El matrimonio que no falt¨® a Mestalla ni en el d¨ªa de su boda

Mi marido, Paco, y yo nos conocimos hace m¨¢s de 50 a?os. Durante las primeras semanas de novios, llegaba el fin de semana y ¨¦l me pon¨ªa excusas muy raras para no vernos. Tras un par de veces, le pregunt¨¦ qu¨¦ pasaba, y me lo confes¨®: ¡°Es que voy a Mestalla¡±. Respir¨¦ aliviada, y le respond¨ª que por qu¨¦ no me lo hab¨ªa contado antes. ?l, como disculpa, me invit¨® a ir al campo. Al principio no era muy futbolera, pero a los pocos partidos ya me vi saltando encima de mi butaca. Me convert¨ª, como Paco, en una incondicional m¨¢s del Valencia CF.

Nos hicimos abonados junto a otra pareja de amigos y, desde entonces, hemos repetido cada a?o, procurando no faltar a ning¨²n partido, tanto en LaLiga Santander como durante algunas temporadas que el equipo jug¨® en LaLiga SmartBank.

Nos casamos una ma?ana de septiembre de 1972 y lo celebramos al mediod¨ªa. Como hasta la ma?ana siguiente no ten¨ªamos que irnos de viaje de luna de miel, un amigo nos propuso ir por la tarde al partido del Valencia contra el Manchester City FC. Si ya el d¨ªa de la boda suele ser uno de los m¨¢s felices en la vida de una persona, aquello fue el remate: el encuentro lo ganamos por dos a uno. Imaginaos la alegr¨ªa que sentimos entonces Paco y yo.

Como premio a nuestra fidelidad al Valencia, el propio club nos homenaje¨® el pasado febrero tras celebrar nuestras bodas de oro unos pocos meses antes. Nos hicieron un reportaje de fotos en Camp de Mestalla que se public¨® en las redes sociales. Nos hizo much¨ªsima ilusi¨®n a los dos ya que ese campo es como nuestro segundo hogar.

Adem¨¢s, tenemos dos hijos, Ra¨²l y Arancha, que siguieron hace muchos a?os nuestros pasos y son dos forofos del club. Ra¨²l, incluso, lleg¨® a jugar hace veinte a?os en la cantera del club. No lo hac¨ªa mal de 8 e incluso de carrilero, porque era polivalente, y todav¨ªa hoy, con 49 a?os, juega cada semana en un equipo de abogados de Valencia. A Paco y a m¨ª nos gusta ver que esa afici¨®n por el f¨²tbol que les inculcamos de peque?os sigue presente en ellos.