C¨®mo repartir un solo abono del Atleti entre dos mellizos

En nuestra casa celebramos un sorteo cada verano. Es un d¨ªa grande para nosotros. Lo vivimos con much¨ªsima m¨¢s expectaci¨®n que la Loter¨ªa de Navidad o el Euromillones. Solo participamos dos hermanos mellizos, Laura y Dani. Y el azar resuelve un tema de vital importancia: qu¨¦ partidos del Atl¨¦tico de Madrid ir¨¢ a ver cada uno al C¨ªvitas Metropolitano con el ¨²nico abono disponible en la familia.

Nacimos hace 16 a?os en Madrid, con apenas segundos de diferencia. Un espacio de tiempo casi tan corto como el que tard¨® nuestro padre en hacernos socios y sellar nuestra pertenencia a la familia rojiblanca. No sabemos bien si fue por tradici¨®n familiar o por iniciativa propia, pero a ambos siempre nos ha encantado el f¨²tbol. De peque?os sol¨ªamos ir los fines de semana a dar patadas al bal¨®n en la Casa de Campo y ahora, que ya somos mayorcitos, cada uno juega en su equipo. Laura es centrocampista y Dani, lateral izquierdo.

El Atleti es la pasi¨®n que m¨¢s nos une y, a la vez, la que m¨¢s nos separa. No porque uno sea m¨¢s de Koke, nuestro eterno capit¨¢n, y la otra m¨¢s de God¨ªn y de Fernando Torres, sino porque rara vez podemos ir juntos al estadio. Como solo hay un asiento disponible, al inicio de cada temporada hacemos una rifa para saber qui¨¦n va al primer partido de LaLiga Santander y qui¨¦n va al primero de Champions. Luego, nos vamos turnando. Eso s¨ª, para evitar disputas, tambi¨¦n en verano nos repartimos los dos grandes encuentros del a?o: los duelos contra el FC Barcelona y el Real Madrid.

Es cierto que a veces nos da pena perdernos ciertos partidos o, simplemente, el hecho de disfrutarlo por separado. Aun as¨ª, podemos decir orgullosos que una de nuestras mejores experiencias como colchoneros la hemos vivido juntos. Fue cuando a¨²n jug¨¢bamos en el Vicente Calder¨®n, en un partido en el que pudimos salir al c¨¦sped de la mano de nuestros ¨ªdolos. Creo que tendr¨ªamos unos ocho o nueve a?os. Est¨¢bamos como embobados y no pod¨ªamos dejar de mirar a los jugadores, tan altos, tan imponentes. Una noche m¨¢gica que recordaremos para siempre.

De ni?os, el momento de la semana m¨¢s feliz para nosotros era cuando cruz¨¢bamos el puente del r¨ªo Manzanares y ve¨ªamos el fondo norte del Vicente Calder¨®n. Nos llenaba de ilusi¨®n. Siempre est¨¢bamos ah¨ª ganara o perdiera el Atleti: apoy¨¢ndolo. Esos son los valores que nos ha ense?ado nuestro padre, ?ngel, y nuestro t¨ªo Carlos. Siempre con el Atleti y siempre juntos. Con respeto, pero con la cabeza alta. Nosotros, cuando pierde el Atl¨¦tico, nos ponemos la camiseta con orgullo. Da igual d¨®nde nos encontremos, en Madrid, en la playa o en nuestra casa de Sanabria.

La pasada temporada nos dejaron ir solos al f¨²tbol por primera vez. Ya ten¨ªamos 15 a?os. Fuimos con nuestros amigos, con la misma ilusi¨®n y el mismo brillo en los ojos de aquellos ni?os a los que su padre les hizo el mejor regalo del mundo: ser Atl¨¦tico. ?Fue Incre¨ªble!

Somos mayor¨ªa de atl¨¦ticos en la familia. Aunque nuestro abuelo Pepe era del Bar?a y nuestro t¨ªo Gregorio del Madrid. Creemos que ellos, en el fondo, se alegraban un poco por nosotros de las victorias del Atl¨¦tico. Seguro que all¨ª arriba estar¨¢n discutiendo cuando se disputa ElCl¨¢sico. Al finalizar el partido jugar¨¢n su partida de mus, y seguir¨¢n discutiendo por las cartas. Echamos de menos nuestras conversaciones de f¨²tbol con ellos en las tardes de agosto. Pero al abuelo siempre le recordamos cuando celebramos el sorteo m¨¢s importante para nosotros.