La gracia est¨¢ con Mathieu van der Poel, que gana en solitario su primera Par¨ªs-Roubaix
El gran rival del nieto de Poulidor, Wout van Aert, pincha en el momento clave, a 14 kil¨®metros del vel¨®dromo, cuando ya se iban los dos solos, y no impide el cuarto monumento del neerland¨¦s
¡°Allez Poupou¡± (dale, Poulidor). Un aficionado lo ha escrito en un cart¨®n y desde la cuneta se lo muestra a Van der Poel, que, equilibrista hasta el ¨²ltimo segundo, sin tocar los frenos, dejando patinar la bici en las curvas como un piloto de rallies, pasa volando a su lado, a m¨¢s de 60 por hora, y ni lo ve seguramente, un chispazo fugaz, y si lo ve, seguramente no lo entiende, piensa que no va con ¨¦l, aunque Poupou, al que ¨¦l llamaba Pappy, y se emocionaba con sus abrazos rudos, la ternura de un le?ador, fue su abuelo. El vel¨®dromo de Roubaix ya se huele, se oye, est¨¢ ah¨ª al lado. Una mano precisa sujeta la campana, preparado para que esquile cuando pase la sombra de Van der Poel. La victoria le espera. La reina de las cl¨¢sicas le ama. El Infierno del Norte, el monumento de la Par¨ªs-Roubaix, es suyo el a?o que cumple su edici¨®n n¨²mero 120. Lo gana, y es el cuarto monumento de su carrera, tantos como dios Pogacar, con el dorsal n¨²mero 21, el mismo n¨²mero con el que hace tres semanas gan¨® el tercero, la Mil¨¢n-San Remo. Los dos primeros, los Tours de Flandes de 2020 y 2022, llevaba otros n¨²meros. Le quedan dos, Lieja y Lombard¨ªa, para igualar a Merckx, De Vlaeminck y Van Looy, los ¨²nicos que han ganado los cinco monumentos.
? 15km
— Paris-Roubaix (@parisroubaix) April 9, 2023
??@mathieuvdpoel sets a fast pace and ??@WoutvanAert can't follow because he suffered a puncture. Such bad luck for the belgian rider!
??@mathieuvdpoel relance et ??@WoutvanAert ne peut pas suivre, victime d'une crevaison. Quelle malchance pour le coureur belge !¡ pic.twitter.com/O3wz1Le0T7
Es la edad de oro del ciclismo en el siglo XXI. Los cielos responden a las peticiones de todos los aficionados que tanto han sufrido con su deporte amado y les ha enviado simult¨¢neamente un grupo de prodigios ¨CPogacar, Van Aert, Van der Poel, Evenepoel, Vingegaard¡¨C y la derrota de uno engrandece al vecino, y todos son grandes. Y esta semana el m¨¢s grande es Van der Poel. La gracia est¨¢ con ¨¦l. Cada carrera es una obra de arte.
Es la buena estrella. Hermos¨ªsimo y relax danzando ligero sobre el pav¨¦s, sin muecas de efectos, sereno, a¨¦reo como si el polvo que levanta sobre las piedras al acelerar con una potencia que a los dem¨¢s, a todos, a Van Aert, les cuesta resistir fuera en realidad una nube celestial. Es la gran belleza, en la bicicleta cuando ataca, cuando maneja, su pedalada, las manos bajas en el manubrio, cuando convierte su espalda en un arco de herradura tan perfecto como la curva hacia el cementerio de Mons en P¨¦v¨¨le, viento, y una cuesta que invita a atacar, y a su llamada responde feroz, y Van Aert, siempre pegado a su rueda, le sigue. Van der Poel, dicen los que le examinan todos los d¨ªas, los que comparan sus actuaciones y sus resultados en todas las carreras, ya no es el ni?o ingenuo que atacaba por placer solo para divertirse y parec¨ªa que solo con el acto ve¨ªa recompensado su deseo. Ahora ataca para matar. Calcula, le acusan. No es lo que era. Quiz¨¢s exageran. Van der Poel es lo que era, no ha perdido su capacidad de atacar donde nadie espera que lo haga, surgiendo de donde nadie sabe c¨®mo, y ataca de nuevo al salir de Mons en P¨¦v¨¨le, un contrapi¨¦ en el asfalto, nada menos, no en las piedras, a 44 de meta, donde todos ¨Ctodos son siete, los siete magn¨ªficos para los m¨¢s viejos, los siete samur¨¢is para los m¨¢s pedantes, y no son malos: est¨¢ Degenkolb, el ¨²nico de todos que ya ha ganado la Roubaix; est¨¢ Pippo Ganna, el recordman de la hora, como Moser, el campe¨®n ol¨ªmpico en pista, el segundo en San Remo, el ciclista imparable de aqu¨ª a nada, en cuanto no tiemble en el pav¨¦s; est¨¢ Mads Pedersen, el ¨²nico que ha sido campe¨®n del mundo, como muestra el arco¨ªris en su bocamanga; est¨¢ K¨¹ng, un suizo que iba para Cancellara y a¨²n cree en ¨¦l, y est¨¢ Philipsen, el hombre clave, un sprinter fren¨¦tico del Alpecin, compa?ero y c¨®mplice de Van der Poel¡ªintentan coger aire, salvo ¨¦l, que les hace sufrir de nuevo. Y Van Aert siempre es el primero que llega a su rueda. Van siete, pero solo dos le importan al mundo. Solo con dos juega el destino cuando, a 17 kil¨®metros del vel¨®dromo entran en el Carrefour de l¡¯Arbre, tramo n¨²mero 4 (son 29 en total, 54 kil¨®metros, y se numeran en sentido decreciente, como las 22 curvas de Alpe d¡¯Huez), el cruce del ¨¢rbol la taberna, las ostras del domingo, los gigantes con el pa?uelo del 1 de mayo.
