Diogo Costa alarga la vida de Cristiano Ronaldo en la ¨¦lite
El portero detiene tres penaltis en la tanda y Portugal jugar¨¢ contra Francia en cuartos
Cuando Cristiano Ronaldo ya hab¨ªa empezado a llorar, como cuando Marruecos ech¨® a Portugal de su ¨²ltima Copa del Mundo, lleg¨® el rescate de un h¨¦roe con guantes, el nuevo Dibu Mart¨ªnez de Qatar, otro Iker de Sud¨¢frica. Oblak le hab¨ªa detenido un penalti a CR7 en la primera parte de la pr¨®rroga. Ocho a?os despu¨¦s de encontrarse en la tanda de la final de la Champions de Mil¨¢n y ver c¨®mo entraba el bal¨®n por su izquierda mientras ¨¦l se tiraba al otro lado, esta vez escogi¨® la izquierda y all¨ª estaba de nuevo el lanzamiento del portugu¨¦s, al que empezaron a brotarle las l¨¢grimas. Todav¨ªa le quedaban restos del llanto cuando Sesko se plant¨® solo ante Diogo Costa, que extendi¨® el pie y mand¨® la eliminatoria a los penaltis, donde alarg¨® con tres paradas un poco m¨¢s la vida de Cristiano en la ¨¦lite. Portugal dej¨® en el camino a la primeriza Eslovenia y se ver¨¢ el viernes en los cuartos con Francia, casi igual de decepcionante en su juego que la selecci¨®n de Roberto Mart¨ªnez.
El partido que iba para dram¨®n lacrim¨®geno, con la madre de Cristiano tambi¨¦n conmovida en la grada, termin¨® con la coronaci¨®n del portero del Oporto, el primero que detiene tres penaltis en una tanda en toda la historia de la Eurocopa.
Solo una haza?a de tal calibre pudo alterar ligeramente la fuerza gravitatoria que ejerci¨® Cristiano Ronaldo, un arrastre ineludible aun en su ocaso. Resulta dif¨ªcil discernir si al acudir al Frankfurt Arena se va al cruce de octavos de su selecci¨®n o a la despedida de un mito. Desde varias horas antes del comienzo van prendiendo alrededor del estadio, como fueguitos, gritos de ¡°Siuuu¡±. Como saludos de una hermandad no tan secreta que se re¨²ne para una ¨²ltima ceremonia, o quiz¨¢ la pen¨²ltima. Con un apetito enorme de cualquier gesto que llevarse a la memoria.
Cristiano no es el de antes, por supuesto, pero la fascinaci¨®n ha sumado ese punto de ¨²ltima oportunidad. Se le celebra todo. Y todo, en su caso, es un casi constante. Menos el del penalti. Hasta ese momento angustioso, la grada portuguesa se enciende cuando casi completa un tac¨®n en una contra, cuando casi alcanza a cabecear un centro que le sobrevuela unos cent¨ªmetros por encima, cuando casi remata en el ¨¢rea, cuando piensan que casi convence al ¨¢rbitro para que le pite un penalti. Al acercarse las despedidas, la vida es cada vez m¨¢s un casi.
No solo el p¨²blico parece dispuesto a celebrarle lo que sea. Sus compa?eros tambi¨¦n se muestran favorables a concederle los ¨²ltimos caprichos. Como una de esas faltas laterales que pide siempre convertirse en un centro al ¨¢rea, salvo que se la tire el Cristiano del Real Madrid de 2012 al Apoel Nicosia en la Champions. O que el Cristiano de hoy ande persiguiendo quedar como el goleador m¨¢s viejo de la historia de las Eurocopas, que sigue siendo Modric.
Aparte de sus casis, Portugal mostraba poco m¨¢s que el control. Se trataba de un control como de piezas sueltas, inconexo, que no flu¨ªa, apenas cuando la pelota circulaba entre Vitinha, Bernardo Silva y Bruno Fernandes. Hasta Le?o incluso, o Jo?o Cancelo, escapista por la otra banda. El siguiente paso ya era CR7 y ah¨ª se gripaban. El juego de Portugal se deslizaba con algo m¨¢s de suavidad lejos de ¨¦l, pero eso tambi¨¦n era rondar lejos del gol. Y el gol, como Cristiano Ronaldo, son ineludibles.?C¨®mo no vivir alrededor de ellos? Aunque cada vez asoman m¨¢s voces que se?alan el declive del astro, y la amenaza de que su influjo gripe el conjunto. Mientras permanezca, es el final de todo, el lanzador de todas las faltas.
Eslovenia, que pisaba por primera vez los octavos de final de una Eurocopa, hab¨ªa levantado un entramado tupido que aguantaba todos los casis, y tambi¨¦n las acometidas de Le?o y Cancelo por las bandas. Ten¨ªan un plan: explotar el espacio que el ataque casi perpetuo de la selecci¨®n lusa dejaba a su espalda para encontrar all¨ª una carrera de Sesko. Antes de la m¨¢s limpia, tuvo otra, con nada por delante salvo Costa, con Pepe y sus 41 a?os persigui¨¦ndole. En su primer d¨ªa en el paro tras vencer su contrato el 30 de junio, el veterano central consigui¨® recortarle la ventaja y forzarle a un tiro desviado. Si Cristiano casi quiere recordar a Cristiano, Pepe casi hace olvidar que lleva aqu¨ª m¨¢s de dos d¨¦cadas. Aunque la noche de Fr¨¢ncfort en realidad quedar¨¢ como aquella en la que casi se acaba CR7, pero en la que se apareci¨® Diogo Costa como el iluminado de todos los tiempos para ver si el mito se despide de su ¨²ltima Eurocopa contra Mbapp¨¦.
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