Mo Katir, la mente y la plata
El atleta murciano ataca a 300m del final de los 5.000m a Jakob Ingebrigtsen, que resiste y le derrota en los ¨²ltimos metros tras un sprint colosal de 200 metros
Camino de una madurez espl¨¦ndida a la que se acerca a la carrera, Mo Katir, gran competidor, atleta de clase ¨²nica, de Mula, Murcia, de 25 a?os, fue campe¨®n del mundo de los 5.000m hasta 10 metros antes de la l¨ªnea final. Solo entonces, Jakob Ingebrigtsen, el fen¨®meno del siglo, pudo superarle.
Fue su codo a codo, 26,59s despu¨¦s de correr 4.800m en un ambiente de humedad extremo, unos de los mejores 200 metros de todo el campeonato, mejores a¨²n que la final del tremendo Noah Lyle...
Camino de una madurez espl¨¦ndida a la que se acerca a la carrera, Mo Katir, gran competidor, atleta de clase ¨²nica, de Mula, Murcia, de 25 a?os, fue campe¨®n del mundo de los 5.000m hasta 10 metros antes de la l¨ªnea final. Solo entonces, Jakob Ingebrigtsen, el fen¨®meno del siglo, pudo superarle.
Fue su codo a codo, 26,59s despu¨¦s de correr 4.800m en un ambiente de humedad extremo, unos de los mejores 200 metros de todo el campeonato, mejores a¨²n que la final del tremendo Noah Lyles, casi tan buenos, m¨¢s apretados, m¨¢s sudados, m¨¢s ag¨®nicos, que los espl¨¦ndidos de la mujer jamaicana, Shericka Jackson. Fue un sprint sin ox¨ªgeno de dos mediofondistas extraordinarios, y los que vieron en directo en Sidney 2000 el 200m madre de todos los 200m del atletismo de fondo, la desesperada lucha de Haile Gebrselassie y Paul Tergat en los 10.000m sintieron el mismo estremecimiento, la misma descarga el¨¦ctrica, la piel de gallina que solo regalan las grandes exhibiciones, la lucha de dos atletas igualados por una medalla de oro en un Mundial.
Nunca estuvo Ingebrigtsen, campe¨®n del mundo de la distancia hace un a?o tambi¨¦n, campe¨®n de Europa hace un a?o en M¨²nich por delante de Katir tambi¨¦n, m¨¢s cerca de la derrota en los 5.000m de un gran campeonato. Finalmente, 13m 11,30s, se impuso por 14 cent¨¦simas, menos que un parpadeo, que un suspiro, a Katir (13m 11,44s). Tercero, el keniano Jacob Krop (13m 12,28s), que fue segundo tras Ingebrigtsen en Eugene 2022.
La plata de Katir, plusmarquista espa?ol de los 1.500m (3m 28,76s), los 3.000m (7m 27,64s) y los 5.000m (12m 45,01s), marcas a las que solo puede acercarse la superelite mundial, es la primera medalla del 5.000m espa?ol, la distancia de Javier ?lvarez Salgado y Mariano Haro, los padres del fondo, en los 40 a?os de historia de los campeonatos del mundo.
Quedan 300m. Ha sonado la campana y Hagos Gebrhiwet, el ¨²ltimo de los et¨ªopes, el rematador del trabajo de su compa?ero Berihu Aregawi, vuelve a cambiar el ritmo. El grupo se acelera. Son algunos de los m¨¢s r¨¢pidos de la historia de los 5.000m. Atletas que corren por debajo de 13m 50s casi sin abrir la boca. Mo Katir, entre ellos, se muerde los dientes. Espera. A¨²n espera. Se refrena. Tiene un plan. ¡°Quer¨ªa dar un cambio. Un cambio definitivo¡±, dice luego, la respiraci¨®n entrecortada, en la zona mixta. Feliz. ¡°¡®Cuando lo pegue¡¯, pens¨¦, ¡®no tendr¨¢ que pasarme nadie. Nadie podr¨¢¡¯. Y as¨ª lo hice. Y solo en el ¨²ltimo metro me ha pasado Jakob. Ya sabe todo el mundo que Jakob es el mejor atleta de la actualidad. Para ganar ese t¨ªo tienes que dar el m¨¢ximo de ti. Yo cre¨ªa que iba a ganar, pero las piernas ya duelen. Entre el 1.500m, las semifinales del 5.000 y la final, ya me dol¨ªa todo¡±.
