Yates explica que la Vuelta a Espa?a es para los osados
El brit¨¢nico, apoyado por la estrategia del UAE y copiado despu¨¦s por Carapaz, se marca una etapa de ¨¦poca para meterse en la pomada de la general
De gesto hier¨¢tico, solemne, como si la carretera no se empinara ni pusiera plomo en sus piernas, como si tuviera acaso un tercer pulm¨®n, Adam Yates escal¨® dos monta?as reviradas en solitario, dos aut¨¦nticos dolores de muelas, dos torturas dif¨ªciles de masticar, y acab¨® por festejar un triunfo de ¨¦poca, de esos que explican que el ciclismo es un deporte literario y de trovadores, donde las proezas se suceden, donde los l¨ªmites son par¨¦ntesis que se superan, donde el p¨²blico es aliento, donde dos ruedas son muchas historias. De Motril a Granada, tres puertos de por medio -El Purche (pendiente media del 7,6% y rampas del 17%) y por dos veces el Alto de Hazallanas (9,5% y 20%)-, un espect¨¢culo superlativo, etapa tan el¨¦ctrica como magn¨¦tica. Qu¨¦ viva el ciclismo. Y qu¨¦ vivan Yates, Carapaz y Mas, qu¨¦ viva tambi¨¦n la Vuelta, edici¨®n de lo m¨¢s abierta porque hay muchos contendientes para un solo cetro. Por ahora, en cualquier caso, todos quieren conquistar el maillot rojo, ese que sis¨® O¡¯Connor en la sexta etapa con una exhibici¨®n que dej¨® ojipl¨¢tico al pelot¨®n. Una como la que obr¨® este domingo Yates, ?Yessss! grit¨® al cruzar la meta con los brazos en alto, ahora s¨¦ptimo en la general -a un minuto del podio- que lidera O¡¯Connor, que secunda Carapaz y que anima Mas. Fue en Granada, la tierra se?ada.
Cuenta la historia que tras una capitulaci¨®n pactada pero no ejecutada de Granada por el sult¨¢n Boabdil, superado por la presi¨®n intransigente de los sectores radicales y lejos de tener ayudas de los imperios isl¨¢micos porque estaban en otros quehaceres, adem¨¢s de alejados geogr¨¢ficamente, los Reyes Cat¨®licos -Isabel I de Castilla y Fernando II de Arag¨®n- lograron rendir a las tropas enemigas. Diez a?os de guerra que, con la conquista de Granada en 1492, valieron para entronar el ¨²ltimo reino andalus¨ª y acabar con el poder isl¨¢mico en la Pen¨ªnsula. Y en eso, todav¨ªa en Granada, aunque sin dagas, ballestas ni yelmos, claro, andan los ciclistas en la Vuelta. M¨¢s de 500 a?os despu¨¦s, todos a una, todos contra Ben O¡¯Connor, sigui¨® la reconquista del maillot rojo. De Roglic a Mas pasando por Yates y Carapaz.
Empecinados los ciclistas en hacer un O¡¯Connor, l¨¦ase como como una escapada de tropecientos kil¨®metros para sacar una minutada al pelot¨®n, las fugas se sucedieron a la que se levant¨® el tel¨®n de la etapa, ciclistas de renombre como Van Aert y Marc Soler, tambi¨¦n K¨¹ng, Herrada y Castrillo. Pero todos quer¨ªan unirse a la fiesta, as¨ª que otro gran grupo, con David Gaudu (FDJ) y Adam Yates -l¨ªder del UAE tras el abandono de Almeida por la covid- al frente, decidieron seguir sus pasos, unirse a una fuga que pronto se distanci¨® a cinco minutos. Quedaba mucho, una eternidad, tres rompepiernas y una etapa para la hemeroteca.
Eso explic¨® el UAE, al final protagonista en la Vuelta como exige su excepcional temporada y mastod¨®ntico presupuesto -aunque el bocado mayor, claro, es para Pogacar, el rey de la bici-, porque hasta el momento no hab¨ªa pasado de un papel secundario, supeditado a un Almeida que no carburaba. As¨ª, a las faldas de El Purche, cuando contaban con cuatro minutos de ventaja, Soler y Vine se pusieron el mono de trabajo, estajanovistas por el bien com¨²n, que ahora pasaba por Yates. Un ritmo fren¨¦tico que sirvi¨® para destripar a la fuga -solo quedaron ocho- y para meter un minuto m¨¢s al pelot¨®n, todav¨ªa paciente porque quedaba mucho, desprendidos en cualquier caso en su esfuerzo Vlasov y Daniel Felipe Mart¨ªnez (Bora) para empujar a Roglic. Entre medias, el ataque de Carapaz, que pod¨ªa salir cara o cruz, valent¨ªa o temeridad, genialidad o barrabasada. Y se qued¨® en un aut¨¦ntico chapeau.
La primera vuelta por Hazallanas subray¨® la gallard¨ªa de Carapaz, mordiscos al asfalto, volar y volar, persecuci¨®n hom¨¦rica a los fugados, todos absorbidos al hollar la cima menos Yates porque Soler dijo hasta aqu¨ª llego, porque Vine no ten¨ªa para m¨¢s, porque Gaudu iba al l¨ªmite. Por detr¨¢s tambi¨¦n imprim¨ªa ritmo el Bora, ya preocupado por la calculadora, sin pelot¨®n que valiera, aunque todav¨ªa con Roglic sin mostrarse. Fragilidad escondida. Paz, en cualquier caso, hasta la ¨²ltima subida.
Ocurri¨® entonces que a Yates le dio el subid¨®n por eso de verse de nuevo en la pomada de la general, ascensiones para recordar, laurel para celebrar. Sucedi¨® que Carapaz volvi¨® a entrar en combusti¨®n porque al fin est¨¢ para pelear por la Vuelta, promesas cumplidas. Y pas¨® que Roglic se perdi¨® por el camino, fuegos de artificios, m¨¢s arena y menos cal, sin piernas para replicar, aunque alivio para un O¡¯Connor que le hac¨ªa de sombra. Lo vio Mas, que se dijo esta es la m¨ªa, que arranc¨® y puso tierra de por medio, que sac¨® un minuto en la ascensi¨®n, y que solo se le estrope¨® en la bajada con vientos racheados, malditos descensos piensa ¨¦l, que no se peg¨® un tortazo de milagro, que le dan tanto respeto que hasta lo trabaj¨® con un psic¨®logo. Una pega, en cualquier caso, que no empa?a su valent¨ªa. Porque esta Vuelta, como avanz¨® O¡¯Connor, como ratific¨® Yates (tambi¨¦n UAE), como propone Mas y como intenta Roglic, es para los osados.
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