El gran premio del sorteo era ir a ver al Albacete
Santiago Cabezuelo: ¡°Fui con diez a?os al f¨²tbol por primera vez. Mi amigo Melquiades me sigue recordando encaramado a las vallas del estadio jaleando al equipo en todas las jugadas¡±
Yo tendr¨ªa nueve o diez a?os. Aquel d¨ªa estaba muy nervioso, al igual que mis compa?eros de clase del colegio San Isidro Labrador de Aguas Nuevas, un pueblo muy peque?o justo al lado de Albacete. No es que tuvi¨¦semos un examen. Todos los ni?os est¨¢bamos expectantes por saber qui¨¦nes ser¨ªan los elegidos para ir al pr¨®ximo partido del Albacete Balompi¨¦. Mi colegio hac¨ªa sorteos de vez en cuando y nos regalaban entradas para el f¨²tbol. Era muy simple: solo hab¨ªa que decir el n¨²mero que hab¨ªa apuntado la maestra en un folio. Todos fueron fallando hasta que lleg¨® mi turno. Dije: ¡°el n¨²mero 11¡å. ?Premio! Gan¨¦ dos tiques para el Albacete - Real Zaragoza.
El d¨ªa del partido estaba a¨²n m¨¢s nervioso, nunca hab¨ªa ido a un estadio de f¨²tbol. Como mi familia no es muy futbolera le di la otra entrada a mi amigo Melqu¨ªades. Su padre s¨ª era abonado del club y fue quien nos llev¨®. Era febrero. Hac¨ªa tanto fr¨ªo aquel d¨ªa que Melqu¨ªades se pas¨® todo el encuentro acurrucado en el regazo de su padre. Pero yo no. Estaba euf¨®rico en mi debut en el Carlos Belmonte. Me pas¨¦ todo el partido animando a los manchegos. Creo que nadie grit¨® m¨¢s que yo. A¨²n hoy, cuando Melqu¨ªades y yo hablamos de aquel d¨ªa, me sigue recordando encaramado a las vallas del estadio jaleando a mi equipo en todas las jugadas.
Lo que ocurri¨® en el partido constata mi racha de fortuna. El Zaragoza golpe¨® primero y se fue ganando 0-1 al descanso. En la segunda mitad, el Albacete mejor¨® y logr¨® marcar nada m¨¢s salir del vestuario. Empate en el marcador. Hasta que en el ¨²ltimo minuto vi uno de los goles que a¨²n hoy, a mis 37 a?os, me sigue pareciendo de los m¨¢s ins¨®litos que he visto en mi vida. En un ataque del Albacete, uno de nuestros jugadores dispar¨® a puerta desde fuera del ¨¢rea. El bal¨®n golpe¨® en un defensa ma?o y se elev¨® varios metros sobre el suelo. Ning¨²n jugador pod¨ªa anticipar d¨®nde iba a caer. Cuanto toc¨® el suelo y rebot¨®, en el ¨¢rea peque?a, la inercia del efecto hizo que se colara en las mallas del Zaragoza. El Carlos Belmonte estall¨®. Yo no daba cr¨¦dito a lo que acababa de ver.
Desde aquel d¨ªa, me hice un incondicional del Albacete. El 11 tambi¨¦n se ha convertido en mi n¨²mero favorito. Quiero pensar que me trae buena suerte. Una vez me toc¨® la cesta de Navidad del bar de mi pueblo, el restaurante San Isidro, jugando con esa papeleta. Tengo la taquilla 11 en la f¨¢brica de curvado de tubos en la que trabajo desde hace seis a?os. Y siempre que he jugado al f¨²tbol he escogido el dorsal 11. Aunque en este punto no me trae suerte, porque ni yo ni mis amigos hemos ganado nunca ning¨²n torneo. Tendr¨¦ que probar en la loter¨ªa.
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