El Girona no se indigesta con la ¡®Ley Baena¡¯ ante el Villarreal
Una volea desde fuera del ¨¢rea de Krejci sobre la bocina sella el empate ante un rival bajo el dictado del omnipresente centrocampista
Quedaban los ¨²ltimos estertores al encuentro, al punto que el colegiado ya miraba con impaciencia al reloj, feliz y conforme el Villarreal con la victoria que parec¨ªa tener en el bolsillo. Solo lo parec¨ªa. Primero porque a Stuani hizo un tanto que solo el VAR se atrevi¨® a desaprobar por fuera de juego, cosa de una rodilla adelantada; y despu¨¦s porque una volea desde fuera del ¨¢rea a lo Oliver y Benji de Krejci, un central que muda en delantero cuando se aproxima al marco rival -ya marc¨® en la jornada anterior al Espanyol-, desmont¨® las ilusiones amarillas para sellar el empate. Era la prueba del algod¨®n para el Girona, equipo que se subi¨® al trampol¨ªn con los ¨²ltimos tres triunfos ligueros seguidos y que asomaba la pata en la zona burguesa de la tabla, penalizado sin embargo en una Champions que se le atraganta. Era, tambi¨¦n, un duelo de Quo Vadis para el Villarreal, mermado sobremanera por las lesiones, aunque aspirante a la ¨¦lite en una temporada sin los entremeses europeos. Y aunque todo asemej¨® empezar y acabar con la Ley Baena, toda vez que el futbolista se hizo el mariscal del bal¨®n y del encuentro, el Girona fue capaz de cambiar de registro -contras al galope por balones colgados al ¨¢rea desde los costados- para remontar dos goles, para explicar que ha vuelto definitivamente a La Liga.
Desde que arranc¨® el partido, la bola circulaba tan r¨¢pido como un disco en un duelo de hockey hielo y las piernas volaban como si tambi¨¦n fuera un encuentro de baloncesto porque hab¨ªa prisa por cruzar la divisoria. Galgos con la pelota, disputa el¨¦ctrica y de altos vuelos, f¨²tbol de sal¨®n a mil revoluciones al punto de que no daba tiempo a lamentarse de los errores o de las ocasiones falladas porque la pelota ya estaba al otro lado de la red. Juego a toda mecha, un tuya-m¨ªa en vertical, reacios ambos entrenadores al pase horizontal o, m¨¢s bien vac¨ªo, que no sirviera para dar amplitud o restar l¨ªneas de presi¨®n. Muy al gusto tambi¨¦n del colegiado Ortiz Arias, que permit¨ªa menos protestas que contacto con el bal¨®n en juego. As¨ª, a cada saque de banda o falta se pon¨ªa el esf¨¦rico en juego en un santiam¨¦n; a cada embolse del portero la redonda sal¨ªa disparada hacia delante en un pisp¨¢s. Al abordaje, hordas con botas.
La ¨²ltima vez que el Girona encar¨® un duelo similar sali¨® escaldado y fagocitado por un PSV que le pudo en intensidad y voracidad, en f¨²tbol y punter¨ªa, un expresivo 4-0. ?xito que no pudo emular el Villarreal, por m¨¢s que creciera bajo las contras para desespero del oponente, que palideci¨® en el repliegue, tan enfocado en la presi¨®n que recuperar la posici¨®n se le hizo bola. Eso y, claro, un Baena omnipresente, futbolista que interpreta como ninguno los espacios y los encuentros, batuta y diapas¨®n, trampol¨ªn y quarterback, futbolista planetario que, precisamente, se catapult¨® con M¨ªchel en el Rayo. Pero ni con esas se venci¨® el Girona, que puso tanto f¨²tbol como alma para no darse de bruces con la derrota.
