Carlos Sainz marca el ritmo de la noche en el GP de Singapur con una victoria de cirujano
El espa?ol gestiona de maravilla una carrera con la que logra su segundo triunfo en la F1 y rompe la racha de Verstappen y Red Bull, penalizados de partida por un cambio en el RB19
Carlos Sainz avis¨® el s¨¢bado, en Singapur, nada m¨¢s adjudicarse su segunda ¡®pole position¡¯ consecutiva despu¨¦s de la que se hab¨ªa apuntado dos semanas antes, en Monza. ¡°Estoy en mi mejor momento desde que llegu¨¦ a Ferrari¡±. El domingo, el espa?ol confirm¨® esas sensaciones al llevarse su segundo triunfo en la F¨®rmula 1, gracias a una gesti¨®n impecable de una carrera hist¨®ricamente delicada, no solo por el agobiante sofoco ambiental, sino tambi¨¦n porque transcurre por un estrech¨ªsimo pasadizo abrazado por muros. Sainz aprovech¨® el incomprensible gatillazo de Red Bull y Max Verstappen (finaliz¨® el quinto), penalizado por la decisi¨®n de su equipo de rebajar la altura de su RB19, convertido en un potro de tortura m¨¢s que en el b¨²falo rojo que hasta ahora campaba a sus anchas all¨ª por donde circulaba.
Con los b¨®lidos energ¨¦ticos m¨¢s vulnerables de la temporada, Ferrari no fall¨® esta vez y plane¨® una estrategia perfecta, que Sainz aplic¨® con la precisi¨®n de un cirujano. La victoria del madrile?o es la segunda de su hoja de servicios en el Mundial, tras la que ya se apunt¨® el curso pasado, en Gran Breta?a, adem¨¢s de ser la primera de este ejercicio que no celebra Red Bull. Sainz fue el elegido para romper la racha ganadora de Verstappen, que quedar¨¢ finalmente fijada en 10 citas consecutivas, y la de la marca del b¨²falo rojo, que encadenaba 15 grandes premios antes de desembarcar en Singapur.
Lando Norris termin¨® el segundo, beneficiado por la aparici¨®n del coche de seguridad (vuelta 20), que le permiti¨® superar a Charles Leclerc en la primera visita al taller del grupo delantero, siempre liderado por Sainz, infalible en todas las maniobras que hizo. Lewis Hamilton complet¨® el podio, mientras que Fernando Alonso termin¨® el 15, despu¨¦s de que los comisarios le impusieran una sanci¨®n de cinco segundos por traspasar los l¨ªmites de pista en la entrada del carril de los talleres. Aston Martin hab¨ªa se?alado esta parada del calendario como la mejor oportunidad en el horizonte del asturiano para celebrar la ansiada 33. Sin embargo, la estructura de Silverstone parece haber perdido un poco de ese empuje que la convirti¨® en la sorpresa del a?o. Hab¨ªa que estar listo por si llegaba la p¨¢jara de Red Bull y quien dio un paso adelante fueron la Scuderia y Sainz, totalmente comprometido en el proceso de reconstrucci¨®n por el que atraviesa su equipo.
El corredor de Ferrari clav¨® una muy buena arrancada y se mantuvo al frente del pelot¨®n desde la primera frenada, momento en el que tir¨® el ancla. O, m¨¢s bien, el freno de mano, para manejar a su antojo el ritmo del pelot¨®n, un privilegio en la mayor¨ªa de los circuitos y mucho m¨¢s en uno tan ratonero como el de Singapur. Con la pole del s¨¢bado, el hijo del bicampe¨®n del mundo de rallies (1990 y 1992) dej¨® clara su velocidad; la victoria del d¨ªa siguiente fue de control, de esas que dan prestigio porque trastornan a quienes ruedan detr¨¢s. El mejor testimonio de eso lo dio George Russell, metido en el papel del le¨®n enjaulado la mayor parte del tiempo, absolutamente impotente y maniatado. El desquite le lleg¨® al brit¨¢nico gracias a la aver¨ªa en el Alpine de Esteban Ocon (vuelta 43 de 62), que motiv¨® la activaci¨®n del protocolo de coche de seguridad virtual, y que abri¨® la ventana para que los dos Mercedes recurrieran al juego nuevo de gomas medias que se hab¨ªan guardado.
Con menos de 20 vueltas para el final y calzado con neum¨¢ticos frescos, Russell puso las cosas en su sitio y meti¨® el turbo a una prueba adormecida a prop¨®sito hasta ese momento. Con la amenaza real de las Flechas de Plata, Sainz se puso serio y, de golpe, rebaj¨® su tiempo en unos dos segundos por giro; un tir¨®n que no le sirvi¨® para escaparse, pero s¨ª para materializar una ¨²ltima jugada maestra que lo termin¨® llevando a la gloria: utiliz¨® a Norris como escudo, e incluso tir¨® de ¨¦l, ofreci¨¦ndole a su amigo el efecto del aler¨®n trasero m¨®vil (DRS), para mantenerle entre ¨¦l y Russell, tan atormentado que termin¨® contra el muro en la ¨²ltima vuelta. Una muestra del nivel de excelencia al que ha llegado Sainz, convertido por m¨¦ritos propios en la principal baza del s¨ªmbolo m¨¢s universal que existe en el mundo de las carreras.
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