El s¨®tano donde se refugian los madridistas de Pittsburgh
Lope L¨®pez de Miguel: ¡°Nac¨ª y me crie en Estados Unidos, donde ahora todo el mundo conoce LaLiga, pero cuando era peque?o y llevaba la camiseta del Real Madrid en el colegio nadie la reconoc¨ªa¡±
S¨¦ que suena raro, pero cuando en el colegio me pon¨ªa la camiseta del Real Madrid ninguno de mis compa?eros o profesores era capaz de reconocer a qu¨¦ equipo pertenec¨ªa ese escudo que tan orgulloso llevaba cosido en el pecho.
Nac¨ª hace 47 a?os en Estados Unidos, de padres emigrados desde Espa?a, y siempre he vivido all¨ª. Primero en Michigan, la ciudad donde me crie, y ahora en Pittsburgh, al noreste del pa¨ªs, donde he formado mi propia familia. Sin embargo, me considero en cierta manera espa?ol. Por herencia familiar, por acervo cultural y, sobre todo, pienso, por ser esa ligaz¨®n sentimental con el Madrid.
Seguir aqu¨ª al equipo no era nada f¨¢cil. En los a?os 80 y 90 hab¨ªa poco inter¨¦s por el f¨²tbol y no se retransmit¨ªan muchos partidos por televisi¨®n. Con mi padre, sintoniz¨¢bamos todos los fines de semana las emisoras por radio de onda corta. Casi siempre Carrusel Deportivo. Se me ha quedado grabado c¨®mo se viv¨ªan los goles, la tensi¨®n y el ambiente a trav¨¦s de la voz de los narradores.
El Mundial de 1994 (?mis amigos segu¨ªan sin conocer ninguno de los jugadores de La Roja que acudieron a la cita!) cambi¨® un poco las cosas, aunque recuerdo que el f¨²tbol espa?ol se empez¨® a colar en la conversaci¨®n de la gente de a pie con el fichaje de Beckham. Tuvo un gran impacto medi¨¢tico.
Ahora creo que ser¨ªa impensable que fuera a un sitio y nadie conociera la camiseta merengue. El club lleva varios a?os jugando en suelo estadounidense y hoy se pueden ver todos los partidos de LaLiga Santander por televisi¨®n. Incluso yo, que tuve que vivir esa pasi¨®n en soledad en el colegio, me he montado una especie de bar en el s¨®tano de mi casa (con camisetas merengues colgadas en la pared y todo) y veo a los de Ancelotti con los amigos.
En Estados Unidos ha crecido mucho el inter¨¦s por el f¨²tbol. Lo veo con mi hijo mayor, que tiene ocho a?os. Muchos chavales de su edad le dan patadas al bal¨®n, aunque no hayan mamado ese deporte en casa.
Este mes de abril estar¨¦ por primera vez con ¨¦l en Espa?a. Espero poderlo llevarle al Santiago Bernab¨¦u para que se empape de la magia del estadio, de la dimensi¨®n del club que ama su padre, y as¨ª acabarlo de convencer que antes que a Messi (del que se prend¨® por el ¨²ltimo Mundial) tiene que elegir como ¨ªdolo indiscutible a Luka Modri?.
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