? 7km
— Paris-Roubaix (@parisroubaix) April 9, 2023
? ??@mathieuvdpoel gives it all in the last kilometres!
? ??@mathieuvdpoel prend tous les risques dans les derniers kilom¨¨tres !#ParisRoubaix pic.twitter.com/RuxSErS5n9
Sesenta a?os despu¨¦s de su abuelo, el nieto de Poulidor es Anquetil, que tortura a Wout van Aert, le convierte en el Poulidor del siglo XXI, y el destino se alinea con ¨¦l, desprecia a Van Aert y se r¨ªe de sus neum¨¢ticos de ¨²ltima generaci¨®n envi¨¢ndole un pinchazo a la salida del Carrefour de l¡¯Arbre. Han entrado los dos a cola, como queriendo despistar, como dando a entender que necesitaban unos minutos de tranquilidad en una carrera que se incendi¨® a 100 kil¨®metros de la meta, entre Haveluy y Waller, sector n¨²mero 20, donde los grandes pozos mineros de hulla y carb¨®n ya abandonados. Todos se preparan para colocarse delante pensando en el Arenberg que ya llega y Van Aert con sus Jumbos y sus sistemas de hinchado y deshinchado electr¨®nico y a voluntad, acelera en cabeza y sigue acelerando y se va. Y solo los m¨¢s atentos, los m¨¢s fuertes, Van der Poel, Degenkolb, su compa?ero Laporte, Philipsen, le siguen. Desde ah¨ª, ni un segundo de respiro, a toda m¨¢quina. Devoran los casi 260 kil¨®metros en menos de cinco horas y media, y una media final del ganador de 46,841 kil¨®metros por hora, la m¨¢s alta de la historia.
En el Cruce del ?rbol se cruzan todos los destinos. Sorprendiendo desde atr¨¢s, Van der Poel adelanta haciendo equilibrios a 60 por hora por la derecha, y con ¨¦l su amigo Philipsen. Los dos, sobre el pav¨¦s viejo y redondeado, una dentadura cariada. Por la cuneta, sobre la hierba encuentra hueco y comodidad Degenkolb. Cuando quiere atacar VdP decisivamente entre Philipsen y la cuneta, su compa?ero se cierra, VdP se desequilibra, Degenkolb cae, Van Aert aprovecha el desconcierto y por la izquierda acelera libre y se va. Solo le alcanza VdP, le adelanta y le lleva a rueda. Y all¨ª, al salir al asfalto, justamente all¨ª, Van Aert pincha. La mala suerte de Poulidor, que siempre destacaba m¨¢s porque Anquetil parec¨ªa tocado por la gracia y nunca sufr¨ªa, se transfiere al gran belga, que a los 28 a?os solo ha ganado un monumento, la San Remo, y en las piedras, el amor de su pa¨ªs, siempre ha tropezado. En el vel¨®dromo, Philipsen le derrota en el sprint por la segunda plaza. En Flandes ha sido una vez segundo y otra cuarto; en Roubaix, una vez segundo y otra tercero, y ha sido segundo en un Mundial y hasta en los Juegos de Tokio.
? @mathieuvdpoel took his time to enjoy this stunning win! ?
— Paris-Roubaix (@parisroubaix) April 9, 2023
? @mathieuvdpoel a eu le temps de savourer cette belle victoire ! ?#ParisRoubaix pic.twitter.com/sAPKabnTXa
¡°Siempre he dicho que para ganar en Par¨ªs-Roubaix hay que tener buenas piernas y buena suerte. Yo he tenido las dos¡±, dice el nieto del franc¨¦s desgraciado, Van der Poel, neerland¨¦s de 28 a?os, que acepta serio, sin simpat¨ªa, la mano de felicitaci¨®n que le tiende el belga triste. ¡°Si no es por el pinchazo de Van Aert, habr¨ªamos llegado los dos juntos al vel¨®dromo y¡ amo la Roubaix¡±
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