨²nico que se acerc¨® a mil¨ªmetros acab¨® quem¨¢ndose), Hinault e Indurain frustraron a todos los que nacieron en sus a?os, Armstrong deprimi¨® a Ullrich y a Basso, y Froome a Nairo y a los j¨®venes franceses. Pero Pogacar, a su rival designado le ha ganado una vez y otra ha ca¨ªdo. Y, lo nunca visto, los dos llegan con cinco estrellas, igualados, por encima de todos en el ranking de favoritos. Debajo de ellos, el vac¨ªo absoluto. Dos grandes coexisten y pelean. Lujo m¨¢ximo, licor de dioses, para la afici¨®n, que se divide y discute, apasionada, al 50%, m¨¢s o menos, entre el dan¨¦s escrupuloso y el esloveno jovial, o, quiz¨¢s, y ello sin necesidad de haber le¨ªdo a Richard Thaler, m¨¢s en un 65%-35% a favor de Pogacar, que se toca con la txapela y grita ¡°gora Euskadi¡± en el coraz¨®n de Bilbao. Y su pasi¨®n, a los muy viejos, les podr¨ªa recordar a la que dividi¨® a Espa?a en los cincuenta entre los de Loro?o, leal y testarudo, y los de Bahamontes, caprichoso.
¡°El cazador es ahora la presa y a la vez sigue siendo el cazador¡±, intenta explicar Vingegaard, que est¨¢ seguro de su superioridad en las subidas de m¨¢s de 40 minutos, las de los grandes puertos de los Pirineos, Jura y Alpes, y cree que ha mejorado, y para ello ha trabajado, en las subidas de ocho o diez minutos, explosivas, donde Pogacar le sacaba de rueda. ¡°En 2021 persegu¨ª a Pogacar y no le alcanc¨¦; lo consegu¨ª en 2022, y en 2023 Pogacar me perseguir¨¢ a m¨ª mientras yo intentar¨¦ cazar el Tour again¡±.
Hace nada, unos meses, antes de comenzar una temporada bul¨ªmica, monstruosa, canibalesca, vae victis, al puro estilo Pogacar, Vingegaard declara, ¡°Pogacar es feliz siendo como es y yo tambi¨¦n siendo como soy¡±, y, sin embargo, seg¨²n pasan las semanas y las carreras, Vingegaard es cada vez m¨¢s Pogacar, imprevisible, audaz, temerario, y Pogacar m¨¢s Pogacar, ¨²nico. El dan¨¦s quiso arrasar, y arras¨®, en las carreras en las que era el gran favorito, Galicia, Itzulia, Dauphin¨¦, general y etapas; Pogacar ampli¨® la panoplia, Andaluc¨ªa, monumentos y cl¨¢sicas, y hasta la Par¨ªs-Niza, la ¨²nica carrera en la que se cruz¨® con Vingegaard, y marc¨® territorio.
Hay algo, y por explicarlo Thaler, economista de Chicago, gan¨® un premio Nobel, que se escapa a la raz¨®n incrustado en el cerebro hasta de los m¨¢s fr¨ªos inversores. Son las emociones. Tres factores psicol¨®gicos ¨Cla tendencia humana a no comportarse siempre racionalmente, el instinto de juego limpio y sentido com¨²n, y la falta de autocontrol¡ªinfluyen, dice Thaler en la toma de decisiones econ¨®micas, y, podr¨ªa a?adir, en toda toma de decisiones, incluidas las que mueven a un ciclista a atacar o defenderse en un momento cr¨ªtico del Tour de Francia. Pogacar, al que le importa un comino no ganar siempre que haya peleado por hacerlo, es esclavo de las emociones; su debilidad sentimental es la fuerza de Vingegaard, quien, cuando Pogacar dice, como repite todos los d¨ªas, que el favorito es el dan¨¦s, porque es el ganador saliente y ¨¦l, adem¨¢s, se rompi¨® la mu?eca en abril y no puede ni hacer un caballito completo porque tiene la movilidad al 70%, y, m¨¢s a¨²n, porque no siente ninguna presi¨®n, responde, provocador: ¡°Eso son palabras. Tambi¨¦n yo podr¨ªa decir que Pogacar es el favorito y quedarme tan tranquilo¡±.
Mas, Landa y Rodr¨ªguez: objetivo podio
Debajo de Vingegaard y Pogacar, una superioridad acatada, habr¨¢ una docena de corredores, o m¨¢s, una densidad inaudita, de corredores que pelear¨¢n por ser tercero o top cinco o top ten. Se vigilar¨¢n se marcar¨¢n, racanear¨¢n, chupar¨¢n rueda y, oportunistas, aprovechar¨¢n cualquier rendija para ganar segundos a traici¨®n. Se llaman O¡¯Connor, Hindley, Haig, Skjelmose, Gaudu, Egan... Entre ellos estar¨¢n los tres mejores espa?oles, Enric Mas (28 a?os, quinto Tour, una vez quinto, una vez sexto), Mikel Landa (33 a?os, sexto Tour, dos veces cuarto, una sexto, una s¨¦ptimo) y el debutante Carlos Rodr¨ªguez (22 a?os, el segundo m¨¢s joven de los 176 participantes). La muerte de Gino M?der, ca¨ªdo por un barranco en la Vuelta a Suiza, supone que dos dorsales se han borrado en la lista, el 13, que pertenecer¨ªa al UAE, y el 61, que ser¨ªa el de Landa en el Bahrain, el equipo del suizo.
Con los n¨²meros y las bodas, a Eusebio Unzue, el patr¨®n del Movistar le devora la nostalgia. A su equipo le corresponde la decena de los 131 en adelante, el mismo tramo que luci¨® su Reynolds, el de Arroyo y Perico Delgado, en su debut en el Tour hace 40 a?os, y Arroyo qued¨® segundo. Y hoy, s¨¢bado, ser¨¢ la segunda ocasi¨®n en la que Unzue falte a una primera etapa del Tour. El 1 de julio de 1989 se cas¨® su hermano Juan Carlos, portero del Bar?a, y en los postres del banquete Unzue sufri¨® por el retraso hist¨®rico y catastr¨®fico de Delgado, ganador del Tour de 1988, en la salida del pr¨®logo en Luxemburgo. M¨¢s de 30 a?os despu¨¦s, otro uno de julio, otra boda lo retiene, la del hijo mayor de su hermano Juan Carlos, enfermo de ELA, que se casa en Girona y ha elegido el mismo d¨ªa que su padre.
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