El beb¨¦ que anuncia su llegada al mundo en el Abanca Bala¨ªdos

Aunque me advirtieron de que ese 24 de marzo pod¨ªa ponerme de parto, yo ten¨ªa otros planes m¨¢s importantes. En realidad, el de siempre: ir a ver al RC Celta. La gente me dec¨ªa que estaba loca. Que a ver si iba a romper aguas en la grada. No me import¨® demasiado. Estuve all¨ª, animando como una m¨¢s, y solo al salir del Abanca Bala¨ªdos tuve alguna contracci¨®n. El reto?o que se iba a sumar a la familia celtista esper¨® hasta el d¨ªa siguiente para venir al mundo. Yo ten¨ªa claro c¨®mo se iba a llamar desde el principio: Iago. Como Iago Aspas, nuestro dios en la tierra. De esto hace ahora ocho a?os. Y si hubiera tenido otro lo hubiera llamado Hugo, por Hugo Mallo.

Tengo 32 a?os. En el hospital donde trabajo todas mis compa?eras saben que si juega el Celta en casa hay que reorganizar los turnos para que pueda ir al estadio. Llueve o truene, Iago siempre viene conmigo. Nada m¨¢s nacer le hice socio. Y solo con dos a?os me lo llev¨¦ a su primer desplazamiento con el equipo a Gij¨®n, ah¨ª en un bus con toda la hinchada. Desde entonces hemos estado en muchos m¨¢s viajes. Una vez, en el Spotify Camp Nou, mi hijo se puso a llorar porque en la media parte ¨ªbamos perdiendo 4-0 y me toc¨® consolarlo. Otra vez, en un partido muy sufrido contra el Villarreal CF en casa fue ¨¦l qui¨¦n me sec¨® las l¨¢grimas y acabamos saliendo en El D¨ªa Despu¨¦s. No me imagino nada en el mundo capaz de unir m¨¢s que eso.

El f¨²tbol lo vivimos como una religi¨®n. A m¨ª me la inculc¨® mi hermano mayor, yo se la he transmitido a mi hijo y as¨ª espero que vaya pasando de generaci¨®n en generaci¨®n. Como mi sobrino de ocho meses, que ya ha estado en el campo para animar a un equipo donde tambi¨¦n hay muchos chicos gallegos: Denis, Iago, Hugo, Kevin, Gabri Veiga¡­ Sin duda, eso hace que nos sintamos a¨²n m¨¢s como parte de una familia.