Perder ocho kilos por estr¨¦s: el precio de salvar a tu equipo

Mi historia con el FC Cartagena comienza, como la de muchos otros aficionados, con las excursiones dominicales al estadio, agarrado de la mano de mi padre y de mi abuelo. Lo m¨¢s singular de mi caso, quiz¨¢, es la envergadura de mi compromiso con esos colores. A finales de los ochenta, con solo 18 a?os, fund¨¦ una primera pe?a. En 2007 cre¨¦ la primera federaci¨®n de pe?as del club, que presid¨ª hasta hace poco. En 2009 segu¨ª al equipo en todos sus desplazamientos ligueros (excepto a Las Palmas). Y en 2015 me toc¨® afrontar la situaci¨®n m¨¢s complicada como aficionado efesista: ponerme al frente de una plataforma de aficionados para salvar a una instituci¨®n que ese a?o entr¨® en concurso de acreedores.

Fue una ¨¦poca muy dif¨ªcil para el club y tambi¨¦n para m¨ª porque me impliqu¨¦ a fondo para evitar su desaparici¨®n. Cada una de las horas en las que no estaba en mi puesto de trabajo como administrativo en Navantia las dediqu¨¦ a buscar soluciones, a reunirme con gente, a movilizar a otros aficionados. Casi no pasaba por casa. Falt¨¦ al cumplea?os de una de mis hijas e incluso puse dinero de mi bolsillo para la causa. Estaba tan preocupado que llegu¨¦ a perder ocho kilos durante esos meses de incertidumbre.

Por suerte, la situaci¨®n se resolvi¨® felizmente. Una nueva propiedad, la actual, se hizo con las riendas del equipo y logr¨® en pocos a?os una doble victoria que parec¨ªa imposible: sanear sus cuentas y devolverlo a LaLiga SmartBank, donde esta temporada est¨¢ rondando puestos que dan acceso a los Playoffs de ascenso.

En todo este tiempo nunca dej¨¦ de apoyar al equipo, tanto en casa como fuera. Con mi mujer y mis dos hijas, que ahora tienen 18 y 21 a?os, nos encanta recorrer la geograf¨ªa espa?ola con nuestras bufandas y nuestras camisetas blanquinegras. Yo, de hecho, soy un firme defensor del turismo vinculado al deporte. Cuando salimos de viaje nos consideramos embajadores de nuestra ciudad y por eso siempre aprovechamos para hacer amistades y hablarles bien de Cartagena.

El f¨²tbol, en resumidas cuentas, es nuestro modo de vida. Una pasi¨®n inalterable de la que no me apart¨® ni un ictus que sufr¨ª durante la pandemia.