Modric conserva la llama e ilumina al Madrid ante el Sevilla
El genio croata da la victoria a su equipo ante un ordenado y cauteloso rival comandado por Ramos, con un golazo que recuerda que a¨²n le queda f¨²tbol pese a que se vaya atisbando su final
Cuanto m¨¢s se?ales se divisan de que se acerca el final de Luka Modric, m¨¢s se emplea ¨¦l en llevar la contraria a la l¨®gica del tiempo, la biolog¨ªa y los equilibrios t¨¢cticos. En el momento en que el Real Madrid se encontraba atascado contra la resistencia del Sevilla, Carlo Ancelotti recurri¨® a lo que parec¨ªa el punto m¨¢s rec¨®ndito del armario. Incluso all¨ª, a¨²n alumbra la llama de Modric, empe?ado en destrozar los calendarios. ...
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Cuanto m¨¢s se?ales se divisan de que se acerca el final de Luka Modric, m¨¢s se emplea ¨¦l en llevar la contraria a la l¨®gica del tiempo, la biolog¨ªa y los equilibrios t¨¢cticos. En el momento en que el Real Madrid se encontraba atascado contra la resistencia del Sevilla, Carlo Ancelotti recurri¨® a lo que parec¨ªa el punto m¨¢s rec¨®ndito del armario. Incluso all¨ª, a¨²n alumbra la llama de Modric, empe?ado en destrozar los calendarios. El croata gan¨® el partido con un chispazo genial, un control-regate, un tiro ajustado, y estall¨® gozoso de pie sobre la valla del fondo norte. Una explosi¨®n de alivio y rebeld¨ªa que dej¨® un mensaje lateral a uno de los que llega por detr¨¢s con la divisa de la edad. Arda G¨¹ler, que cumpl¨ªa 19 a?os, aguardaba en la banda, listo para entrar al campo, a por otro de sus peque?os ratos que a tan poco le saben. Pero Modric, que apunta ya a los 39 a?os que cumplir¨¢ en septiembre, provoc¨® que regresara al banquillo con un gol que mantiene al Madrid en cabeza, con ocho puntos sobre el Bar?a y nueve sobre el Girona, con un encuentro pendiente.
El croata abroch¨® un duelo que hab¨ªa comenzado en lo emotivo del regreso al Bernab¨¦u de su amigo Sergio Ramos, el gran capit¨¢n de muchos a?os, y deriv¨® enseguida en lo desesperante. Las caricias se quedaron en los proleg¨®menos, y en los aplausos, cuando el speaker reserv¨® el nombre del central para gritarlo en el ¨²ltimo puesto de la alineaci¨®n rival. Las cortes¨ªas se evaporaron en la primera expedici¨®n de Brahim que abort¨® Ramos, con su contundencia de siempre, la misma que prob¨® m¨¢s tarde Vinicius.
Sin embargo, aquellos cruces no dejaban de formar parte de los tanteos preliminares. La desesperaci¨®n comenz¨® a crecer a partir del gol anulado a Lucas V¨¢zquez, que aprovech¨® un env¨ªo de Vinicius con la zurda. Pero el VAR encontr¨® que Nacho hab¨ªa golpeado el pie de En-Nesyri en el robo inicial y el tanto qued¨® en nada. Fue la primera chispa de un conjunto de peque?os fuegos que fueron prendiendo por todo el campo, faltita a faltita que protestaba el Madrid y el ¨¢rbitro no ve¨ªa igual. El amontonamiento de peque?as frustraciones termin¨® provocando algo inusual: sac¨® a Toni Kroos de sus fr¨ªas casillas.
El Real avanzaba a trompicones sin dar con nada demasiado amenazante. Termin¨® el primer tiempo con un ¨²nico tiro a puerta, un lanzamiento lejano de Fede Valverde que describi¨® una curva extra?a y Nyland palme¨® a c¨®rner. Sucedi¨® ya en la boca del vestuario, entrando ya en el tercero de los cuatro minutos de a?adido del primer acto.
Hasta entonces, el Sevilla hab¨ªa aguantado sin verse demasiado comprometido, apoyado en una l¨ªnea de cinco defensas comandada por Ramos desde el centro. El Madrid consigui¨® en algunos tramos empujarlos muy cerca de su portero, con Rodrygo muy cerca de Vinicius por la izquierda, pero de ah¨ª no sal¨ªa nada. La pelota iba y ven¨ªa de banda a banda, y el Sevilla se ve¨ªa c¨®modo, aunque le costaba recuperar y salir.
Pese a todo, se las arreglaron para encontrar un par de veces a Isaac Romero, su revelaci¨®n feliz en el marasmo de este curso. La primera fue a la carrera, con mucho espacio por la derecha, desde donde encontr¨® a En-Nesyri, que tir¨® fuera. En la segunda, dispar¨® ¨¦l, solo ante Lunin, que salv¨® lo impensable. El ucranio, instalado ya como titular, se va acostumbrando a uno o dos lances milagreros por partido.
Ese rapto iluminado abri¨® paso al desmelene. Hasta entonces, al Madrid apenas lo hab¨ªan agitado Vinicius y Brahim, combinando sucesiones de regates con arranques de orgullo para perseguir contrarios a los que arrebatar la pelota. Pero a partir de ese instante salvador de Lunin, Rodrygo se abri¨® carril por el centro para terminar tirando cerca del palo, Nyland tuvo que estirarse para sacar un suave disparo de Vinicius dentro del ¨¢rea, otro se le escap¨® al fondo por poco y uno m¨¢s termin¨® dormido mansamente en las manos del portero noruego.
Cuando el Madrid subi¨® las revoluciones, la l¨ªnea de cinco revel¨® grietas por todas partes. La agitaci¨®n la desorden¨®, o mostr¨® que en realidad su solidez conten¨ªa buenas dosis de apariencia, o las debilidades eran fruto de la fatiga que produce perseguir el bal¨®n desde la distancia durante m¨¢s de una hora, y ver que cuando se recupera, la otra porter¨ªa cada vez parece m¨¢s alejada. Los setenta metros de donde acampaba el Sevilla hasta Lunin no parec¨ªan solo setenta metros. En ese caos, Ramos era menos Ramos que al principio, m¨¢s desprotegido, menos determinante.
Pero segu¨ªan en pie y entonces intervino Ancelotti. Retir¨® a Nacho y recurri¨® a Luka Modric, que se acerc¨® mucho m¨¢s al ¨¢rea de lo que lo hab¨ªa estado Tchouameni, que se retras¨® entonces al centro de la defensa. El Madrid segu¨ªa empujando, pero quien encontr¨® fue el genio croata. Dom¨® un despeje con un control que tambi¨¦n fue un regate, que le abri¨® un breve espacio para el gol que entr¨® despu¨¦s de tocar en el palo. Otro instante para el recuerdo infinito de una llama que no se apaga nunca.
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