El ¡®caso Antony¡¯ da argumentos al Madrid
El perd¨®n al jugador b¨¦tico avala la obsesi¨®n persecutoria de aquella tremebunda carta del club blanco
Que alguien sea un paranoico no autoriza a perseguirle. Lo digo porque lo que empez¨® por los videos ventajistas de RMTV (s¨®lo recogen errores contra el Madrid, omiten los paralelos que hubiera a favor) ha desembocado en un m¨¢s o menos t¨¢cito acuerdo en la federaci¨®n del tipo ¡°a nosotros el Madrid no nos acobarda¡± con las consecuencias que estamos viendo. Lo ¨²ltimo ha sido la inesperada condonaci¨®n de la roja a Antony, con la que el Comit¨¦ de Disciplina desairaba al ¨¢rbitro que le expuls¨® y al Var que lo dio por bueno, aparte de avalar la obsesi¨®n persecutoria de aquella tremebunda carta del cl...
Que alguien sea un paranoico no autoriza a perseguirle. Lo digo porque lo que empez¨® por los videos ventajistas de RMTV (s¨®lo recogen errores contra el Madrid, omiten los paralelos que hubiera a favor) ha desembocado en un m¨¢s o menos t¨¢cito acuerdo en la federaci¨®n del tipo ¡°a nosotros el Madrid no nos acobarda¡± con las consecuencias que estamos viendo. Lo ¨²ltimo ha sido la inesperada condonaci¨®n de la roja a Antony, con la que el Comit¨¦ de Disciplina desairaba al ¨¢rbitro que le expuls¨® y al Var que lo dio por bueno, aparte de avalar la obsesi¨®n persecutoria de aquella tremebunda carta del club. Hago hincapi¨¦ en el Var, introducido en el f¨²tbol para afinar su justicia y por ende su credibilidad. De momento viene sirviendo m¨¢s bien para lo contrario, pero si encima el Comit¨¦ de Competici¨®n, que posa de Tribunal Supremo de la justicia futbol¨ªstica lo desautoriza, peor que peor.
Rory Smith, brillante periodista ingl¨¦s que trabaja para The Athletic, marca deportiva de NYT, escribi¨® esta semana una deliciosa cr¨®nica sobre la galopante crisis de credibilidad del arbitraje. Parte de la contrataci¨®n de Slavko Vincic, ¨¢rbitro de la ¨²ltima final de Champions, para el derbi intercontinental Galatasaray-Fenerbah?e, esos dos equipos que comparten ciudad pero no continente, pues les separa el B¨®sforo. Ambos est¨¢n convencidos de que los arbitrajes impulsan sistem¨¢ticamente al otro, mientras el tercer equipo de Estambul, el Besiktas, tiene por una evidencia que benefician por igual a Galatasaray y Fenerbahce, y los del resto de Turqu¨ªa juran que los eternos favorecidos son los tres de la capital.
Vincic hizo bien su trabajo, a cambio de 10.000 euros m¨¢s 800 de dieta. Sac¨® el partido con dignidad y s¨®lo siete tarjetas. Acab¨® 0-0, pero no puede decirse que fuera del todo aburrido. Lo prolog¨® una guerra de bengalas lanzadas por las dos aficiones, con intervenci¨®n de la polic¨ªa, lo que retras¨® el inicio, y lo cerr¨® una fea disputa entre los cuerpos t¨¦cnicos, Mourinho mediante, resuelta con sanciones. As¨ª visto, el partido en s¨ª fue casi un remanso de paz, posiblemente porque Vincic pudo trabajar libre de las sospechas tel¨²ricas que atrapan a los ¨¢rbitros locales en cualquier latitud.
La misma semana hubo problemas en otros campos europeos, no quiero mirar m¨¢s all¨¢. Ya los hay hasta en Inglaterra. Desgraciadamente, el Var no ha venido a sosegar los ¨¢nimos sino a encresparlos, porque arrebata a los aficionados la posibilidad de la resignaci¨®n y a los ¨¢rbitros la presunci¨®n de inocencia. Si encima ni el propio Comit¨¦ de Disciplina lo respeta, ?c¨®mo darle credibilidad? Volviendo a Turqu¨ªa, si la propia federaci¨®n acude a una estrella extranjera para arbitrar su partido-estrella, ?en qu¨¦ lugar queda su colectivo arbitral? Desde el Madrid se desliza que LaLiga deber¨ªa contratar ¨¢rbitros extranjeros, al modo de esta soluci¨®n Vincic. En Argentina hubo tal crisis a finales de los cuarenta que contrataron a ocho ¨¢rbitros ingleses. Fueron bien recibidos, pues con ellos lleg¨® la novedad de que se les pod¨ªan pitar penaltis en contra a los cinco grandes. Pero cuando pas¨® el efecto novedad volvi¨® la zaragata y se marcharon.
Desgraciadamente, la petici¨®n del Madrid tiene un apoyo que es duro recordar: la c¨²pula que hoy dirige a los ¨¢rbitros ejerci¨® su carrera durante el ominoso negreirato. Nuestro arbitraje arrastra ese bald¨®n, que escuece m¨¢s por la impunidad con que pasea su sonrisa Laporta, para sarcasmo de sarcasmos lo ¨²nico que respeta Florentino de todo el f¨²tbol espa?ol. As¨ª que tenemos negreirato, Var y el Madrid saboteando. Los dos primeros factores no tienen soluci¨®n, y el tercero s¨®lo empeora si la respuesta a su carta no es calma y equidad, sino ese t¨¢cito ¡°a nosotros no nos va a asustar¡±.