Jon Rahm, nacido para conquistar
Ha llegado para acabar con el halo rom¨¢ntico que siempre rode¨® al padre fundador del golf espa?ol, Seve Ballesteros, el mayor genio de la historia del deporte espa?ol
Jon Rahm tiene un ego que no cabe ni en todo Bilbao, claman sus cr¨ªticos, los mismos que le proclaman traidor o hip¨®crita, pero es ese ego, precisamente, ese deseo absoluto de destacar por encima de todos lo que le ha convertido en el estandarte, la bandera, de la locura calculada de Arabia Saud¨ª en su plan megal¨®mano para convertirse en el imperio del deporte mundial. Y todo eso vale m¨¢s, para ¨¦l y para medir su importancia en la bolsa de valores del deporte mundial, en su ...
Jon Rahm tiene un ego que no cabe ni en todo Bilbao, claman sus cr¨ªticos, los mismos que le proclaman traidor o hip¨®crita, pero es ese ego, precisamente, ese deseo absoluto de destacar por encima de todos lo que le ha convertido en el estandarte, la bandera, de la locura calculada de Arabia Saud¨ª en su plan megal¨®mano para convertirse en el imperio del deporte mundial. Y todo eso vale m¨¢s, para ¨¦l y para medir su importancia en la bolsa de valores del deporte mundial, en su pin¨¢culo, que el peso econ¨®mico de los 500 millones de euros que percibir¨¢ por su defecci¨®n del viejo PGA Tour.
Solo a un jugador en su apogeo se le ha ofrecido tal cantidad. A Woods, se le ofreci¨® m¨¢s. Pero ya no es un jugador. Es un s¨ªmbolo. Rahm es ¨²nico.
Ning¨²n deportista espa?ol pudo llegar tan lejos, tan alto, the one and only alrededor del que el mundo gira. Ni siquiera Rafa Nadal, de inigualable palmar¨¦s y fama universal, pero siempre uno m¨¢s en la sant¨ªsima trinidad del tenis con Federer y Djokovic, ni siquiera el Fernando Alonso de sus mejores a?os o Pau Gasol.
Esto no va de fama, de popularidad, de arrastrar a la afici¨®n. Va del nuevo orden deportivo mundial. Para sentarse en la mesa del pr¨ªncipe heredero saud¨ª, Mohamed Bin Salm¨¢n, y solicitarle parte de su beneficencia, hacen cola Cristiano Ronaldo o el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y hasta el presidente del COI y due?o de los cinco anillos de los Juegos Ol¨ªmpicos, Thomas Bach. En esa mesa ya se sienta un deportista espa?ol.
Nadie duda de que si Rahm ha cruzado la frontera hacia el Circuito LIV, la PGA se queda sin arsenal para defender su territorio y se ver¨¢ obligada a pactar, por fin, con los patrones saud¨ªs, due?os del universo, y de sus monarcas deportivos. Tanta importancia ha adquirido el golfista de Barrika (Bizkaia) en la estrategia de la geopol¨ªtica global del deporte.
Rahm, 29 a?os, dos grandes, un Masters y un Open de Estados Unidos, varias victorias m¨¢s en el circuito y en la Ryder Cup, y un carisma que ni Rory McIlroy, el otro macho alfa del golf mundial, puede igualar, es una rareza en el deporte espa?ol. Ha llegado para acabar con el halo rom¨¢ntico que siempre rode¨® al padre fundador del golf espa?ol, Seve Ballesteros, el mayor genio de la historia del deporte espa?ol, un personaje cuyo peso en la evoluci¨®n de su deporte, en su revoluci¨®n, nadie, ni Tiger Woods o Jack Nicklaus, llegaron a igualar, un ser ¨²nico, soberbio y humilde, con m¨¢s alma de artista que ombligo de aspirante a dominar el mundo, m¨¢s propenso a meterse en batallas perdidas de antemano que a subirse calculadoramente en el carro del seguro ganador. Su heredero, Jos¨¦ Mar¨ªa Olazabal, era feliz cuando jugaba sin publicidad en su gorra o en su niki como si el peso de las pegatinas y los anuncios fuera insoportable. Rahm siempre fue otra cosa, un l¨ªder de la generaci¨®n Z, los que no temen perder sino no ganar, que sali¨® de su casa de chaval y sin saber ingl¨¦s para hacerse grande en la Universidad de Phoenix, y all¨ª, quiz¨¢s, descubri¨®, cabezota y convencido, que hab¨ªa nacido para conquistar.
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