El rival es Jakob Ingebrigtsen, el noruego de hielo, tan fr¨ªo como el chaleco de hielo que, combinado con gafas de sol bajo la luna h¨²meda de Budapest, le permiten llegar a punto, en su punto ideal, a la final de la redenci¨®n. Los 5.000m. Unos d¨ªas despu¨¦s de los 1.500m junto al Danubio, en los que un escoc¨¦s, Josh Kerr, repitiendo el golpe a los 200m del final que otro escoc¨¦s, Jake Wightman, le hab¨ªa asestado en la final de los 1.500m, Ingebrigtsen est¨¢ preparado para la carrera que le redimir¨¢ como entonces. Tambi¨¦n lo est¨¢ Katir. Tambi¨¦n busca una victoria que le haga sentirse otra vez uno de los mejores atletas del mundo, mostrar su zancada ¨²nica, la verticalidad de su cuerpo, su capacidad para no descomponer el gesto ni en los momentos de m¨¢ximo esfuerzo. Eliminado en una semifinal est¨²pida, de los 1.500m, la distancia en la que fue bronce en 2002, necesita borrar con una victoria que d¨¦ la vuelta al mundo, su victoria. La derrota again en Budapest, del intocable noruego. ¡°Es jodido, es jodido de no estar en una final. Al menos, yo, con mi nivel, tendr¨ªa que haber estado en la final del 1.500m. Y a¨²n as¨ª no he podido, me dio much¨ªsima rabia. Pero, bueno, as¨ª es el deporte y, mira, hoy voy a casa con una plata de 5.000m¡±.
Quedan 300m. Los escoceses derrotaron a Ingebrigtsen en la distancia corta con un ataque a 200m. Katir no aguanta tanto. Necesita liberarse. Dar sentido a la carrera. Soltar los caballos. Pasada la curva tras el toque de campana, progresa y acelera. Despu¨¦s cambia fuerte. Impaciente. Explosivo. Seco. Ingebrigtsen tarda en reaccionar. Le ha sorprendido el espa?ol, quien habitualmente, en otras carreras, espera su ataque para intentar remontarle al final. El que ataca ahora es el murciano. A Ingebrigtsen, el mito ya, el ni?o de 22 a?os explotado por su padre, protagonista de un Gran Hermano a la noruega, el maestro del entrenamiento de doble umbral y control de lactato que todo el mundo quiere imitar, el rey del tapiz rodante en las concentraciones de Sierra Nevada, en las que tantas veces coincide con Katir, los 180 kil¨®metros semanales en 14 sesiones, los cinco intensos 600m a 1.26 con apenas descanso, le toca remontar detr¨¢s de un chaval que lleg¨® a Mula de ni?o con sus padres migrantes desde el otro lado del Estrecho. Y en su pueblo le entrena Gabi Lorente, el t¨¦cnico de Fuente el ?lamo que tambi¨¦n ha hecho campe¨®n a su vecino Mariano Garc¨ªa en los 800m.
Tarda en acercarse el noruego. Tarda en llegar. En la curva ¨²ltima, incluso, parece que cede. Se recupera. Katir se niega a dejarse alcanzar. Las piernas le sangran de patadas recibidas, de los clavos de los rivales en las primeras vueltas, cuando todos iban de atr¨¢s adelante, midi¨¦ndose, mir¨¢ndose las caras, calculando. Solo cede un mil¨ªmetro,un cent¨ªmetro, no mucho m¨¢s por cada zancada. La l¨ªnea final se aleja. La respiraci¨®n de Ingebrigtsen, su sudor, le invade. La derrota.
Ante los periodistas, Katir, se mira las pierna y dice, ¡°no importa. Me duele m¨¢s el cuerpo que las heridas¡±. ¡°?Cu¨¢l es el valor de esta plata?¡±, se pregunta. ¡°Es el poder de la mente. Si tu mente dice que puedes, aunque est¨¦s f¨ªsicamente reventado, puedes. Si tu mente dice que vas a lucharlo, lo luchar¨¢s aunque tu cuerpo no quiera¡±.
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