Fue el Girona el que advirti¨® primero, de nuevo un Bryan Gil referencial. Le bast¨® un error de Costa en la salida del bal¨®n para trazar un recorte, perfilarse y soltar un zurdazo que oblig¨® a Diego Conde a lucirse. Algo similar a lo que ocurri¨® al final del acto, cuando descont¨® a dos rivales en el costado derecho para cederle el esf¨¦rico a un Van de Beek que le peg¨® de primeras y ajustado al palo, donde acudi¨® a tiempo la manopla del portero para evidenciar que es un arquero de Primera y m¨¢s. Pero entre el par¨¦ntesis de Bryan Gil y Bryan Gil, el Villarreal se hizo con el partido -no con la bola, porque eso era cosa de dos- y las ocasiones, siempre bajo el dictado de un Baena que pon¨ªa el play a su antojo, frontera para cualquier contragolpe. Bien con conducciones, bien con pases de escuadra y cartab¨®n para regocijo del teorema de Tales. De sus pies sal¨ªa oro. Como ese pase para Jeremy Pino que prob¨® el disparo y se qued¨® con las ganas porque Krejci lo desvi¨® a tiempo; como ese otro toque que permiti¨® el remate de Comesa?a, esta vez a las nubes; o a Gueye, que le cuchiche¨® al poste. Incluso como en ese contraataque que impuls¨® Cardona por la izquierda para ced¨¦rsela a Baena, que entraba desde atr¨¢s y hasta la l¨ªnea de fondo para poner un centro al segundo palo a Pino. Solo el poste se atrevi¨® a escupir el testarazo. Pero el rechazo, con Barry en su sitio, como manda el manual del buen delantero, cay¨® en sus pies y de ah¨ª a la red.
Sucedi¨® que la gazuza de Baena era ilimitada, saco sin fondo para sus trucos de magia. Porque al pase le a?adi¨® el chut, porque a la generosidad la ali?¨® con genialidad. Suya fue una ocasi¨®n desde el balc¨®n del ¨¢rea, un chut raso que no cogi¨® porter¨ªa de chiripa. Y suyo fue el segundo tanto del Villarreal al abrir el tel¨®n del segundo cap¨ªtulo, pues le bast¨® un pase de Jeremy Pino desde la derecha para controlar el bal¨®n con el exterior del pie derecho y amoldarlo con el interior del izquierdo y sacar un latigazo que Gazzaniga apenas pudo ver. La afici¨®n y el Girona, a sus pies.
Bueno, el Girona no tanto, equipo inconformista por definici¨®n y agitador por naturaleza. Al doble coscorr¨®n respondi¨® con gallard¨ªa y f¨²tbol, tambi¨¦n con un cambio de plan. Acumul¨® M¨ªchel m¨¢s atacantes y al juego directo lo ali?¨® con los centros desde el costado en b¨²squeda del im¨¢n Stuani, el Carpanta del ¨¢rea rival. Y desde ah¨ª se hizo grande el Girona al tiempo que empeque?eci¨® el Villarreal, m¨¢s preocupado en achicar agua que en amasar el bal¨®n. As¨ª, de los centros sal¨ªan rechazos que Miguel y Bryan Gil trataron de reconvertir en gol sin ¨¦xito, tambi¨¦n remates fallidos (otro de Miguel) y, al final, a la salida de un saque de esquina, Van de Beek le peg¨® mordido para que la bola chocara con el cuerpo de Cardona y lo desviara lo suficiente hasta dar con las mallas. Aturdido y confuso, el Villarreal quiso cerrar su porter¨ªa para que no se le indigestara el partido. Pero lo hizo de forma timorata, dando un paso atr¨¢s y no al frente como hab¨ªa jugado el encuentro. Red-Bull para el Girona, que sigui¨® en sus trece, centro a centro. Lo intent¨® Miguel Guti¨¦rrez con un zurdazo que se le march¨® alto y lo consigui¨® Stuani hasta que el VAR dijo lo contrario. Y cuando todo parec¨ªa visto para sentencia, cuando parec¨ªa que la Ley Baena era suficiente, lleg¨® un pelotazo desde la defensa que Stuani baj¨® con la cabeza hacia atr¨¢s, hacia Krejci, que la enganch¨® al aire y con la zurda desde el balc¨®n del ¨¢rea, que bati¨® a Diego Conde y que bast¨® para poner el empate.
Clasificaci¨®n | PT | PJ | PG | PE | PP |
---|---|---|---|---|---|
3
|
32 | 15 | 9 | 5 | 1 |
4
|
26 | 15 | 7 | 5 | 3 |
5
|
26 | 14 | 7 | 5 | 2 |
6
|
24 | 15 | 7 | 3 | 5 |
7
|
23 | 15 | 6 | 5 | 4 |
Clasificaci¨®n | PT | PJ | PG | PE | PP |
---|---|---|---|---|---|
6
|
24 | 15 | 7 | 3 | 5 |
7
|
23 | 15 | 6 | 5 | 4 |
8
|
22 | 15 | 6 | 4 | 5 |
9
|
21 | 15 | 6 | 3 | 6 |
10
|
20 | 15 | 5 | 5 | 5 |