Espa?a se anima con un fest¨ªn contra Georgia
La Roja aplasta al rival con una exhibici¨®n total bajo los efectos de la crisis del ¡®caso Rubiales¡¯, con un triplete de Morata y el debut con gol de Yamal a los 16 a?os
Bajo la m¨¢s salvaje de las tormentas, el aguacero universal de Rubiales, Espa?a se aferr¨® al f¨²tbol y present¨® en Tbilisi su versi¨®n m¨¢s refinada, completa y apabullante. Se dio un fest¨ªn ante Mamardashvili, uno de los porteros m¨¢s prometedores de Europa, y enderez¨® el camino a la Eurocopa del pr¨®ximo verano.
La selecci¨®n de Luis de la Fuente ha avanzado desde el principio zarandeada por la agitaci¨®n. Por el terremoto de la ausencia de Sergio Ramos al principio. Y por el ...
Bajo la m¨¢s salvaje de las tormentas, el aguacero universal de Rubiales, Espa?a se aferr¨® al f¨²tbol y present¨® en Tbilisi su versi¨®n m¨¢s refinada, completa y apabullante. Se dio un fest¨ªn ante Mamardashvili, uno de los porteros m¨¢s prometedores de Europa, y enderez¨® el camino a la Eurocopa del pr¨®ximo verano.
La selecci¨®n de Luis de la Fuente ha avanzado desde el principio zarandeada por la agitaci¨®n. Por el terremoto de la ausencia de Sergio Ramos al principio. Y por el batacazo con escasos argumentos en Hampden Park poco despu¨¦s. Incluso la primera alegr¨ªa, el t¨ªtulo de la Liga de las Naciones del pasado junio, se consumi¨® enseguida, barrida por la desubicaci¨®n australiana de Rubiales, que se llev¨® tambi¨¦n por delante buena parte del disfrute del Mundial femenino reci¨¦n ganado.
Ca¨ªa un chaparr¨®n tras otro, s¨ª, pero bajo toda esa agua, cog¨ªa cuerpo el trabajo de De la Fuente, y contra Georgia floreci¨® una exhibici¨®n n¨ªtida. El f¨²tbol como resguardo de la tempestad.
Cuando termin¨® el primer tiempo, Espa?a ya lo hab¨ªa hecho todo: ganaba 0-4 y hab¨ªa sacado al campo a Lamine Yamal, que certific¨® el debut m¨¢s temprano de la historia de la selecci¨®n espa?ola, con solo 16 a?os y 57 d¨ªas. Y adem¨¢s marc¨®. El reverso fueron las lesiones que lo propiciaron. A pocos minutos del descanso, Olmo y Asensio se sentaron sobre la hierba, lesionados, y entraron el juvenil barcelonista y Nico Williams.
La Roja lleg¨® hasta ese punto a trav¨¦s de un despliegue total que someti¨® a Georgia a un martilleo constante y la barri¨® del campo. No llegaron noticias ni de Kvaratskhelia, la deslumbrante figura del N¨¢poles. Las escasas ocasiones en las que Georgia logr¨® escapar de la jaula espa?ola y pudo hacerle llegar la pelota, el extremo se encontraba con que Carvajal ya estaba all¨ª. El lateral del Real Madrid ha comenzado la temporada al gran nivel que sol¨ªa alcanzar otras veces al llegar la primavera, cuando se olisquean los t¨ªtulos. En Tbilisi, apenas se vio inquietado por el coco.
Todo funcionaba en la maquinaria espa?ola, que incomod¨® a Mamardashvili desde el primer minuto. Nada m¨¢s empezar, el guardameta del Valencia tuvo que sacar con el pie un tiro de Asensio desde dentro del ¨¢rea. La Roja encontraba una vez tras otra la espalda de la defensa con pases filtrados. Era su versi¨®n m¨¢s afilada en mucho tiempo. El equipo ejecutaba con una fluidez letal los automatismos de ataque que De la Fuente ha estado buscando desde que se instal¨® en el banquillo. Precisamente en el momento en el que m¨¢s vibraciones ha notado movi¨¦ndole el asiento despu¨¦s de sus aplausos a Rubiales.
Pero el f¨²tbol a veces s¨ª puede desarrollarse al margen de las circunstancias ambientales. O como escape a esas circunstancias. La selecci¨®n dominaba la pelota en el centro gobernado por Rodri y enseguida aceleraba hacia las bandas, y de ah¨ª a las espaldas de la defensa. Llegaba Asensio, llegaba Gavi, cabeceaba fuera por poco Le Normand. La anunciada resistencia de Georgia luci¨® agujereada desde los primeros lances. Espa?a encontraba v¨ªas por cualquier parte. Y empezaron a caer los goles.
El primero empez¨® en Asensio, que amenaz¨® en ataque y se aplic¨® en defensa, uno m¨¢s del ejercicio colectivo que ahog¨® a Georgia. El atacante, que ha empezado el curso en el PSG con dos goles y una asistencia, levant¨® la vista, divis¨® a Morata en el ¨¢rea y le coloc¨® la pelota en la cabeza para abrir la cuenta. El segundo naci¨® de una asociaci¨®n por la izquierda de Olmo, Gay¨¤ y Fabi¨¢n, cuyo disparo introdujo Kverkvelia en su porter¨ªa. Poco despu¨¦s, ya bajo la impresi¨®n de una goleada inevitable, el VAR caz¨® a Fabi¨¢n en fuera de juego y anul¨® el tercero. Pero los caminos de esas tres pelotas a la red dibujaban bien el tipo de partido total que estaba despachando la Roja: el primero lleg¨® desde la derecha, el segundo desde la izquierda y el tercero por el centro. Todos los caminos conduc¨ªan al gol: lo que hab¨ªa perseguido el seleccionador.
Espa?a apenas afloj¨®. Segu¨ªa robando, segu¨ªa acelerando hacia delante, segu¨ªa rondando a Mamardashvili, que firm¨® alguna buena parada pese a los siete goles. En la jugada en la que marc¨® el tercero, se lesion¨® Olmo, un instante antes de Asensio. La avalancha era tal, que mientras se dol¨ªan, Morata anot¨® el cuarto.
La Roja sufri¨® apenas una breve laguna al comienzo del segundo tiempo, cuando un peque?o l¨ªo defensivo le dej¨® la pelota en el ¨¢rea a Chakvetadze: su tiro se le col¨® a Unai Sim¨®n con ayuda de la lluvia. Pero sigui¨® como si nada. Morata pudo completar un triplete, Lamine Yamal se llev¨® un gol de su debut hist¨®rico y Nico Williams culmin¨® con otro uno de sus culebreos el¨¦ctricos. El f¨²tbol devolvi¨® durante un par de horas la sonrisa a una selecci¨®n apesadumbrada por un cicl¨®n institucional de dimensiones colosales.
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