Remontada del Madrid en Las Palmas entre el caos y la pizarra
El Madrid se repone ante el equilibrio controlado del Las Palmas con el impulso de la capacidad para provocar desorden de Vinicius y un c¨®rner rematado por Tchouameni
Seis d¨ªas despu¨¦s de la peligrosa siesta que le dej¨® al borde de un batacazo contra el colista en el Bernab¨¦u, la tarde de las tres revisiones de VAR m¨¢s discutidas de la historia, el Real Madrid se vio en una situaci¨®n similar en Las Palmas. De nuevo por detr¨¢s, despu¨¦s de un comienzo a bajas revoluciones, esta vez contra un rival que se mane...
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Seis d¨ªas despu¨¦s de la peligrosa siesta que le dej¨® al borde de un batacazo contra el colista en el Bernab¨¦u, la tarde de las tres revisiones de VAR m¨¢s discutidas de la historia, el Real Madrid se vio en una situaci¨®n similar en Las Palmas. De nuevo por detr¨¢s, despu¨¦s de un comienzo a bajas revoluciones, esta vez contra un rival que se maneja muy bien en ese registro, que encuentra la comodidad con la pelota, sin urgencias, sin temblores al verse bajo presi¨®n. El equipo de Garc¨ªa Pimienta escogi¨® el tempo en varios tramos del duelo, hasta que marc¨® y de ese modo se despert¨® un Madrid que remont¨® otra vez, de nuevo con unos pu?ados del desorden que provoca Vinicius, y con la pizca de pizarra del c¨®rner de Kroos que cabece¨® Tchouameni. Como R¨¹diger contra el Mallorca. Como Lucas V¨¢zquez contra el Alav¨¦s. El equipo de Ancelotti dormir¨¢ otra noche l¨ªder, a la espera de lo que haga este domingo el Girona en Vigo, despu¨¦s de despertar a tiempo en Canarias.
El poder de sacudida casi nuclear de Vinicius no es sorpresa, sobre todo si no est¨¢ Bellingham, sancionado esta vez. Lo sab¨ªa tambi¨¦n Garc¨ªa Pimienta, que maniobr¨® para tratar de protegerse colocando al veloc¨ªsimo Marvin en el lateral derecho, la zona de peligro del brasile?o. Al principio, el movimiento no solo diluy¨® la amenaza, sino que se convirti¨® en el primer gran problema del Madrid. Marvin, producto de la cantera de Valdebebas, provoc¨® con su profundidad las primeras inquietudes en su antigua casa. Ten¨ªa el trayecto a la l¨ªnea de fondo casi despejado. Vinicius se quedaba enganchado arriba y el sustituto de Bellingham, Brahim, ten¨ªa otra misi¨®n en la zona central, por donde construyen los grancanarios. Para defender, Ancelotti dispuso a su equipo en un 4-3-3, en lugar del 4-4-2 habitual.
No supuso dificultad para Las Palmas, que, toque a toque, elud¨ªa sin angustias la primera presi¨®n del Madrid. Se encuentran en un punto de enorme confianza en la idea del t¨¦cnico de La Masia, sustentada sobre el talento de Kirian, que se descuelga hasta la l¨ªnea de centrales si resulta preciso para comenzar la salida. A su alrededor, se conectan Perrone, Javi Mu?oz, Moleiro, Sandro y Cardona, y el equipo avanza sin urgencias pero con determinaci¨®n. El Real miraba aquellos movimientos con cierta distancia, un tanto recostado atr¨¢s, como si todav¨ªa les resultara pronto para lanzar sus cargas. Como otras veces que se lleva un susto.
Aunque tampoco se ve¨ªa demasiado comprometido, salvo en un despeje fallido de Carvajal despu¨¦s de un centro de Marvin que permiti¨® un tiro que vol¨® demasiado alto. No mostr¨® un filo atemorizador, pero el Las Palmas ten¨ªa mucho m¨¢s discurso que el que ense?¨® en el Bernab¨¦u, donde, tambi¨¦n sin Bellingham, el Madrid se lanz¨® con mucho m¨¢s entusiasmo hacia la porter¨ªa del asombroso ?lvaro Valles, el portero m¨¢s inspirado de Europa.
El batall¨®n de Ancelotti quiz¨¢ no ve¨ªa tanto la pelota como acostumbra, pero conf¨ªa en el aguij¨®n que guarda bajo ese ritmo medio desganado. Entretenido con la laboriosidad del rival el Madrid no se impacient¨®: ten¨ªa a Vinicius. A medida que maduraba Marvin, que a la hora se fue con calambres, el brasile?o empez¨® a picar por la izquierda: un pase paralelo a la l¨ªnea de gol al que Rodrygo no lleg¨® por poco, una vaselina que Valles caz¨® como una mariposa, dos tiros desde fuera el ¨¢rea.
El Madrid dispon¨ªa de un despertador, claro, pero fueron los grancanarios los que apretaron el bot¨®n del suyo. Encontraron espacio a la espalda de la defensa para que corriera Sandro. Con dos pases atr¨¢s desat¨® el p¨¢nico. Despu¨¦s del primero, Lunin desactiv¨® un tiro de Munir. El segundo lo envi¨® a la red Javi Mu?oz despu¨¦s de un peque?o rebote en Nacho que termin¨® de batir al ucranio, que regresaba a la porter¨ªa en lugar de Kepa, en esa rueda de alternancia en la que los ha metido Ancelotti.
El gol destap¨® lo que no convenc¨ªa al italiano: retir¨® a Ceballos, titular por primera vez, y a Brahim e introdujo a Valverde y Joselu. La transformaci¨®n fue instant¨¢nea, tal vez m¨¢s por el susto que por otra cosa. A los canarios se les esfum¨® la pelota, y se vieron mucho m¨¢s cerca de su ¨¢rea. Los empuj¨® all¨ª sobre todo Vinicius, que provoc¨® el desconcierto al recibir dos pases a la espalda. Primero, una diagonal de Kroos que el brasile?o transform¨® en un intento de vaselina que se fue muchos metros por arriba. Despu¨¦s, un delicado globo de Camavinga que Vinicius transform¨® en el empate con la zurda. Casi sin ¨¢ngulo.
El brasile?o supone una amenaza apabullante. En un parpadeo, dispuso de esas dos ocasiones y se sac¨® dos env¨ªos con el exterior que terminaron en remates peligrosos de Carvajal y Joselu, aunque ambos en fuera de juego. Con Vinicius, el Madrid siente que puede caminar sobre cualquier filo. No siempre basta, pero tambi¨¦n cuentan con la pizarra y los seis goles de c¨®rner que les ha dado esta curso.
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