Tiempo de hogueras

Visto el Albania-Espa?a en un ferry. Minutos grises y anodinos de Espa?a en los primeros instantes hasta que el cronista se acerca a la pantalla: resulta que los de rojo eran los albaneses. Precioso uniforme, por cierto, con sus medias oscuras y un rojo formidable, no chill¨®n. Espa?a viste de un ins¨®lito amarillo abanderado, aquellos calzoncillos de los abuelos (y los padres, y algunos ni?os, ejem) en los 80. Han salido al campo los mal llamados reservas o, en lenguaje futbolero, la unidad...

Visto el Albania-Espa?a en un ferry. Minutos grises y anodinos de Espa?a en los primeros instantes hasta que el cronista se acerca a la pantalla: resulta que los de rojo eran los albaneses. Precioso uniforme, por cierto, con sus medias oscuras y un rojo formidable, no chill¨®n. Espa?a viste de un ins¨®lito amarillo abanderado, aquellos calzoncillos de los abuelos (y los padres, y algunos ni?os, ejem) en los 80. Han salido al campo los mal llamados reservas o, en lenguaje futbolero, la unidad B: jugadores sin minutos de titularidad que aprovechar¨¢n este partido (Espa?a ya est¨¢ clasificada como primera de grupo) para marcar un gol y dedic¨¢rselo a un reci¨¦n nacido o a una pareja o a alguien, esperemos que no, que haya fallecido hace poco. El f¨²tbol como espect¨¢culo p¨²blico destinado a resarcimientos privados.

Ah¨ª est¨¢ por la izquierda Ferran Mart¨ªnez ocupando el c¨¦sped quemado de Lamine Yamal, reservado para octavos de final. Ah¨ª est¨¢ flotando con el 10, jugando entre l¨ªneas, explorando entre bosques de piernas, Dani Olmo haciendo las veces de Pedri y otras de Fabi¨¢n. Acaba de colocar un bal¨®n Olmo para la ruptura de Ferran que al delantero del Barcelona se le hace la boca agua; se desmarca colocando pr¨¢cticamente el cuerpo para el remate, porque el pase es una de esas asistencias que no exige control. Ferran rompe por velocidad al lateral alban¨¦s y solo tiene que empolvar el taco de billar a la carrera para enviar un remate just¨ªsimo al palo. Pareciera que Ferran eligiese el palo adrede, colocarla all¨ª para meter el gol. Remate de juguete, perfecto. Espa?a a dormir un poco, o eso pretende Albania.

Se ha hecho de noche en el Mediterr¨¢neo y hay colas en el restaurante del ferry que ofrece men¨²s y el otro que vende pizzas y bocadillos. Las pantallas de la embarcaci¨®n tienen el partido pero apenas se le presta atenci¨®n. Varios chicos con la camiseta de la selecci¨®n atienden el partido hasta que se aburren. Circulan cervezas y platos de arroz. Impresiona el mar de noche y el silencio desde la cubierta. Espa?a es una selecci¨®n a la que se le exige, observaci¨®n generalista, grandes dosis de emoci¨®n y excitaci¨®n en un gran torneo para que la gente le preste su tiempo. Un partido casi amistoso contra Albania este lunes noche no es el mejor plan del mundo.

La noche anterior fue San Juan: demasiadas hogueras para que quede encendida alguna luz. Hay que encenderlas todas en octavos y afilar eso que decide si una selecci¨®n es ganadora o ¡®entretenedora¡¯; si una selecci¨®n sabe ganar por lo civil o lo criminal o solamente lanzar fuegos de artificio en partidos de expectaci¨®n. El grado de revoluciones de esta Espa?a de Eurocopa es perfecto para que los jugadores no solo se diviertan sino ganen si no aparece la oportunidad de divertirse; que ganen cuando lo que se juegan es pasar o no, vivir o morir, recrearse en el abismo o empujar al otro por ¨¦l. Vienen tiempos divertidos para una generaci¨®n cuyos mejores jugadores est¨¢n en edad de preparar la selectividad, y la selectividad les ha llegado en la Eurocopa con el cuerpo a medio hacer y los pies y la cabeza hechos del todo. Si esto est¨¢ pasando en 2024, qu¨¦ ser¨¢ lo que no pase en 2026, cuando a¨²n no est¨¦n en edad de encontrar trabajo. El barco, mientras tanto, a¨²n no ha llegado a tierra.

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