Ganar un campeonato en un solo d¨ªa
Juan Jes¨²s Romero: ¡°Logr¨¦ unas entradas para ver el Bar?a-Atleti en el que nos proclamamos campeones en 2014. Fue una alegr¨ªa conseguirlas, y una odisea llegar¡±
Aquella semana me cost¨® dormir por los nervios: el Atl¨¦tico de Madrid pod¨ªa ganar LaLiga Santander por primera vez en casi 20 a?os. Era mayo de 2014. El Atleti se enfrentaba al FC Barcelona en el ¨²ltimo partido de la competici¨®n. Si ganaban ellos nos empataban en la clasificaci¨®n y se llevar¨ªan LaLiga Santander. Para colmo, jug¨¢bamos en su campo. La haza?a pintaba mal.
Intent¨¦ conseguir dos entradas para el partido. Una para mi mujer, M¨®nica, y otra para m¨ª. Entonces ten¨ªamos algo m¨¢s de 40 a?os. Como ¨¦ramos socios de los 20, pod¨ªamos pedir las entradas para el partido, as¨ª que apunt¨¦ nuestros nombres en la lista de peticiones del club. Sin embargo, unos d¨ªas antes del duelo me llam¨® un trabajador del Atleti para decirme que se hab¨ªan agotado. L¨®gico: 300 entradas a repartir entre m¨¢s de 60.000 socios. Aquel viernes, un d¨ªa antes del encuentro, hab¨ªa perdido completamente la esperanza. Hasta que, por la ma?ana, mientras estaba en el trabajo haciendo inventarios, me volvi¨® a llamar alguien del club.
¡ª ?Juan Jes¨²s? Ha quedado una entrada disponible, me dijo la voz al otro lado del tel¨¦fono.
¡ª ?Podr¨ªan ser dos? Para mi mujer..., respond¨ª, balbuceando, porque a¨²n no daba cr¨¦dito a la suerte que hab¨ªamos tenido.
Cuando me confirmaron que no habr¨ªa ning¨²n problema en conseguir las dos entradas, di un brinco. Aprovech¨¦ la hora de la comida para ir al estadio Vicente Calder¨®n, donde ten¨ªa que adquirir las entradas. Solo nos faltaba el ¨²ltimo paso. ?C¨®mo ¨ªbamos a ir desde Aranjuez, donde residimos M¨®nica y yo, hasta Barcelona, con tan poco tiempo para organizar el viaje? No quer¨ªa conducir porque ser¨ªa un paliz¨®n de muchas horas. Los billetes de avi¨®n eran muy caros y, como hab¨ªa tan poco tiempo de margen, los de tren tambi¨¦n. Nos salv¨® un autob¨²s nocturno: salimos el viernes de madrugada y llegamos el s¨¢bado por la ma?ana.
M¨®nica y yo pasamos un d¨ªa incre¨ªble viendo el ambiente que se hab¨ªa movilizado en Barcelona. Hab¨ªa, por supuesto, mayor¨ªa de camisetas blaugranas, pero tambi¨¦n se ve¨ªa por las calles much¨ªsimas el¨¢sticas rojiblancas. Lo que m¨¢s disfrutamos fue la comuni¨®n de la grada. Aunque empezamos perdiendo, los colchoneros no dejamos de animar ni un segundo. Cuando el uruguayo God¨ªn meti¨® el gol del empate, nos abrazamos con un mont¨®n de aficionados a pesar de que no conoc¨ªamos a ninguno. Al final del partido nos unimos en aplausos a los cul¨¦s, que se quedaron en el campo a aplaudir la temporada que hab¨ªa hecho el Atl¨¦tico.
Casi una d¨¦cada despu¨¦s, sigo recordando aquel d¨ªa con completa nitidez, como si hubiera sucedido la semana pasada. En estos a?os, cada vez que veo las fotos de aquel d¨ªa o alg¨²n reportaje, llamo a M¨®nica y no podemos evitar emocionarnos.
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